La Graílla

Salga el sol por Antequera

La cifra del 80% de cordobeses contagiados crea indiferencia sobre todo por ser cierta

Urgencias del hospital Reina Sofía de Córdoba Valerio Merino
Luis Miranda

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Dentro de unos 4.500 millones de años , bisiesto arriba, bisiesto abajo, se terminará el hidrógeno que utiliza de combustible y el sol será una estrella muerta, como dicen que están muchas de las que todavía se ven en el cielo sin contaminación lumínica y cuya luz sigue llegando por lo lejanas que están. Con eso también terminará la vida en la tierra, o al menos esta vida de humanos, osos, tiburones, salamandras y quebrantahuesos, porque no sería imposible que reapareciera gracias a lo que aporte lo que se llama un cadáver estelar, que eso sí que es reciclaje y resiliencia.

El Ayuntamiento de Córdoba debe a los bancos 144 millones de euros y a veces paga intereses de dinero que ni siquiera ha gastado. Es menos que antes de que la crisis cortara el despilfarro, pero a cualquier familia con dos hijos le agobia mucho más la hipoteca de 90.000, con su cuota de más de 700 y su euríbor fluctuante, y no sólo porque el dinero público no sea de nadie.

La razón tiende muchas veces a repudiar el concepto de la eternidad y sabe que mucho antes que el sol se apagará el ser humano, y que en trescientos años todavía tendrán los alcaldes que firmar pólizas de crédito o no existirá algo parecido al Ayuntamiento, a los bancos o a los euros. Los niños de los años 80 nos soprendíamos al escuchar las condenas de algunos etarras , pero al llegar a adultos comprendimos que también tenía su Teoría de la Relatividad: los 4.797 inviernos que le echaron a Henri Parot se pasaron en apenas treinta para los demás mortales.

Los números son una representación de la realidad, pero cuando llegan a ciertas magnitudes se vuelven absurdos porque la mente es incapaz de comprenderlos y pasan a ser tan abstractos como el resultado de una calculadora científica . Tal vez por eso cuando dijo el consejero de Salud, Jesús Aguirre, que en febrero estarían contagiados por la cepa ómicron el 80 % de los andaluces no pestañearon ni él ni los que lo escuchaban si no fue para pedir alguna precisión.

Si en otros momentos se asistía al crecimiento de las infecciones como los antiguos cordobeses veían subir el Guadalquivir y acercarse a la Cruz del Rastro o a las huertas de la Fuensanta, ahora la cifra disparatada de 628.000 de 785.000 personas en la provincia, casi todo el mundo desde Conquista hasta Priego y de Montoro a Palma, provoca indiferencia sobre todo porque es cierta. A ella se llega induciendo a quien no tiene síntomas a que se haga una prueba casera y encerrando sin que lo vea un médico al que sólo note un dolor de garganta . Si es tan inevitable como el agotamiento del hidrógeno que le queda al sol, si quienes dan positivo no están lo que se dice enfermos y si los demás lo acabarán cogiendo, lo lógico sería quemar las mascarillas, repartir abrazos, acabar con los aislamientos, cerrar la ventana llevando primero a los pingüinos al sur de Chile y que salga el sol por Antequera.

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