Apuntes al margen
De los muertos para hoy
La caída en desgracia definitiva de Susana Díaz deja un hálito de orfandad entre las agrupaciones fieles
NO van a encontrar aquí más astillas de las precisas del árbol caído de Susana Díaz . Rozar el cuarenta por ciento de los votos y mantener la mayoría en tres provincias frente a un candidato avalado por el Palacio de la Moncloa y por el número 70 de la calle de Ferraz tiene su punto. De hecho, tiene muchísimo mérito llegar a esos números con la ficción de que ella no fue nunca el aparato , que era una más entre la gente corriente .
La expresidenta de la Junta ha demostrado que, hasta en sus peores horas, cuando ya había perdido buena parte de los resortes de poder con los que ofrecer empleos y mejoras de vida, tiene un predicamento notable entre la siempre animosa federación socialista andaluza.
«Lo quiero muerto hoy». Es la frase que se le atribuye a Susana Díaz en conversación con la presidenta balear, Francina Armengol , que intentaba mediar en aquel otoño de 2016 , cuando la dirigente sevillana ordenó prender la mecha con la dimisión de 17 miembros de la ejecutiva federal . Aquel gravísimo, sideral, error de cálculo de quien siempre sobreestimó su poder orgánico y, sobre todo, siempre entendió que Sánchez , ay, debía retornar al papel de pelele que le asignó en el entramado de poder de la vieja guardia.
Espadas (o sea, Pedro Sánchez y José Luis Ábalos ) y Díaz negocian en estos días la salida digna, como si eso existiese, con el matiz de que no hay pacto del capó posible. Aquí no es viable sostener que, de teniente hacia abajo, no hay marrón de merienda. Esto ha generado una insólita sensación de orfandad entre las agrupaciones, como las de Córdoba , que han mantenido la fidelidad al oficialismo susanista hasta la última hora. Hay que reconocerles que han sido gente de palabra sabiendo como sabían que se habían quedado en minoría. Que había severas posibilidades de dejar de contar con el colchón que proporciona o proporcionaba la sede de la calle San Vicente .
«Sólo el tiempo permitirá reconocerle a Díaz que llegar a un 38% sin nada que ofrecer es todo un mérito»
El anuncio del secretario provincial de Córdoba, Antonio Ruiz , de que mantiene íntegros sus planes de cara al congreso provincial va en esa línea aunque parezca que haya corrido en exceso. Supuestamente, la victoria por cuatro puntos de los partidarios de Susana Díaz le da cierta ventaja en su candidatura a renovar el poder orgánico. La verdad verdadera es que los susanistas de esta mañana son los sanchistas de esta tarde. Vamos a ver corrimientos de lealtades, con perdón, en cuanto Díaz firme sus actas de capitulación porque nadie quiere estar en el lado incorrecto de la historia si con ello ve amenazado su estatus, sus posibilidades de renovar el cargo.
En el sanchismo cordobés —que es una entidad difusa y líquida, aún por estructurar— dan por hecho que el oficialismo cordobés levantará el teléfono y se sentará a hablar, que no va a ir a un encontronazo del que salgan todos con tres puntos de sutura en la frente. Los suyo, aseguran, es terminar el congreso provincial con una dirección que tenga un refrendo contundente para renovar el partido. Porque se va a renovar por las buenas de un congreso pacífico o por las malas de una intervención constante en las decisiones de carácter estratégico como quién se postula a presidir la Diputación . Que es donde duele.
E l alcalde de Montilla, Rafael Llamas , —el futuro del PSOE pasa por gente que no cuenta muchos chistes — es ahora mismo el que tiene todos los papeles para ponerse la camiseta de la Moncloa aunque las cosas permiten ahora vislumbrar, si hay sentido común, un pacto para respetar algunos intereses creados.
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