La A-4 tiene cuatro radares, pero uno de ellos no coincide con un punto negro
La A-4 tiene cuatro radares, pero uno de ellos no coincide con un punto negro - Valerio Merino
TRÁFICO

Cuatro «puntos negros» cordobeses no tienen radares de la DGT

En las carreteras cordobesas hay 12 radares fijos, algunos de los cuales ponen 21 sanciones diarias

Córdoba Actualizado: Guardar
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Cada año, la Dirección General de Tráfico (DGT) hace público cuáles son los llamados «puntos negros» de las carreteras españolas, aquellos en los que más accidentes se han registrado y donde estos han revestido de mayor gravedad. Y en Córdoba, hay vías que repiten año tras año en las listas: no faltan las infraestructuras que mayor volumen de tráfico soportan, como la A-4 o autovía de Andalucía, ni carreteras convencionales como la que une Lucena con Iznájar o la que discurre hasta el aeropuerto.

Aunque la mayoría de ellas cuentan con radares para el control de velocidad, si se cruzan las ubicaciones de los mismos con los puntos de mayor siniestralidad según la DGT se descubre que no todos se encuentran ubicados donde, por lógica, deberían estarlo para prevenir accidentes derivados del exceso de acelerador.

De hecho, hasta cuatro de estos puntos negros no tienen cerca uno de estos mecanismos -con un teórico fin disuasorio al que muchos conductores le afean, sin embargo, un afán recaudatorio- y de ellos, tres carecen de radar a lo largo de todo el trazado de la vía.

Una de estas carreteras críticas sin radar fijo es la A-331, que une las ciudades de Lucena e Iznájar pasando por Rute. Según el registro de siniestralidad de la DGT, en esta vía se produjeron en 2014 seis accidentes -cinco por salida de la vía y uno más por colisión- que llevaron al organismo dependiente del Ministerio del Interior a señalar como puntos negros los kilómetros 18,8 -en la entrada a Rute- y algo más adelante, en el 4,7.

Tampoco cuenta con radar la N-437, que parte de la Avenida del Aeropuerto de la capital hasta el aeródromo cordobés. Un tramo en el que se produjeron siete accidentes ese mismo año, la mayoría por colisión. La DGT señaló entonces como peligrosos los tramos a partir de los kilómetros 2,8 y 4,1.

Tampoco aparece en la lista ningún dispositivo fijo en la A-342, que une Cabra con Monturque, cuyo kilómetro 5 también ha sido señalado como punto negro en los últimos ejercicios. La autovía de Andalucía, A-4, cuenta a lo largo de su trazado con cuatro radares fijos dispuestos entre los kilómetros 410 y 417, que son los que mayor concentración de accidentes registran. Sin embargo, no está cubierto otro punto negro de esta autovía estatal, el correspondiente al kilómetro 402.

Al margen de estas excepciones, la mayoría de los radares distribuidos por las carreteras cordobesas se corresponden con zonas de mayor siniestralidad en las que un control de la velocidad podría evitar la sucesión de accidentes. No todos son dispositivos fijos; también los radares móviles cumplen esta función, por lo general en carreteras más pequeñas y con menor flujo de tráfico

Los más «chivatos»

En total son doce los radares fijos con los que cuenta la provincia, según los últimos datos de la DGT. La A-4 es la que aglutina mayor número de ellos, con cuatro, seguida de la N-432, con tres. Según datos de Automovilistas Europeos Asociados, son las autovías las que más infracciones de los límites de velocidad registran. En concreto, en 2014 los que más sanciones por exceso de velocidad emitieron fueron precisamente los de la A-4, concretamente el ubicado en el punto kilométrico 410,2, que pone unas 27 multas al día. Le siguió de cerca el de la A-45, ubicado en Lucena, que puso una media de 21 sanciones diarias. Pero no sólo sucede en las autovías: las carreteras convencionales no se quedan atrás, sobre todo el de la A-339 en Cabra, que puso 4.779 multas durante 2014, seguido del ubicado en Espejo (N-432) y el de Alcaracejos (N-502). Los radares se encuentran señalizados y persiguen el fin de disuadir de posibles excesos de velocidad.

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