Holding andaluz con sede en Córdoba

Diez años de la quiebra del grupo Sánchez Ramade | «La banca y las Administraciones no ayudaron»

ABC analiza diez años después la caída del segundo mayor holding empresarial andaluz: 1.500 millones en ventas y 4.000 empleos

Tienda de Urende en la avenida del Aeropuerto de Córdoba Valerio Merino
Baltasar López

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A caballo entre finales de 2020 y el presente 2021, se cumplen diez años de fechas clave de la desaparición del Grupo Sánchez Ramade . Llegó a ser el primer conglomerado empresarial de Andalucía no cotizado por volumen de negocio y lideró el ranking por facturación de las firmas de Córdoba . ABC analiza aquella desaparición con dos protagonistas de excepción de aquellos años: quien fue su vicepresidente, Eugenio Sánchez Ramade , y quien fue juez de lo Mercantil en la época de su desplome, Fernando Caballero.

Primero, los datos para recordar lo que fue. Con divisiones de construcción ( Noriega ), electrodomésticos (tiendas de Urende ), cines, automoción o informática, cerró 2008, cuando el ladrillo colapsaba y se desataba una crisis general , aparentemente bien. Logró 1.406 millones en ventas , un 3% menos. Tenía unos 4.000 empleados.

Pero el impacto de una triple recesión , financiera (la banca cortó el crédito y reestructurar el existente se complicó), de la construcción y de consumo, se evidenció poco después. En octubre de 2010, Noriega SL, promotora de su división de construcción (gran pilar del grupo), presentó concurso de acreedores voluntario .

Local donde tenía su sede la constructora Noriega en Córdoba Valerio Merino

Tenía sobre todo deuda con entidades financieras , con las que era complejo negociar al vivir su propia crisis . De sus poco más de 1.000 millones de débito , alrededor de 700 eran con la banca. No logró cerrar un convenio con los acreedores (propuesta de reducción de deuda y aplazamiento de pago) y en diciembre de 2012 pidió su liquidación, que sigue aún. Fuentes conocedoras de ese proceso dicen que «en algo más de un año» podría acabar.

Explican que, de los alrededor de 700 millones de débito con la banca, se « han cancelado ya más de 640 . Contaba con unos activos cuya valoración rondaba los 850 millones». La norma fija un orden de cobro y las entidades financieras, con débito hipotecario, están en el más alto. Los proveedores no han logrado cobrar aún, pero los interlocutores consultados apuntan a que no eran un número relevante. Los trabajadores (40) fueron incluidos en sucesivos ERE y percibieron lo que les correspondía.

Del desplome de Noriega SL, aún son visibles las ‘huellas’. Entre sus bienes liquidados , están sus oficinas en Colón. Estas últimas (sin uso) habían vuelto a salir al mercado. Hasta hace días, estaban en venta en la inmobiliaria Castellana Real Estate por 1,07 millones. Fuentes del sector comercial cuentan a ABC que una firma ha hecho una reserva para adquirirlas . El reguero de su colapso se ve también cuando Hacienda publica su lista de morosos: en 2019, debía 37,1 millones.

Nave en el polígono de Las Quemadas que pertenecía al grupo Valerio Merino

A finales de 2010, mientras el grupo intentaba salvar Noriega SL y otras filiales de construcción , que acabaron corriendo igual suerte que la promotora, Urende , su otro buque insignia, ya sufría problemas . Encalló en septiembre de 2011, cuando pidió voluntariamente concurso de acreedores. En 2010, la cadena tenía 26 tiendas en Andalucía, sobre todo, y el resto del país, y 920 trabajadores.

Poco después de un año, solicitó su liquidación al no poder llegar a un acuerdo con sus acreedores . Su deuda era de 232 millones. En 2018, Urende quedó extinguida. Fuentes conocedoras de esa liquidación dicen que, del débito, se pudieron afrontar 180 millones. «Su deuda estaba concentrada en banca y grandes proveedores. No se pudo abonar ningún débito a proveedores », aseguran. La plantilla sí recibió las cantidades que debía percibir.

