LITERATURA

«Juanita La Larga», el regreso de Juan Valera a su Arcadia de Andalucía  

La obra del escritor egabrense, que narra en la vejez el amor entre un hombre maduro y una joven, sigue viva a los 125 años de su publicación

Juan Valera, en su estudio de Madrid ABC

Felix Ruiz Cardador

HAY vidas que, por su riqueza y por los avatares que sucedieron, parecen muchas vidas y así ocurre con la del egabrense Juan Valera y Alcalá-Galiano , hombre de cultura ancha que llegó a ser ministro efímero con. U Amadeo de Saboya n literato que fue también diplomático y «donjuán» impenitente pero que se ha hecho un lugar en los manuales de Literatura como uno de los mejores escritores del siglo XIX español.

El hispanista Gerald Brenan , el autor de «El Laberinto Español» , dijo de él que fue el mejor crítico literario de la centuria junto a Menéndez Pelayo , mientras que su extensa correspondencia está considerada como la más interesante del periodo por las múltiples facetas que cultivo el escritor y político.

Valera, más allá de elogios y enunciados, fue también un narrador de voz poderosa, que se alejó del costumbrismo imperante en los libros de la época, para avanzar desde la sendas del clasicismo hacia la novela psicológica.

De esa labor nacen clásicos de la literatura española como «Pepita Jiménez» o «Juanita La Larga» , una obra que se podría denominar como de senectud’y en la que regresa a los paisajes de su infancia, a la atmósfera decimonónica de las localidades cordobesas de Cabra y Doña Mencía , donde creció y se formó, como símbolo de una Andalucía idealizada, del territorio al que se regresa para recordar viviencias que forman parte de la memoria más sentimental. Este año se cumplen justamente 125 años de que esta útima novela saliese a la luz por entregas en el diario «El Imparcial» , que dirigía el periodista Eduardo Gasset , protector de autores como Valle-Inclán y abuelo del filósofo José Ortega y Gasset . Una forma, la de entregar los libros por capítulos, tremendamente popular en la época y que contaba con una masa de lectores garantizada.

El libro vio la luz en el sello Fernando Fe ABC

«Juanita La Larga» es de hecho la novela que abre esa última etapa del novelista egabrense, como explica el profesor de la Universidad de Córdoba Blas Sánchez Dueñas, que ha estudiado la obra del autor.

La acaba poco después renunciar a su puesto de embajador en Viena, decisión que supone el final de una carrera como diplomático que en las décadas precedentes lo había llevado por países como Portugal, Italia, Brasil o Estados Unidos , por los que fue coleccionando vivencias y amoríos. De esa etapa ha quedado la correspondencia del autor como miembro del cuerpo diplomátioco.

De vuelta en Madrid y con problemas de vista, que se irían agravando, el escritor se vale en ese periodo de secretarios a los que les dicta sus obras. Destaca entre ellos Pedro de la Gala, un joven egabrense conocido familiarmente por la familia como Periquín. De esa intensa etapa, en la que Valera demuestra su enorme vitalidad al dedicarse de lleno a crear y no a compadecerse, saldrán no solo «Juanita La Larga», sino también novelas como la polémica «Genio y figura», de 1897 .

Cliché de la adaptación cinematográfica de Pepita Jiménez ABC

Ambas las publicaría el prestigioso sello editorial de Fernando Fe, un establecimiento legendario con sede en la Puerta del Sol y que fue sede de tertulias en las que se cruzaron escritores ya veteranos como el propio Valera, Pérez Galdós o la Pardo Bazán con los nuevos autores de la Generación del 98 que llegaban al Madrid de la Restauración, caso de Miguel de Unamuno o de Pío Baroja.

El escritor y crítico literario Andrés Amorós , autor del ensayo «La obra literaria de Juan Valera: la música de la vida», explica sobre «Juanita La Larga» que «es una novela alegre», como se evidencia en el nombre imaginario con el que designa a la localidad donde transcurre el relato, Villalegre. «Él estaba ya achacoso y había pasado por desengaños de todo tipo, pero con esta obra, y como contraste, quiere lanzar un mensaje de esperanza en el final de su vida», explica Amorós en el análisis del texto.

