Perdonen las molestias

Un escritor

Alejandro López Andrada es una voz necesaria para reconstruir el mundo rural

Alejandro López Andrada, poeta y escritor Rafael Carmona
Aristóteles Moreno

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Fíjense en Alejandro López Andrada . Un escritor que utiliza todo su arsenal lingüístico en apuntalar un mundo que se viene abajo. A veces, lo imagino montado en un paquebote a la deriva achicando agua con una cubeta de playa. En otras, se nos viene a la cabeza como un albañil tapando desconchones y sosteniendo sobre sí un edificio en ruinas.

El mundo rural agoniza . Y ahí está López Andrada con su verbo resiliente enfoscando agujeros y sujetando las vigas de un universo a punto de desplomarse. La última vez que hablé con él en estas mismas páginas, me dijo: «La España rural desaparecerá sin remedio». A simple vista, la frase parece una hipérbole. Pero, si la observas con los ojos de un entomólogo, verás que se trata de un desgarrador grito de auxilio.

Alejandro López Andrada es un militante incombustible de su pueblo. Villanueva del Duque . El último censo cifra su población en 1.494 resistentes. Otras localidades de Andalucía contabilizarán su padrón por habitantes. De acuerdo. Pero en el Valle de los Pedroches se cuentan por resistentes. Porque, hablemos claro, hay que ser un héroe para mantenerse a bordo de un barco que hace aguas por todas partes.

Un escritor que reconoce el magisterio de los pastores no es un escritor cualquiera. Es un demiurgo que se resiste a que el cosmos deslumbrante de su infancia se esfume ante el empuje arrollador del mundo urbano. Por eso, levanta las palabras como un arma de amor para defender a los estorninos, dar voz a los hortelanos y acariciar a las setas de chopo.

La gente humilde, dice López Andrada, te puede dar lecciones sobre los misterios de la vida. Gente que ha construido su biografía sobre un kilómetro cuadrado y su currículo prof esional cabe en una cáscara de nuez. Para todos ellos, nuestro hombre de Villanueva del Duque ha compuesto una obra colosal como un escultor modela con sus manos un monumento de barro cocido.

El mundo rural languidece. Es absolutamente cierto. Pero ahí está Alejandro López Andrada para reconstruirlo, piedra a piedra , en el desván reparador de la memoria. Que es donde habitan todos los sueños imposibles.

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