Eugenio Sánchez Ramade: «La banca no dio ningún apoyo. Al contrario: nos puso el pie en el cuello. Y las Administraciones se pusieron de canto»

Emblemas de Urende son aún visibles. Su centro logístico y su tienda en Las Quemadas son hoy la sede de una empresa (PKS) y su gran establecimiento de la avenida del Aeropuerto lo compró Lidl en 2018, pero sigue sin uso. ABC contactó con esta cadena de supermercados para conocer sus planes. Su respuesta fue que es «un proyecto que estamos valorando».

Entrada a Cinesur El Tablero Valerio Merino

En septiembre de 2012, era CMI, matriz del holding -en su balance, el peso de Noriega era muy alto-, la que iba a concurso, con una deuda de 128 millones . En marzo de 2014, estaba en liquidación. Poseía Cinesur, potente cadena de cines. Aquí tenía las salas de El Tablero, que siguen abiertas. En su proceso de extinción, dicha cadena se vendió al grupo galo MK2 por 10,5 millones.

El desmoronamiento afectó a otra de sus divisiones más relevantes, automoción , vía ventas, sobre todo, y concurso. Destacadas fueron las instalaciones, concesionario y taller , de Opel que abrió Coauto (una filial del grupo) en 2007 en Las Quemadas, tras invertir siete millones. Sánchez Ramade las vendió a principios de 2013 a Tecsa. Siguen operando como Opel Fyrsa .

Fernando Caballero, juez de lo Mercantil: «Afectó su desaparición: tras caer ellos, ya nadie podía decir que era invulnerable a la crisis»

El que fue vicepresidente del grupo en aquellos años convulsos, Eugenio Sánchez Ramade , explica a ABC que el hecho de que Noriega no pudiera sobrevivir fue « definitivo» para que todo el conglomerado cayera . «Fue la precursora de la quiebra del grupo. El resto de las divisiones hubieran seguido operando si la banca hubiera mantenido sus compromisos», defiende.

Asegura que «2009 y 2010 fueron una convulsión absoluta ». Arrancaron con el hundimiento de Lehman Brothers y su «efecto rebote en todas las economías del mundo y sobre todo en el sector inmobiliario». Eso, sigue, llevó a que casi todas las grandes compañías de dicho sector se encontraran «en un caos, pues en nuestros balances el peso de la banca era importante».

Y las entidades financieras llevaron, de «manera unilateral y según cómo veían los mercados», a «una depreciación de nuestros activos, básicamente solares. Y tuvimos un desequilibrio patrimonial». «Se estuvo realizando en la medida de lo posible la renegociación bancaria , se dio la imposibilidad de conseguirla y se presentó ese concurso», profundiza. Era octubre de 2010.

Concesionario Opel que perteneció al grupo Valerio Merino

Además, en aquella época, «dado el cierre que las entidades financieras hicieron a todo el grupo», tuvieron que vender activos, como su potente división informática en diciembre de 2010 ( Diasa Informática ). Si dicho «cierre» de la banca, insiste, «se hubiera circunscrito a la división inmobiliaria , entonces el resto del grupo se hubiera salvado».

Cuando se pregunta a quien fue su vicepresidente por qué no pudo sobrevivir este gigante , es rotundo: «La supervivencia estaba en manos de las entidades financieras y las Administraciones». «Por ninguna de las dos hubo ayuda -sigue-. La banca no dio ningún apoyo a nuestra continuidad . Todo lo contrario: nos puso el pie en el cuello para que se cerrara».

A Gobierno , Junta y Ayuntamiento de Córdoba les acusa de «ponerse de canto». «Hoy, vemos rescates públicos de empresas con menos de la mitad del peso de nuestro grupo, que tenía casi 4.000 trabajadores ». Confiesa que el desplome de Sánchez Ramade fue «muy traumático»: «Era una catarata de problemas , financieros, pero también humanos. Había que cerrar y despedir a casi 4.000 personas. Muchas llevaban décadas colaborando con la dirección».

El hombre que lidió con los concursos de este grupo, y comenzó las liquidaciones, fue Fernando Caballero , titular del Juzgado de lo Mercantil de 2006 a 2015 y hoy magistrado de la sección Civil de la Audiencia Provincial. Por orden cronológico, del de Noriega, recuerda que fue «el concurso con el mayor pasivo de Andalucía ».

Maribel Rodríguez Zapatero (UCO): «El efecto de la inexistencia de crédito iba a ser exponencial para el grupo. Fue una tormenta perfecta»

Señala que se vio en dificultades en «el momento más inadecuado». «Estábamos en plena recesión inmobiliaria », apunta, y la banca vivía su propia convulsión, con una crisis financiera y lastrada por el crack del ladrillo . «Si no hubiéramos estado en ese escenario, a lo mejor hubiera sido posible una refinanciación de la deuda con los bancos», sugiere.

Apunta que la caída de Noriega, aquí alude no sólo a la promotora sino también a su firma de construcción y obra civil (NEOC), que se liquidó igualmente, impactó en negocios que trabajaban para ellas: «Su principal cliente fue a concurso y no pudo saldar su deuda, con lo que ellas fueron también a concurso. Era un castillo de naipes ».

De Urende, confiesa que fue una «sorpresa» que fuera al juzgado a reestructurar su deuda . Aunque con esa firma tenía «más esperanzas» de lograr su viabilidad, acabó desapareciendo del mismo modo. «No olvidaré el día de su cierre: 5 de enero de 2013 , previa de Reyes. Estaba ya en liquidación, pero sus tiendas abrían para poder vender en Navidad lo máximo y satisfacer a los acreedores hasta donde pudiéramos».

Ignacio Sánchez Galán junto a Javier Sánchez-Ramade en 2008 en Córdoba

Cree que Sánchez Ramade se topó con una crisis financiera y de consumo que hizo que «no pudiera salir adelante». Su desplome afectó «muchísimo» a Córdoba «no sólo» en su economía, sino por la «sensación que generó: si habían caído ellos, ya nadie podía decir que era invulnerable ante la crisis. Fue un antes y un después».

Hay otras voces consultadas por ABC que señalan a la entrada en el año 2007 (justo antes de que estallara la crisis) en Iberdrola del grupo cordobés . Cuando las renovables y eléctricas estaban en auge, la decisión llevó pareja una inversión de 425 millones de euros en dos tandas (350 y 75 millones) para fortalecer un 1,1% de acciones de la compañía dirigida por Ignacio Sánchez Galán. Hay quien cree que este paso les pudo someter a una factura importante cuando después estalló la recesión.

Las oficinas de Noriega en Colón o la tienda de Urende de avenida del Aeropuerto, que es de Lidl, siguen sin uso

El análisis concluye con una mirada exterior. La aporta Maribel Rodríguez Zapatero , profesora de Organización de Empresas en la Facultad de Ciencias del Trabajo de la UCO. Asegura que, tras el derrumbe de este grupo, hubo dos factores. El primero fue un entorno de «recesión económica y financiera sin precedentes».

El crecimiento de Sánchez Ramade, reflexiona, había sido « financiado mediante deuda hasta ese momento». «Y de repente aparece la crisis financiera, con una parálisis absoluta de flujo de dinero de la banca al tejido empresarial, provocando un ahogamiento financiero en la compañía, que finalmente generaría la imposibilidad de devolver su deuda», argumenta.

Añade una segunda razón. Hubo una « excesiva integración vertical » en este holding. «Compraban el suelo, lo promovían, construían en él y amueblaban con Urende sus pisos», recuerda. Ambos factores, sostiene, conformaron «una tormenta perfecta». «Los efectos negativos y perversos de la inexistencia de crédito iban a ser exponenciales para el grupo», sostiene

Su desaparición, finaliza, tuvo un impacto «devastador» en la economía cordobesa: «Se perdieron muchos e mpleos directos e indirectos y muchas pymes proveedoras de servicios al holding se verían arrastradas con él».

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