Una especie de reconciliación

Señala también el especialista que no es un hecho extraño ni insólito en el arte, pues algo similar le ocurrió a Beethoven , que acabó su vida con el «Himno de la Alegría» , o a Francisco de Goya , que, tras las pinturas negras, regresa a una visión más optimista con «La lechera de Burdeos». «Se puede decir que es una especie de reconciliación», explica Amorós, sobre la actitud vital del autor.

Lo que relata Valera en «Juanita La Larga» es el romance entre un hombre maduro y acomodado, Don Paco, y una joven de gran belleza, Juanita, que han de enfrentarse a los prejuicios y la hipocresía de la época. Según explica Amorós, es una obra optimista, sin rastro alguno de amargura, pues Villalegre «es una Arcadia a la que regresa el escritor, una Andalucía soñada desde lejos».

También explica que Valera, como es en él habitual, limita los aspectos costumbristas, y se muestra en cierto modo como «un retrasado a su época, pues escribe como Voltaire, pero también como un adelantado que anticipa en algunos rasgos la novela psicológica de un Aldous Huxley o un Thomas Mann ». Lo que al autor le interesa por ello no es tanto la trama sino los problemas humanos que subyacen. «Juanita la Larga es la historia de una mujer magnífica y una novela que acaba bien, por lo que podría ser un antecedente de los hermanos Álvarez Quintero , pero en realidad hay mucho más», explica Amorós.

Amorós: «Juanita la Larga es la historia de una mujer magnífica y una novela que acabe bien»

Añade que lo que podría ser una obra intrascendente lo convierte Valera «en un sueño clásico, pero muy en la lógica de su autor, que se pregunta si es posible el amor entre dos personas de edad desigual». En cuanto al lenguaje, el profesor de la Universidad de Córdoba Blas Sánchez Dueñas añade que una mezcla de un registro culto y coloquial, que se enriquece «con un sutil manejo del humor, de los sentimientos y de las emociones en el contexto de una armoniosa y bucólica vida rural». Valera «novela lo real y lo fingido, para recrear, con una profunda y rica visión, la vida de un pueblo», explica Sánchez.

La novela no es ajena tampoco a una de las grandes obsesiones de Valera: el mundo femenino, que acapara el protagonismo en otras grandes mujeres de la literatura del autor como Pepita Jiménez, Doña Luz o Asclepigineia. Juanita La Larga tiene su origen de hecho en un ensayo publicado dos décadas antes por el autor y titulado «La cordobesa», en el que reflexionaba sobre los caracteres arquetípicos de las mujeres que conoció en su tierra en su adolescencia y juventud.

También late en ella, como en el resto de su producción literaria, su concepción del amor como algo total, espiritual y físico a un tiempo, y las experiencias vividas por un hombre que tuvo a lo largo de su vida frecuentes desencuentros con su esposa, Dolores Delavat, y que coleccionó romances de muy diverso tipo con mujeres como la escritora Gertrudis Gómez de Avellanada, la actriz Magdalena Brohan, la noble Lucía Palladi o la joven norteamericana Catherine Bayard, hija de un secretario de Estado de EEUU . «Valera entendió siempre a la mujer como educadora y la llegó a comparar con el zahorí, en el sentido de que es quien encuentra en el hombre lo que está oculto», explica Amorós.

Clarín, el crítico más intelectual de la época, calificó la obra como «el veranillo de San Miguel»

«Juanita La Larga» tuvo una buena acogida de público y crítica, de tal modo que Clarín , el crítico más intelectual de la época, la calificó como el «veranillo de San Miguel», en referencia a que era una novela alegre y arcádica en los años ya invernales del autor egabrense.

En cuanto a los lectores, han sido generaciones y generaciones los que se han acercado a ella gracias a su fácil lectura, hasta convertirla en uno de esos clásicos mil veces reeditados. Incluso la televisión se interesó por ella cuando en 1982 se rodó en escenarios reales de Cabra una adaptación con Violeta Cela como Juanita La Larga y con actores como Conrado San Martín, Manuel Alexandre o un joven Imanol Arias en el reparto. Se emitió esta serie en la segunda cadena de Televisión Española y en competencia con «300 millones» y la teleserie « Dallas », que eran los programas que acabaran La Primera en ese momento, éxitos totales. Todo esto indica que «Juanita La Larga», tan joven, idealizada y bella como siempre, siguió intacta durante décadas y aún hoy cuando se cumplen 125 años de que apareciese por entregas y con olor a tinta fresca en las páginas periodísticas del diario madrileño «El Imparcial».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación