Cultura
Cincuenta años del nacimiento del grupo Zubia | Poesía de Córdoba en tiempos de cambio
Por este colectivo pasaron algunos de los nombres principales de la literatura cordobesa de las últimas décadas
Corría el año 1972 y la dictadura del general Francisco Franco enfrentaba sus últimos años . Los trabajadores de Michelín protestaban en Vitoria y Nixon visitaba China, mientras en las radios comenzaba a sonar ‘Un beso y una flor’ de Nino Bravo, cantante que perdería la vida en accidente de tráfico al año siguiente. Fue ahí, en ese contexto crepuscular del franquismo , cuando nació en Córdoba el grupo poético Zubia , de cuya formación, en febrero de aquel año, se cumplen ahora 50 años .
Creado en un inicio por autores como Carlos Rivera o Francisco Gálvez , fue un lugar de encuentro para poetas que ya habían participado en aventuras literarias en los años precedentes y que acabarían conformando el panorama de la poesía cordobesa de la Transición y los primeros bríos democráticos tras la diáspora de los miembros de Cántico y la muerte en 1968 de Ricardo Molina. Como explicaba Manuel Gahete en un artículo publicado por la Real Academia en 1999, la formación del grupo respondía más que nada «a una necesidad íntima de escribir y al espíritu febril de rebeldía y solidaridad humanista».
La presentación de Zubia se hizo palpable en una antología , el medio que se utilizaba para dar a conocer esas nuevas tendencias. La publicó la editorial Católica Española de Sevilla ese mismo año de 1972 y en ella aparecían textos de los ya mencionados Carlos Rivera y Francisco Gálvez y de otros autores como Diego Peláez, Pepe Ramírez, Rafael Madueño, Román Jurado, José Luis Amaro y Pedro Luis Zorrilla.
Se plasmaba en dicho volumen un texto fundacional , con muchos ecos de la retórica de aquel momento en el que ya se barruntaba la necesidad de construir una España nueva en todos los campos. Hablaban los jóvenes poetas cordobeses en ese texto «de nacerse cada día en la autenticidad humana y en la universalidad y diversidad poética». Partiendo de estos principios, y 2ya unidos y comprometidos en una visión del hombre como portador de valores inalienables, fuimos fraguando nuestra poética heterogeneidad que es a la vez nuestra unidad poética», añadían. También advertían que no aspiraban a ser «bandería ni claustro creativo» y se conformaban con «ser un toque de rebato común del quehacer poético de España ».
Como era común en este tipo de formaciones, la disensiones comenzaron pronto y ese mismo año arrancaron las salidas de autores y las entradas, que a veces se debían a cuestiones estéticas y otras veces a cuestiones más mundanas nacidas del choque de personalidades.
El abandono más conocido fue el que llevaron a cabo los poetas Francisco Gálvez y José Luis Amaro , que fundaron luego una de las revistas poéticas más longevas del periodo, ‘Antorcha de paja’. Por contra, se fueron integrando de forma más o menos estable en Zubia otros autores más jóvenes que con los años acabarían siendo claves en la poesía cordobesa de la democracia, como es el caso de Juana Castro , de Carlos Clementson , del propio Manuel Gahete o de Antonio Rodríguez Jiménez. Finalmente, el núcleo duro del grupo lo conformaron el fundador Carlos Rivera junto a Lola Salinas, Francisco Carrasco, el montillano Manuel de Pablos y la escritora leonesa afincada en Córdoba Mercedes Castro.
La eclosión de poetas
La memoria de Zubia sigue viva hoy en Francisco Carrasco , que en su domicilio de la plaza de San Felipe guarda los ejemplares de la revista, libros y numerosos recuerdos. De aquella época, explica que los poetas se reunían primero en el bar Negresco , que estaba en la calle de la Plata, y más tarde en la casa de Francisco Natera . De esos encuentros nacieron precisamente los dos principales logros del grupo: la revista ‘Zubia’ , que a lo largo de tres etapas fue un escaparate para la nueva poesía cordobesa, y el premio Ricardo Molina , que nació en 1973 en homenaje al autor de ‘Elegías de Sandua’.
La revista , a pesar de su cierres y reaperturas, fue un elemento fundamental de la dinamización de la poesía cordobesa de la naciente democracia a finales de los 70 y en los 80. En ella se pudieron leer textos de los autores de Cántico, algunos de los cuales volvían a escribir tras un largo tiempo de silencio, y también de nuevos autores que comenzaban a dar sus primeros pasos, como es el caso de Alejandro López Andrada. En cuanto al galardón, fue una iniciativa feliz que, pasado el tiempo y con la ayuda del Ayuntamiento de Córdoba, se convirtió en lo que es hoy: uno de los certámenes literarios más prestigiosos de España .
La desaparición de Zubia se produjo en 1988 . De hecho, ese formato de asociarse en grupos y de darse a conocer en revistas comenzaría a dar paso en esa época hacia el modelo que hoy pervive: el de poetas que defienden su individualidad desde edad temprana y que consiguen visibilidad no ya con revistas sino gracias a los numerosos premios poéticos que hay en todo el país.
Visto con el paso de los años, es innegable que Zubia fue un nexo de conexión entre el venero de Cántico , que entonces no tenía el prestigio que tiene hoy, y las nuevas generaciones que estaban por venir y que con los años convertirían a Córdoba en una de las ciudades de España con más poetas por kilómetro cuadrado. Quizá el lastre del grupo es que siempre defendió la diversidad y no apostó por una estética común o una toma de posición única, pero también eso permitió que fuese la plataforma para que autores de muy variada condición encontrasen el contexto necesario para desarrollarse.
Tras la desaparición de Zubia , sus integrantes siguieron creando . Hoy no cabe duda de que el grupo, cuyo nombre procede del árabe, cumplió con su significado y fue en esos años un canal del que fluyó en Córdoba el agua siempre necesaria de la poesía y la literatura.
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