Desaparición

Las cartas a Paco Molina de su madre: «¿No merezco un adiós, un beso, un 'Mamá, estoy bien'?»

La familia del joven desaparecido en Córdoba hace cinco años escribe sus sentimientos sobre él

Rosa e Isidro, padres de Paco Molina, durante la concentración a los cinco años de su desaparición Álvaro Carmona
Luis Miranda

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«¿Es que no merezco un adiós, ni un beso de despedida , ni un decir ‘Mamá, estoy bien?». Hay cartas que se escriben y no se pueden enviar, y sin embargo para quien las remite sirven al menos para comunicarse, para decir lo que se quedó en el aire. Como gritos desesperados que no se escucharán, pero que canalizan la angustia. Desde hace cinco años, Isidro y Rosa no conocen el paradero de su hijo Paco Molina , que desapareció sin dejar rastro y sin decir a dónde iba. Sus padres no han dejado de buscarlo en este tiempo, la Policía sigue varios hilos y aunque lo que le dicen no puede tener respuesta, Isidro y Rosa siguen hablando a Paco y pidiéndole que regrese a casa o que al menos dé señales de vida .

Las cartas que le dirigen están escritas más con la tinta del dolor que de la esperanza, pero de todo hoy, y son sobre todo de la madre. Hay cariño y también hay reproches por el sufrimiento que están pasando. «Ni pensar podía, ni imaginar, que mis desvelos contigo pudieran valer tan poco. Todo lo hice lo mejor que sabía y por supuesto por tu bien . No lo dudes. Pero nunca pude imaginar que tú me lo devolverías así».

Las cartas empezaron muy pronto. Al mes de la desaparción en aquel verano de 2015. «Volvamos a empezar, nos queda mucho por pasar juntos », decía. ¿Cómo celebra el cumpleaños una madre que no sabe dónde está su hijo? También ese día escribió una carta y hasta le prometía una tarta de galletas para cuando pudieran celebrarlo juntos. En sus textos late la idea de la desaparición voluntaria del hijo y de las malas compañías: «Te has dejado aconsejar mal , cuando pase un tiempo lo comprenderás». Por eso en otra de las cartas, Rosa le insiste en la gallardía de regresar: «Si te dijeron que eras valiente por ser capaz de irte, ya te digo yo que no es de valientes el irse sin decir adiós y a escondidas a los seres que más te quieren».

«No temas volver; yo antes de irte ya te había perdonado», dice en otra de las misivas

En otras ocasiones, Rosa no se dirige a su hijo, sino a quienes puedan darle alguna pista sobre su paradero. De «esa persona que sabe algo y cree que es tarde para hablar» piensa que «no tiene nombre en el mundo si no deja que esto termine, pues también tendrá padre y madre y a lo mejor hermanos». Muchas veces la madre le recuerda el sufrimiento que padecen todos, los familiares y también los amigos que ha dejado en Córdoba. Otras muchas le promete una vida nueva sin reproches por la desaparición. «Paco, no tengas miedo de volver. Yo antes de irte ya te había perdonado . Volvamos a empezar como si nada, porque cuando te vea se me va a olvidar toda esta amargura que tengo», promete.

También Isidro, el padre, se dirige al desaparecido. «Mi o bsesión por educarte me ha impedido ver muchas cosas y no sabes lo arrepentido que estoy por no darme cuenta. Eso me duele desde lo más profundo que te puedas imaginar. Siento no haber estado a la altura ni a tu lado en ese momento en que te dejaste engañar», se reprocha. Hay cartas en las que la madre llega a momentos profundos y desvela conversaciones con su hijo . Por eso ella, confiesa, le decía que más que su madre no le iba a querer nadie, pero él dejaba una frase misteriosa: « Vives con miedo ». Y sigue con miedo, confiesa, y quisiera que fuera su hijo, que tenía 16 años cuando se marchó, el que regresase para quitárselo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación