Francisco J. Poyato - PRETÉRITO IMPERFECTO

Una pantomima vergonzante

IU debe tragarse ahora los reproches a la Junta por el tinglado de la Guadalquivir Foundation

Francisco J. Poyato
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Deben estar repicando en la mente de la parlamentaria cordobesa por Izquierda Unida Elena Cortés los justificados reproches que lanzó hace unos meses al consejero de Empleo en sede parlamentaria por el vergonzante caso de las mordidas al dinero para parados de programas de ayuda concedidos por la Junta de Andalucía al tinglado de la Fundación Guadalquivir Futuro. Los chicos de Cortés en el Ayuntamiento de Córdoba acaban de otorgarle el noble honor de ser el colectivo que más dinero se va a llevar de las polémicas ayudas sociales por las que el cogobierno, a la par, ha terminado de patear moralmente a las desdichadas oenegés de carácter católico (Red Madre, Adevida, Adoratrices, Hogar Renacer...). Así como a otras cuya «reconocida labor social», como reza en las bases de esta pantomima, está más que verificada; tal y como sucede con su experiencia (Down, Acpacys, Autismo Córdoba...).

Y ya sabemos cuál está siendo la «reconocida labor social» de esa fundación anidada en el PSOE y su criatura de Jóvenes Hacia el Futuro: investigación y sanción de la Inspección de Trabajo e investigación de la propia Junta de Andalucía (que ya sancionó a una de ellas con reintegro de ayudas en 2014), amén de las denuncias públicas que acompasaron las informaciones de ABC al respecto. Cuando a uno le dan una ayudita con esas medallas en el pecho es para estar muy orgulloso.

Elena Cortés, política hábil y muy ortodoxa en la praxis sectaria que ya conocemos en su largo paso por la política -pese a su juventud- y que replican otras afamadas seguidoras y correligionarias como Alba Doblas, nuestra concejal de los impuestos empoderados, no ha tardado mucho en hacer las llamadas oportunas para constatar el asombro del que no salía al conocer esta gran gesta de sus chicos en Capitulares. ¿Qué estarán pensando, señora Cortés, esas personas a las que se les obligaba a entregar parte de su sueldo, bajo amenazas, en algún caso, cuando hayan conocido este ejercicio de pulcritud técnica y justicia social que su camarada Del Castillo -no confundir con el insigne pintor del barroco, sino más bien con la brocha gorda del descaro- ha desplegado...? Esta misma pregunta fue la que usted le hizo en la Cámara andaluza al consejero de Empleo, quien se hacía cargo de la situación tan grave de los hechos acaecidos en el barrio del Guadalquivir.

Ni siquiera el detalle de que un miembro de la lista del PSOE a las municipales con doña María Isabel Ambrosio sea el presidente de uno de estos tinglados sociales (Jóvenes Hacia el Futuro) subvencionados ahora y que están siendo investigados está a la altura de esta nueva moraleja que dejan unos políticos incapaces e incompetentes a la hora de administrar el bien común, gestionar nuestros tributos o simplemente gobernar para todos y no los de siempre. Desde que la alcaldesa firmara en Navidad el decreto que sentenciaba a las oenegés de índole religiosa, e Izquierda Unida ponía en marcha su pantomima para hacer un reparto adecuado de estos fondos sociales, todo ha seguido el guión previsto, añejo ya en esto de la política.

Bases a la carta y óptimas para los colectivos de la cuerda y proyectos prioritarios para obtener la máxima puntuación acordes a las líneas maestras del librillo del «tripartito cogobernado» (monedas sociales, soluciones habitacionales, cooperativismo social, huertos urbanos o mediadores con las compañías eléctricas...). La normativa general de subvenciones en la que reposa esta falacia de convocatoria -bien escondida por cierto en la misma- contempla una serie de requisitos de exclusión de entidades con los que habría sido más que plausible el bloqueo de esas ayudas a este tinglado. Entre ellos, haber sido sancionados o reintegrar ayudas concedidas. Una pantomima vergonzante.

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