Cultura

El legado de Pablo García Baena | Vida imperecedera de la inspiración y la amistad desde Córdoba

ABC publica un extracto del legado inédito del poeta, con manuscristo originales, cartas de grandes escritores y fotografías

El poeta, fotografiado en su casa en 2010 ROLDÁN SERRANO

Luis Miranda

MADRID, 15 de febrero de 1954. El hombre que escribe tiene el movimiento limitado por la enfermedad y el exilio interior, pero el corazón y la cabeza bullen de inquietud y se vuelcan en el papel. Para la poesía y para sus amigos . Es la carta de un andaluz a otro andaluz, y aunque otras veces hablaron de poesía y se intercambiaron letras para decir lo que habían sentido al leer sus libros, también tenían tiempo para hablar de sentimientos y de lo que los afligía.

«Verba volant, scripta manent» , decían los clásicos. No se pueden apresar las conversaciones y las confidencias en voz baja, pero sí que quedan en el papel las letras que se escriben para dar noticias de la salud y para preguntar por la ajena, para felicitar por un libro. Pablo García Baena (Córdoba, 1921-2018) pasó por la vida haciendo amigos antes que escribiendo versos, aunque en esto destacara mucho. Su poesía, y en uno de sus libros tuvo una sección llamada «De amicitia», era muchas veces una prolongación de aquel espíritu acogedor.

El alcalde de Córdoba en 1984, Julio Anguita, le entrega el título de Hijo Predilecto ABC

Lo que no se llevó el viento de las conversaciones habladas quedó escrito en cartas, en más de un millar de cartas que intercambió con amigos que muchas veces eran además escritores. La que se resume al principio la escribió Vicente Aleixandr e , ya entonces uno de los grandes poetas españoles vivos y más de veinte años después Premio Nobel de Literatura . Como él le escribieron Gerardo Diego, Jorge Guillén, José Manuel Caballero Bonald, Gabriel Celaya, Antonio Gala, Rafael Montesinos y Fernando Quiñone s, entre otros muchos.

Según su deseo

El poeta cordobés conservó esas cartas toda su vida y a su muerte sus objetos personales se convirtieron en su legado, que se entregó, según su deseo, a la Junta de Andalucía . La Biblioteca de Andalucía, con sede en Granada , ya ha culminado la digitalización y catalogación de todos los documentos, en los que están las cartas, pero también muchas fotografías de toda su larga vida, manuscritos de sus libros de poesía y textos en prosa, además de una rica biblioteca que incluye libros y revistas de poesía.

Luis Ortiz García , sobrino del escritor y portavoz de la familia, ha accedido y facilitado la petición de ABC de disponer de algunos de ellos, que ha enviado la Biblioteca de Andalucía.

A veces las cartas permiten reconstruir la historia de una relación que comienza con la inevitable distancia entre un poeta consagrado y otro más joven que escribe sus primeros libros y termina en amistad fraterna. En el epistolario con Vicente Aleixandre hay unas primeras cartas en que se dirige a él como «Querido García Baena», hasta que al final, y hay una de 1982 , tienen un tono de amistad y confianza muy distinto. Esta última muestra cómo el escritor derrocha creatividad al escribir de los asuntos cotidianos de su vida, como si la poesía fuese su forma de expresarse.

En una recepción con los Reyes eméritos en 1984; a su izquierda, Gloria Fuertes ABC

Gerardo Diego escribe a Pablo García Baena en 195 0 para darle las gracias por enviarle un ejemplar de «Antiguo muchacho», del que dice que es un «libro verdaderamente precioso». Llamativa es su correspondencia con Gabriel Celaya , un poeta muy leído en la segunda mitad del siglo XX en España , pero muy separado en temas y en estilo de Pablo García Baena . Tuvieron algún desacuerdo, pero se arregló pronto a juzgar por el texto, y en una entrevista con ABC el poeta cordobés se refirió como «muy buena persona» al autor de «España en marcha» .

La carta, con fecha de 18 de febrero de 1958, comienza con una confesión de esta distancia, y sin embargo rezuma afecto: «Nuestras poesías son tan distintas que algunas veces he pensado que quizá la mía ni siquiera te parezca poesía». La escritura del autor cordobés le parecía «suntuosa, sensual, cargada de esencias un poco turbadoras como los perfumes densos».

