Contramiradas

José Manuel Belmonte, escultor: «Los artistas somos espíritus libres»

Es el autor de La Regadora, quizá la obra más popular de Córdoba. Rehuye las etiquetas y reivindica la libertad creadora más allá de tribus y cenáculos

La escultura de Belmonte, del monumento a la edición de bolsillo en Córdoba

Belmonte posa para ABC en su estudio Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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Es ya el escultor con más obra en vía pública de la historia de Córdoba. Y no es un dato menor. Sus monumentos a la cultura popular, singularmente La Regadora, forman parte del paisaje urbano. Es Belmonte . Un artista sólido, extraordinariamente técnico, prolífico, versátil y portador de una marca indiscutible cada vez más valorada.

Acaba de exponer en A Coruña. También en Valencia, Ceuta y Tomelloso. En octubre su obra se verá en Alemania. Y desde el 2 de junio el Colegio de Abogados acoge su serie 'Menos es más' . Allí nos recibe el miércoles a primera hora.

«Menos es más». ¿Está seguro?

En esta ocasión sí. El título tiene dos vertientes. A veces no hace falta terminar tanto una obra y, con un carácter más expresionista, dejando el pegote de barro, se puede conseguir lo mismo. Son esculturas pequeñas. Es complicado vender obras a tamaño natural por la parte económica y porque vivimos en cajas de zapatos. Decidí reducirlas por escaneado e impresora 3D.

Y se ha abonado al relieve. ¿Para trabajar menos?

El relieve está en desuso entre los escultores. Muchas galerías me dicen que para el relieve ya están los pintores. Es muy complicado: en un centímetro está condensada la anatomía. Tiene mucho de engaño: se juega con la luz, la sombra, el claroscuro . A mí me resulta fácil y más cómodo. Estás sentado con tu atril modelando y con el cafelito al lado.

Usted vive básicamente de los encargos.

Vivo básicamente del arte . Yo entré con 17 años en la Escuela de Arte y Oficio y los profesores ya me encargaban trabajos para sus empresas. Yo vivo de la cultura. Los artistas tenemos que implicarnos y exigir a las instituciones que se creen espacios expositivos y que salgan ayudas y subvenciones. Estoy muy volcado en apoyar a la gente joven que empieza. Allanarles el camino. Incluso prestar asesoramiento artístico o técnico. Soy un libro abierto. Tiene que ser así. Lo del secretismo de los profesores antiguos es absurdo hoy día.

El suyo es un taller abierto.

Los 365 días al año. No puedo estar todo el día con visitas porque no podría trabajar, pero vienen grupos y no me importa. La gente se lo pasa muy bien.

¿Es Belmonte ya el hijo pródigo de la escultura cordobesa?

Eso lo tiene que decir la gente. Cada vez me cuesta más trabajo hablar de mí mismo. Me da mucho pudor . Del artista tiene que hablar la obra. Que lo digan los demás. Hay gente que me dice: «Eres el Julio Romero de la escultura».

Se siente hoy más reconocido que antes de ayer.-Es verdad que ya me siento valorado. Cuando empecé no esperaba llegar a las cotas que estoy llegando.

Es verdad que ya me siento valorado . Cuando empecé no esperaba llegar a las cotas que estoy llegando.

Lo que sí parece fuera de toda duda es que es uno de los escultores más atacados de Europa.

De Europa no. Fuera del término de Córdoba, la gente no es tan crítica. Aquí sí. Aquí pasamos de la imaginería barroca a la vanguardia de todas las vanguardias. Y en medio hay muchas cosas. Estoy yo y otros artistas cordobeses. Que ni somos de imaginería ni del arte conceptual . Y lo veo absurdo. Porque vivimos en unos tiempos en que se acepta todo. Es verdad que me han atacado . Siempre me ha dado pena, sobre todo si son compañeros. Demuestran, en cierta manera, impotencia de ver que alguien hace cosas y ellos no llegan. Los artistas tenemos más cosas en común de las que nos separan. Cualquier artista me merece respeto . Estoy todo el día en el taller y sé lo que cuesta hacer una obra de arte. ¿Quién soy yo para decir si la obra de un compañero es mejor o peor? Yo opto por la pluralidad, la democratización, la igualdad, la transparencia. Es lo que defendemos desde el Grupo Córdoba Contemporánea .

¿Atacan su obra o lo atacan a usted?

Atacan mi obra y me atacan a mí también. A mí y a mis compañeros. Recuerdo cuando a mi amigo Rafael Cervantes por el cartel de mayo llegaron a meterse con su mujer incluso. Eso no se puede tolerar. Un día le comenté al pintor Antonio López la situación de Córdoba de ciertos sectores que intentan destruir y ensombrecer a otros. Se echaba las manos a la cabeza. «¡Anda ya! ¿Así estáis?!». Es una situación casi tercermundista. Que lo figurativo sea antiguo o decimonónico o de estilo «remordimientos», como me han dicho alguno en plan despectivo. Eso duele.

-Las tribus culturales

-Sí. Algunas muy sectarias e intransigentes . Lo veo absurdo en pleno siglo XXI. No me interesa. Intento ayudar a todo el que puedo y aprender y admirar la obra de los compañeros. Lo otro lo veo un poquito provinciano.

Tiene usted ya siete obras públicas. Más que Mateo Inurria.

Si no me equivoco, soy el escultor de todos los tiempos con más obra pública. Me siento muy bien. Sobre todo, cuando la gente me para por la calle y me da las gracias por embellecer Córdoba . Muchos se sienten identificados con la cultura de los patios. Yo he intentado representar esos recuerdos de mi infancia. He tenido la suerte de ganar concursos públicos. Otros han sido proyectos presentados por mí al Ayuntamiento. Como el de la Trilogía de los Patios . Ya lo doy por concluido y me siento muy orgulloso. Alguien me dijo que La Regadora es el monumento mas fotografiado de España.

Hace diez años usted dijo lo siguiente: «Me encantaría vivir de mi obra». ¿Todavía no lo ha conseguido?

Lo estoy empezando a conseguir. Cada vez salen más alternativas y vienen a mi taller más clientes y coleccionistas . Me están reclamando más galerías para montar exposiciones. Ya estamos toreando en la plaza de Madrid, de Galicia, de Cataluña. La gente me está etiquetando por obras como La Regadora o las mujeres de Colón, que tampoco me molesta.

¿Lo contratan por lo que no es?

Si a Miguel Ángel no le hubieran encargado la Capilla Sixtina no estaríamos hoy disfrutando de ella. Y para él fue un suplicio. Primero porque lo condicionaba la Iglesia. Y luego por las condiciones en que trabajaba. El encargo público te da la posibilidad de tener visibilidad . Es una exposición perenne. Yo mañana ya no estaré en el mundo pero mi obra seguirá estando. A mí eso no me preocupa, porque pienso que una vez que mueres se acaba todo.

¿Esculpir una obra es trascender?

En cierta manera, sí. Esa es la posibilidad de los artistas en general.

Julia Hidalgo sigue esperando que el C3A sea un proyecto maravilloso para los artistas de Córdoba. ¿Usted también?

A lo mejor ya no lo espero. Yo estoy viendo que eso va a tener poca solución. Estuve en las primeras reuniones en época de Rosa Aguilar . Siempre aposté porque fuera un centro múltiple y plural, que albergara las artes plásticas y escénicas, la música, la literatura, los talleres y que tuviera más contacto con el público. Cuando se hablaba de Centro de Creación Audiovisual, lancé una pregunta: ¿qué artistas hay en Córdoba que se dediquen a la creación audiovisual? ¿Tres? ¿Cuatro? ¿Y en Andalucía? ¿30? ¿Ese pedazo de edificio se ha hecho para 30 artistas? Me parece totalmente absurdo.

¿Belmonte no cabe en el C3A?

Perfectamente. En el arte hoy se puede aceptar todo por sistema. Siempre que sea bueno. La cabeza grande que he hecho me encantaría ponerla en la azotea del C3A .

¿El mejor Ministerio de Cultura es el que no existe?

Casi siempre meten como responsables de la cultura a personas que nunca han estado en contacto con la cultura . Para gestionar arte, hay que tener un mínimo de sensibilidad y de implicación con la cultura.

¿Echa de menos a Moreno Calderón?

Su gestión fue muy buena. Fue persona de consenso , que escuchó a todas las partes y le dio posibilidad a mucha gente que en gobiernos anteriores no habíamos tenido. Moreno Calderón está ahí y volverá algún día.

En su Whatsapp figura este lema: «Soy el amo de mi destino, capitán de mi alma». ¿Se siente «Invictus»?

Cuando leí el lema de Nelson Mandela me identifiqué cien por cien. Los artistas somos espíritus libres. El arte me ha cambiado. Me ha hecho más tolerante, más permisivo, más abierto. Con un pegote de barro puedo crear algo que puede ser belleza.

¿Y la Taberna de la Fuenseca es su descanso del guerrero?

Totalmente. Es mi zona de confort. No soy de bares, de pubs, ni de postureo. Cuando salgo del taller, intento desconectar y dejar el ego encerrado allí. Lo consigo yendo a la Taberna de la Fuenseca. Y allí va la gente del pueblo, que es la que yo quiero.

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