Perdonen las molestias

Soleá de Chamberí

Como Camarón de Ardoz y Paco del Escorial levanten la cabeza de la tumba os vais a enterar de lo que vale un peine. So fartuscos.

Vicente Amigo, durante un concierto en la Mezquita-Catedral de Córdoba Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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El flamenco nació en Madrid. Lo acaba de certificar la señora Almudena Negro, parlamentaria autonómica y crítica flamenca en sus tardes libres . Y razón no le falta. Nació en Alcorcón el gran cantaor Antonio Fernández «Fosforito» , como todo el mundo sabe, aunque su DNI lo vincule torticeramente con Puente Genil . Y se dio a conocer en el Concurso Nacional de Cante Jondo en 1956, celebrado a carta cabal en la madrileña localidad de Móstoles , donde arrasó con sus portentosos cantes de Chamberí y la desgarradora soleá de Alcalá (de Henares).

Pongamos las cosas en su sitio. Y los fandangos, en Fuencarral . Que es donde deben de estar. Por mucho que Huelva se empeñe en apropiarse de uno de los palos señeros del arte caló. Como Jerez se adueñó de la bulería, forjada a golpe de fatiguitas y candelas en el barrio de Salamanca. Y tirititrán. Que otra cosa no, pero duende y compás sobran por un tubo en el distrito del Retiro .

Solo hay que meterse en sus tabernitas para tomarse una copa de fino de Malasaña y escuchar una alegría de Argüelles, que no se pué aguantá. Por la gloria de mi madre. Fue aquí, por cierto, donde las manos prodigiosas de Vicente Amigo tocaron el cielo del flamenco, aunque algunos quieran empadronarlo en el cordobés barrio de la Fuensanta y adjudicarle como maestro a un tal Merengue de Córdoba . Un poquito de seriedad, por el amor de dios.

Los andaluces son así. Holgazanes y fulleros desde que se levantan (tarde) hasta que se acuestan. Gente que va por ahí atracando la cultura ajena y bautizando los palos flamencos con topónimos andaluces. Granaína, malagueña, rondeña, soleá de Triana, cantiñas de Cádiz, verdiales de Málaga. Hay que tener poco sentido del pudor para apoderarse por la cara de uno de los géneros de música popular más ricos, complejos y genuinos del planeta. Un género nacido en Chamartín , macerado en Lavapiés y coronado en Cercedilla, como todo el mundo sabe.

Como Camarón de Ardoz y Paco del Escorial levanten la cabeza de la tumba os vais a enterar de lo que vale un peine. So fartuscos.

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