Antonio Gala, que dio sus primeros pasos como escritor guiado por los autores de Cántico, siempre se reconoció devoto de su poesía y se lo transmitió en una tarjeta poco después que se le concediera el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 1984: «Leyéndote, sé que mi vida iba a ser de otra manera».

Una carta de Caballero Bonald al escritor cordobés ABC

Las cartas están escritas siempre con caligrafía de personas que la cuidaban y que escribían con calma, y a veces la letra es casi artística, como la de las cartas del poeta jerezano José Manuel Caballero Bonald , que mantuvo una larga amistad surcada de admiración mutua con Pablo García Baena . A veces hablan de poesía y otras veces, la más, lo hacen de los proyectos de visitas, de cómo están de salud o de que la estación del verano avanza y el calor atenaza la actividad. Fernando Quiñones le envió algunos de sus poemas en sus cartas.

Otras tienen un carácter más personal, como las que le escribió el dominico Fray Rafael María Cantueso , un sacerdote muy querido en Córdoba . Su relación se mantuvo desde la infancia hasta la vejez, cuando los dos habían regresado ya a Córdoba.

Con el religioso Rafael Cantueso y Rafael Medina en 1954 ABC

En los remites de las cartas que le llegaron están también Rafael León, José Infante y Luis Antonio de Villena , que editó sus poesías completas y una antología de Cántico y se alzó como uno de los grandes defensores de su obra. También abunda la correspondencia con amigos de su grupo, como Mario López y Ginés Liébana, o muy próximos, como Vicente Núñez.

La vida de Pablo García Baena se cuenta también mediante los manuscritos originales, páginas mecanografiadas y textos de sus obras. En una de las cuartillas que figuran en estas páginas está el manuscrito original en el que escribió «Quinta Angustia» , un texto de 1987 incluido en un libro posterior. Si el poeta hizo borrones y llenó la papelera antes de contar con la versión definitiva, no están en ese folio, donde se transcribe con letra clara la primera versión de un poema que realizó por petición de la cofradía de las Angustias. Como no ha tenido sitio en la hoja, el final está escrito en los márgenes, pero apenas hay tachones, como tuviera muy claro qué alejandrino debía seguir al siguiente.

Correcciones

Están mecanografiados sus libros de poemas, algunos con correcciones y anotaciones realizadas a bolígrafo , y también borradores y manuscritos de sus obras en prosa. Pasó a la historia como poeta, pero escribió artículos y textos de todo tipo a lo largo de su vida, siempre con mucha inspiración, y una parte de ellos hablan de su ciudad, Córdoba , y de la Semana Santa . El legado tiene una larga colección de fotografías que abarca toda su vida, desde su infancia, cuando una cámara era un objeto que apenas estaba en muy pocos lugares, hasta la larga vejez en la que recogió en forma de premios y de reconocimiento los largos años dedicados a la literatura y a la amistad.

Son conocidas muchas de las fotografías de la época en que la revista « Cántico » era una realidad que servía para renovar la poesía española, en las décadas de 1940 y 1950, pero también las hay de su vida en la provincia de Málaga , donde vivió varias décadas. Muchas de las cartas se envían, de hecho, a la tienda de antigüedades «El Baúl» , que regentó.

Un poema que le dedicó al psiquiatra Carlos Castilla del Pino ABC

A partir de las décadas de 1980 y 1990 llegaron los reconocimientos. En este reportaje se muestra una del acto en que su ciudad de Córdoba le entregó el título de Hijo Predilecto . Era el 20 de mayo de 1984 y Luis Ortiz García , sobrino del poeta, cuenta que no era la fecha establecida. «La normativa decía que se entregaran el 29 de junio, aniversario de la conquista de Córdoba . Mi tío así lo quería, porque era el día de su cumpleaños y su santo», relata.

Se cambió porque el Ayuntamiento había invitado a la ceremonia en el A lcázar de los Reyes Cristianos a los Duques de Alba , Cayetana Fitz-James Stuart y Jesús Aguirre , su segundo esposo, un intelectual que había propuesto a Pablo García Baena para el premio Príncipe de Asturias de las Letras , el más importante de los muchos que recibió en los años siguientes. En aquella primavera ya sabía que se le había concedió y lo recogería en el otoño de ese mismo año: «No podían en otro momento y por eso el acto de entrega se tuvo que hacer otro día».

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