Viernes de jubilado

En busca de Elcano

Pepe Calvo nos descubre con su clara prosa a Magallanes y a Juan Sebastián Elcano en su difícil pero inseparable comandita

Calvo Poyato, en la presentación de 'La travesía final' en el Palacio de Viana RAFAEL CARMONA
Javier Tafur

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Cae el Covid como la hoja y parece que todo vuelva a la normalidad . De hecho, Pepe Calvo presenta novela . Un año sin novela de Pepe es un año atípico, insano, aburrido. Pepe tiene el raro don de hacer pasar a la historia lo que es novela y a la novela lo que es historia sin tensiones intelectuales. Lo uno le lleva a lo otro simpáticamente. Leer y escribir , estudiar e imaginar, sin solución de continuidad.

Se ha atrevido con Calderón , con la Sforza , con Prim , con el Gran Capitán , con Mariana Pineda ... Incluso con Vivaldi y Caravaggio , bajo seudónimo ‘ anglicano ’, que diría su hermana. Y aún le quedaba tiempo en su juventud para la enseñanza y para la política, con solvencia sobrada en ambas actividades. Lo de Pepe es renacimiento y universalidad. Los demás hacen lo que pueden en un mundo mediocre donde la creación es ocasional. Él vive con un libro en las manos, que solo deja para escribir otro libro. Los vagos pensarán que tiene un negro, pero el negro es él, que trabaja como tal. Por eso ha podido presentar su nueva obra en olor de multitudes. El Patio de las Columnas del Palacio de Viana no se ve así ni en elecciones con palmeros obligatorios.

En el 2019 dedicó su pluma fértil a Magallanes y a Juan Sebastián Elcano, en su difícil pero inseparable comandita. Ahora se la dedica solo al de Guetaria , después de la gloria , en la travesía final que aún queda tras la ruta infinita y circular a que se somete siempre la vida de un hombre. Elcano es un personaje grande de nuestra historia con tantas sombras como luces. Circundó el orbe con otros diecisiete. Entre trece, Pizarro conquistó El Perú . Es muy de españoles hacer cosas gigantescas en exigua reunión.

Pero el vasco no fue mejor que el portugués, fue más afortunado. Elcano debe su oportunidad única a Magallanes y Magallanes debe su fama última a Elcano . Entre sí se justifican. Porque uno fue, el otro llegó. Porque uno llegó, el otro creció también ante la posteridad. Porque uno desoyó al cabo el plan del otro, redondeó ese plan. Pigafetta , en su entretenida narración, les dio más o menos, a cada uno, su sitio justo en la aventura. Calvo añade los años siguientes al retorno de Elcano , demasiado oscuros para un triunfador. Fueron tal vez días iguales, días de progresivo olvido, días en que el héroe deja de serlo y tiene que buscarse otra vez el pan cotidiano. Parece que el Emperador aceptó relativamente sus explicaciones sobre su conducta rebelde y genial, gracias a lo cual tuvo pensión, escoltas, buena casa, jubones variados y mujeres que le dieron hijos, y a la postre un barco y más barcos para volver a las Molucas y morir donde murió su patrón y acaso él deseara hacerlo. Por pura solidaridad de cuerpo, por mera exigencia del honor, por estricta justicia poética. Pepe Calvo nos lo descubre con su clara prosa.

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