Cultura

«Mary», el único videoclub que sobrevive en Córdoba

Hace dos años, nuestra ciudad contaba con cuatro ahora tan solo queda uno

Interior de Videoclub «Mary» Rafael Carmona

María Diéguez

Alguno que otro se sorprende cuando pasa por la calle López Amo, del barrio de Santa Rosa , y ve abierto el videoclub «Mary» . El único que sigue en pie en Córdoba en estos tiempos de Netflix y HBO . A «Rafalín» le toca competir contra «Game of Thrones» , «Stranger Things» o la serie de turno. Debe luchar contra la inmediatez de elegir lo que el consumidor quiere ver desde el sofá de casa.

En el año 2000, cuando llegó a las casas el DVD , empezaron a abrir muchos videoclubs en nuestra ciudad. Seguro que algunos recuerdan el icónico Bliss-Bliss o el de Fuentes Guerra , actualmente cerrados. Hace dos años quedaban cuatro pero hoy el único superviviente es «Mary» que lleva treinta y ocho años ofreciendo el alquiler de películas a sus clientes. Eso sí, ya no vale solo con eso sino que toca reinventarse. Rafael Verde decidió seguir con el oficio familiar y darle una vuelta para resistir en estos tiempo convulsos: además de las películas, también vende libros y cómics.

Rafael Verde, dueño del Videoclub «Mary» Rafael Carmona

«No soy fan de la tecnología como les pasa a mis clientes», asegura Rafael. Ahora mismo, el perfil de las personas que siguen apostando por este modo de consumir cine no depende de edades , más bien de si les gusta la tecnología o prefieren que les recomienden una película y comentarla una vez vista. Algunos más jóvenes que se pasean entre las estanterías de «films» es porque lo llevan haciendo toda la vida, desde pequeños iban con sus padres. Recuerda Rafael que su padre le decía: «Hay que cuidar a los más pequeños porque serán nuestros clientes del futuro». Todo un acierto.

Otro perfil son lo que apuestan por alquilar los nuevos títulos de la gran pantalla que aún no han llegado a las plataformas digitales o alquilarlas en ellas es más caro. Por ejemplo, el precio de cualquier película en «Mary» es 2,50 , además de los bonos que salen más económicos, mientras que alquilar un estreno en la televisión de nuestro salón puede rondar los 4 euros.

También sorprende ver que a las 11.30 horas de un lunes, ya han pasado tres clientes. Uno para devolver «Los papeles del Pentágono» que vio el pasado viernes, otra chica para comentar la película bélica del fin de semana y el tercero para comprar una serie de DVDs.

Estanterías llenas de películas del «Mary» Rafael Carmona

Rafael es el único trabajador del videoclub ahora mismo pero recuerda con cierta nostalgia cómo se llenaba el local los sábados y no daban abasto intentando atender a todos en sus elecciones cinematográficas. Por eso, para futuros proyectos, Rafael quiere volver a ver el videoclub a rebosar así que no descarta crear «los domingos de monólogos» o una asociación cultural , «ya que siendo el único que queda en pie en nuestra ciudad, hay que apostar por él», dice convencido.

«Esto te tiene que gustar», sentencia el superviviente. Y es que son muchas horas de trabajo, todos los días de lunes a domingo y sin vacaciones porque «hay que llegar a fin de mes». Pero desde pequeño, acompañó a su padre en la faena de alquilar séptimo arte y no quiere dejarlo. Cuando le preguntan si va a cerrar «Mary», él contesta que aún le quedan años. Una lucha contra las estadísticas, de más o menos diez videoclubs que había en la ciudad hace una década a uno.

Videoclub «Mary» en el barrio de Santa Rosa Rafael Carmona

En estos nuevos tiempos, ir a alquilar una película al videoclub parece cosa del pasado. Entrar en el «Mary» es como montarse en el «DeLorean» y aparecer veinte años atrás. Los carteles de Charles Chaplin y «Lo que el viento se llevó» adornan el local que combina cómics de «Iron-Man» con el cine de estreno y más clásico, desde «Ha nacido una estrella» hasta la saga «Star Wars» . Un viaje al pasado que despierta los recuerdos de muchos pero que Rafael espera que ese viaje se convierta «en regreso al futuro».

Un futuro en el que los videoclubs seguirían estando en nuestras vidas. No de la misma manera que antaño pero sí acompañándonos en el disfrute de lo que rodea ver una película. «No hace falta saber de cine para que te guste el ritual que supone ir al videoclub», comenta Rafael, cuando se refiere a ir con algún familiar o amigo, elegir la película, verla y poder comentarla en «Mary».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación