PATIOS DE CÓRDOBA 2020
Patios de la Axerquía, la utopía de la azucena y el rosal sombrío en la era distópica
Al dueño de la casa de Ocaña el Covid-19 le ha arruinado las visitas y la promoción editorial de las ferias del libro, y Tafures y el Pozanco cuidan sus plantas con el mimo de siempre
UTOPÍA para el momento distopía . El nombre del sello editorial del que es propietario Ricardo González combate el cansancio por el confinamiento en la embocadura de la calle Ocaña , en el corazón de San Agustín . La casa patio, que entre otros premios logró el de Ornamentación Natural en la modalidad de Arquitectura Moderna en el año 1999 , es a la vez la sede de una empresita de edición de libros con un escaparate a la plaza de las Beatillas , cuya denominación aparece fijada en la cristalera con la tipografía de los Beatles . «Pasen, pasen», invita González a sus visitantes protegido por una mascarilla que lleva estampado el nombre del grupo de música Medina Azahara en rojo sobre negro.
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Al dueño de esta vivienda unifamiliar la crisis del coronavirus le ha cogido por partida doble: además de impedirle montar el patio ha paralizado la actividad comercial de Utopía , que entre sus filiales cuenta el sello El Páramo . «Habíamos hecho la inversión para las ferias que venían ahora y nos hemos quedado en la estacada. Aquí están los libros que no hemos podido poner en circulación», se lamenta mientras muestra «Hostias» de Goval , una monografía de Julio Anguita, un poemario de Pedro Roso y un tratado de ecologismo del periodista Ezequiel Martínez.
El aire ilustrado de este patio de la Axerquía Norte no parece una casualidad. Algún volumen que se ocupa de esta manifestación festiva de mayo afirma sobre él lo siguiente: «Su estilo es cervantino, similar a la Posada del Potro , y nos muestra la estructura original que alberga una galería porticada con arcos asimétricos sujetos a columnas de ladrillo árabe.El chino cordobés se ve embellecido por el pilón de ladrillo de uno de sus muros, este espacio nos muestra una variedad floral de gran belleza».
¿Y qué va a ser en estos días de esa gran belleza? «Aquí vivimos una familia entera y el patio lo montamos también para nosotros. Pero es una pena, la verdad, que no podamos recibir a nadie. No veo claro eso que está circulando de que van a intentar que haya un festival de patios en octubre. Es complicado», comenta Ricardo González.
Sobre el asunto, que es la comidilla de la mayoría de los propietarios, no se pronuncia Francis Serrano, con mando en plaza en el número 2 de Tafures, justo al lado de la plaza del Rector y del ábside de la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas . «He salido ahora a la calle por primera vez desde que empezó el confinamiento. Al entrar de nuevo en casa le he dado a los zapatos un agua con lejía. Aquí tienen mi patio, que no está tan bonito como me gustaría, o como ha estado otros años normales», dice la mujer. «Parece mentira que esto nos pase a estas alturas de la vida, que parecía que la Medicina era lo que estaba más avanzado. Pero esto es lo que tenemos», comenta la propietaria de la casa que en su palmarés cuenta con dos primeros premios (2013 y 2012) y dos segundos (2015 y 2014) en la modalidad de Arquitectura Moderna.
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Umbrío, acogedor y coqueto, el patio tiene por elemento principal un rosal desbordante que encuentra su contrapunto en los detalles ornamentales del mundo de la labranza o de los útiles domésticos, entre los que destaca una colección de platos de cerámica. La disposición de la vivienda del 2 de Tafures compensa la limitación del patio de recibo, que es el que ha entrado en concurso en los últimos años. «Tenemos otro patio interior, en el que sí da el sol, y ahí están muchas macetas que luego colocamos aquí. O colocábamos», subraya la dueña con un punto de nostalgia.
La mala suerte de la edición número 13
La pena y la resignación se ha extendido como una mancha por la Axerquía Norte, uno de los polos tradicionales donde los Patios de Córdoba siempre han sido fuertes. La cercana plaza del Pozanco es un buen ejemplo. Allí quien ha reinado casi sin competencia desde siempre ha sido el número 21, sí el del pasillo estrecho que va a dar a un espacio más abierto presidido por un pozo encalado. Pero hay quien ha cogido el relevo. Mercedes Romero se precia de ello. Su casa, que comparte con su hermano, está en el número 6 y ésta sería la edición número 13 en la que habría participado en el certamen. «Lo del trece ha sido una casualidad: hay gente a la que le gusta el número y no piensa que dé mala suerte», sonríe la vecina.
Es curioso observar cómo las casas con patio que se presentan habitualmente al certamen siguen manteniendo el gusto estético a pesar de que los elementos de la vida privada o doméstica ya no tienen que protegerse de las miradas ajenas. En el centro de la estancia descubierta del 6 de Pozanco, por ejemplo, hay una mesa en la que Mercedes Romero ha desayunado esa mañana y en la que hay un periódico, lápices, bolígrafos y una libreta, y que no estarían ahí, sino puertas de la vivienda adentro, en el caso de que el coronavirus no hubiera arruinado el concurso. «El equilibrio es importante», explica la mujer, que a falta de visitantes comparte imágenes de las plantas y de los objetos de decoración de su hogar con sus amigos y conocidos a través de Facebook . «A mí me gustan especialmente las orquídeas y las azucenas, además de mi colección de mariposas: para este año compré dos nuevas, y ya está colocadas», precisa para señalarlas a continuación. «Ahí se van a quedar hasta el año que viene, para que la gente pueda verlas», sonríe.
