Contramiradas

Javier Márquez, músico de Córdoba: «Ara Malikian llamó y me dijo: 'Me ha encantado'»

Dos premios internacionales y un puñado de colaboraciones sublimes certifican el despegue de un joven músico que se abre paso en la new age

Javier Márquez, con sus instrumentos, en su casa de Córdoba Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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No podía imaginar aquel jovencito de la rondalla de Salesianos que casi cuarenta años después iba a terminar recibiendo dos prestigiosos premios internacionales y colaborando en la banda sonora de la serie española más laureada de la historia.

Pero aquí está Javier Márquez : tranquilamente sentado en una silla de su fabuloso estudio de grabación en su casa de Cañero, rodeado de pantallas y teclados, libros y discos, fotografías e instrumentos musicales de todo pelaje. Solo en viento, su especialidad, tiene más de cincuenta flautas distintas procedentes de las tradiciones musicales más dispares del planeta.

Por ejemplo, el bansuri, el duclar o el duduk armenio, en cuyo manejo ha revelado su extraordinario talento. Tanto que hasta el virtuoso violinista Ara Malikian llamó a su puerta para pedirle su colaboración.

«Me imponía bastante. Me enviaron las pistas y lo grabé desde aquí. Le encantó. Me mandó un mensaje de audio, me felicitó y me deseó que encontráramos la oportunidad de tocar juntos en directo». Ha colaborado durante años con el cantautor cordobés Luis Medina y también con Pipo Romero y Pavel Urkiza.

Su incursión en el mundo de las bandas sonoras ha sido portentoso. Ha participado con el compositor Pablo Cervantes en tres proyectos televisivos y hasta la imbatible serie 'La casa de papel' cuenta en su quinta temporada con el orgánico sonido del duduk armenio soplado por este multiinstrumentista cordobés que cocina sus melodías de new age en un apacible ático de Cañero .

Dos premios internacionales, banda sonora de «La casa de papel» y colaboración con Ara Malikian. ¿Qué más se le puede pedir a la vida?

Este año me está tratando muy bien. Últimamente me estoy llevando muy buenas sorpresas. Hace apenas tres semanas recibí una felicitación del presidente de la Diputación. No soy un personaje público pero vas viendo que cada vez tengo más reconocimiento . Son cosas que te animan a seguir adelante.

¿Su premiado disco «The shelter point» es su salto definitivo?

Nunca estás conforme con lo que sacas. Siempre quieres seguir avanzando. Yo por lo menos. Quiero seguir aprendiendo otro tipo de música, como la neoclásica, que ahora me interesa muchísimo. Autores como Ólafur Arnalds , Max Richter o Nils Frahm. Es lo que ahora más escucho.

He leído sobre usted: «Aliento neoclásico sobre inspiración new age y arreglos electrónicos». ¿Algo que objetar?

Me parece muy acertada esta definición.

¿En qué etiqueta se siente más cómodo: clásica, new age, minimalismo, neoclásico, folk?

Yo diría que new age , pero me cuesta centrarme en una sola. Es como los instrumentos: me cuesta centrarme en uno solo. Trato de cambiar continuamente y eso juega en mi contra. Aprendiz de mucho y maestro de nada. Me identifico mucho con el new age y la música clásica.

Javier Márquez, con una de sus flautas Valerio Merino

¿Las etiquetas encarcelan?

Podría ser. Eso depende de lo que cada uno quisiera asumir. Yo no considero que me aprisionen. Hago la música que me interesa. En mi disco hay un tema folk , el segundo es un tema celta y el tercero neoclásico. Trato de moverme por un estilo y por otro. No creo que juegue en mi contra lo de las etiquetas.

¿Su música suena a bruma y bosque atlántico o lo parece?

Sí, sí. Puede ser. Busco mucho la melancolía. Es el terreno donde más cómodo me encuentro y suele asociarse a paisajes de montaña . El viernes [por antes de ayer] voy a sacar un single que se llama «Quietud» y hace referencia a la tranquilidad, con muchos tintes melancólicos . Transmite tristeza y no sé por qué. Es el género en el que me siento cómodo.

«Me gusta mucho el flamenco, pero no lo veo fusionado con la música new age»

¿De qué le salva la música?

¡Buf! De la rutina. Es lo que me da ilusión por vivir. Además de la familia , por supuesto. Es lo que me hace levantarme día tras día: la ilusión por hacer nueva música. Es lo que me da la vida.

¿Cuántas horas le echa usted a esto?

Todas las que puedo y más. Dedico todo el tiempo que la familia me permite. Por las siestas o por las noches, aunque me quite horas de sueño .

A la familia la tendrá loca.

La verdad es que sufren un poco, pero ya me conocían. Yo ya hacía música antes de que mi mujer y yo nos conociéramos. Ella estudió canto y toca el clarinete y el piano .

Entró al universo mágico de la música por la puerta de la rondalla del colegio. Luego se matriculó en el Conservatorio en guitarra clásica. No acabó de seducirle. Pasó a guitarra flamenca unos años.

Y el impacto emocional que le produjo la película «La misión», con banda sonora de Morricone, lo empujó al estudio del oboe, en cuyo instrumento se acabó licenciando muchos años después. Hoy es profesor de música en la enseñanza pública. En mayo de 2021 publicó su segundo disco, «The shelter point», que no ha parado de regalarle satisfacciones personales.

Usted toca la guitarra, el oboe, la flauta, el duduk, el saxo, la percusión, el bansuri o el duclar. ¿Por ahorrar en músicos de estudio?

Siempre me ha gustado y no me he centrado solo en un instrumento. Siento mucha curiosidad por tocar todos los palos y los estilos. Para el disco, sí he contado con músicos profesionales, aunque yo tengo un bajo eléctrico y podría haberlo grabado yo.

«Mi música transmite tristeza y no sé por qué. Es el terreno donde más cómodo me encuentro»

¿Sueña con Mike Oldfield?

No. Me gustaría dedicarme como él a la música. Eso sí. Pero sueño más con Pat Metheny .

Que, para usted, es el músico total.

Uno de ellos, sin duda. Pero el músico total podría ser Johann Sebastian Bach .

Ha colaborado ya en tres bandas sonoras de películas. ¿Obsesión o casualidad?

Casualidad. Las oportunidades se van presentando y las he aprovechado. A mí siempre me ha gustado mucho la música en el cine, aunque la verdad es que no es a lo que yo me quiero dedicar. He tenido la oportunidad de colaborar con compositores audiovisuales y no me gusta la presión que sienten. Trabajan con tiempos muy cortos donde todo va muy deprisa. Aquí en España el compositor se dedica también a mezclar y masterizar . No hay gente que se dedique a orquestar o a hacer las partituras. No hay presupuesto para eso. En EE.UU . es distinto.

Y la new age es lo contrario del estrés.

Sí. Y yo disfruto más en ese terreno. Hago la música que me apetece en cada momento, aunque es verdad que no me da de comer a día de hoy. Me encantaría.

¿Ennio Morricone o John Williams?

Ennio Morricone. No quiere decir que de John Williams no me gusten sus melodías. Claro que sí. Por ejemplo, «La lista de Schindler». Pero hay melodías de Morricone que me parecen divinas.

Dígame la mejor banda sonora de la historia del cine.

«La misión», de Ennio Morricone . Tanto que estudié un instrumento por esa banda sonora. Ese disco lo tengo súper trillado.

«La música me salva de la rutina. Es lo que da ilusión para vivir»

¿Y qué hace un músico de new age como usted en la capital de la guitarra flamenca?

Es verdad. La música new age no se consume mucho en España. Se consume más en EE.UU. Y la verdad es que me gusta el flamenco. Escucho mucho a Vicente Amigo y trabajo con un artista de Cádiz, Pipo Romero, que fusiona el folclore y el flamenco con la música celta. Pero sí: es un poco contradictorio hacer este tipo de música en Córdoba.

Javier Márquez, en un momento de la entrevista Valerio Merino

Vicente Amigo tiene un disco donde mezcla flamenco y música celta.

Y me encanta. Para mí, es uno de los mejores. De hecho, he transcrito las melodías del disco para estudiarlas con el whistle.

¿La new age y el flamenco son agua y aceite?

Los veo muy antagónicos. La verdad es que el flamenco se ha fusionado con muchos tipos de música, pero con la new age no lo veo mucho.

Puede usted inventar.

Habría que investigar.

¿La dictadura de las discográficas se ha terminado?

Sí. Todavía los grandes artistas funcionan con discográficas . Gracias a que han cambiado los tiempos con las plataformas digitales, hoy es muchísimo más fácil llegar a un público que antes no era fácil llegar. O contratabas con una discográfica o no te escuchaban fuera de tu círculo de gente.

Y usted es un músico libre.

Sí. Ahora mismo sí. Y es una suerte decirlo. Eso también tiene su parte negativa. Es más difícil y todo depende de ti.

¿Para cuándo el himno de Cañero?

Lo miraremos.

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