Semana Santa Córdoba 2022

Jueves Santo de Córdoba, el mismo cielo aquí en la tierra

Una multitud arropa a las seis hermandades de la jornada, en un día para la historia, con la incorporación del palio de la Esperanza del Valle

Semana Santa de Córdoba 2022: ABC te trae la guía más completa

Itinerario y horarios del Viernes Santo en Córdoba

Palio de la Virgen de la Esperanza del Valle, la gran novedad del Jueves Santo Valerio Merino
Julia García Higueras

Julia García Higueras

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El Jueves Santo es un mosaico de virtudes teologales, de sentimientos extremos por la muerte en la cruz, de evocaciones eucarísticas. Es Córdoba en esencia. Las alegres multitudes y las numerosas novedades, con la venia de un tiempo agradable, incluso caluroso por la tarde, pusieron el sello al Jueves Santo.

Los cofrades de las hermandades del Jueves Santo venían de sufrir los dos años de la pandemia más uno de castigo adicional, pues el mal tiempo en 2019 les estropeó la posibilidad de procesionar. Este jueves no. Por eso las ganas eran gigantes, la ilusión había aumentado y los estrenos que ofrecieron, muchos, se amontonaban ante quienes aguzasen un poco la vista y el oído.

En los cortejos se apreció que muchos de los niños que hicieron estación de penitencia por última vez en las calles han dejado de serlo. Dejaron la infancia durante el oscuro tiempo de la pandemia. Y guardaron en el armario de la memoria su esclavina para afrontar el inexorable y decisivo avance en la vida.

La juventud les permitió afrontar con arrojo y sin vacilación este primer caminar en Semana Santa bajo el peso del capirote y la severidad del cubrerrostro. La duda de si el cuerpo resistiría la penitencia y de cómo sujetar con pulso firme el cirio se disipó pronto.

Son los nazarenos jóvenes que quieren seguir manteniendo viva la llama que sus padres y abuelos han encendido. Los jóvenes nazarenos miran al futuro sin miedo, con las ganas que les da su condición. «Voy a salir», gritan a los cuatro vientos. Sin más. Con la certeza de que la Sangre de la Nueva Alianza se derrama para la redención del mundo.

El Cristo de la Caridad tuvo el acompañamiento musical de la banda de cornetas de Coronación de Espinas

Fue Jueves de Caridad . Una insólita estampa sonora llegó con el Cristo de la Caridad y la dolorosa a sus pies. Por primera vez fue sin el acompañamiento de la banda y la tropa del Tercio Gran Capitán de la Legión, que estuvieron en Málaga. Y sí por primera vez caminó con la seriedad de los sones de la música de la banda de cornetas y tambores de la Coronación de Espinas de Córdoba.

El numeroso público que atestaba la calle para verlo nada más salir de San Francisco era el primero en escuchar la primera banda distinta a la de Legión que va con las imágenes desde 1952, cuando se plasmó el nombramiento del Tercio como hermano de honor.

Representación de los legionarios Rafael Carmona

No obstante, iba una representación de los legionarios. Impresionante la fuerza del crucificado de San Francisco y la Virgen de granadina hechura a sus pies. Los cirios se convertían en caminos de luz que enmarcaban el mayor acto de amor, el juevesl de amor fraterno.

Su calvario, enteramente compuesto de claveles rojos , avivaba la blancura del cuerpo del crucificado y chocaba con el negro manto de la Virgen. El Señor estaba en las calles para transmitir el mensaje de la salvación, en su discurrir hacia la Santa Iglesia Catedral.

Fue Jueves de Mayor Dolor por el Caído. En la cuesta de San Cayetano aguardaba otro de los inconfundibles del Jueves Santo. La cofradía se presentó este año en la calle con la mejor imagen posible.

Todos y cada uno de los hábitos nazarenos y de esclavinas se han renovado confeccionados en tejido de sarga. Mantienen color y diseño con el morado de las túnicas y el negro de los cubrerrostros con galón dorado, y cíngulo negro.

Dragones

Eran 500 los hermanos de cirio que acompañaron a Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad. No han mermado en número, pero la cifra de niños ha disminuido un poco.

El paso del Señor recuperó los dragones dorados con tulipas que rodean la peana y dos cartelas en dorado con cabezas de ángeles, una a cada lado de la peana. Sobrecogía Jesús Caído ataviado con la túnica de San Juan de la Cruz, bordada por Francisco Pérez Artés. Su mirada era la misma, aun pasados tantos días desde la última vez.

Ya ha sido visible en movimiento una fase de la reestructurción del palio de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad

El palio de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad lucía ya una fase de su reestructuración: nuevas almas y nuevos tinteros para que los varales fueran sueltos, con mucha más movilidad . La banda de música de la Virgen de la Esperanza ponía a la gente en el mismo cielo.

En su entrada en carrera oficial el Caído, como hermandad de los toreros , podía verse a José María Montilla, Rafael González Chiquilín y los hermanos Tejero.

Muy simbólica su presencia, y más aún cuando este año el Caído y la ciudad al completo conmemora los 75 años de la muerte de Manolete, que fue hermano mayor de esta corporación.

Jesús Nazareno

Fue Jueves Nazareno. Los iris morados que estaban debajo de Jesús Nazareno son eternos, como su vertical figura. El Señor de los Señores no cambia, pese a que todos los que los admiraban eran distintos.

María Sanrtísima Nazarena, este Jueves Santo Ángel Rodríguez

Tras Él la Nazarena , de belleza inapelable, llevaba rosas blancas de dos tamaños. Muchas novedades en su palio: ya de los años de la pandemia era la mesa nueva del palio, aunque no se había admirado. Y los nuevos respiraderos del palio para aligerar su peso, obra de Manuel Valverde, pero sin perder nada de la impronta de los primitivos respiraderos, que eran de madera de eucalipto.

Recién restaurados lucieron los cuatro ángeles de la peana de plata de Jesús Nazareno, un trabajo de Emilio León. Junto a ellos, las nuevas imágenes de los Evangelistas en las capillas de cada una de las esquinas del paso del Señor. En la capilla central, la reliquia del padre Beato Cristóbal de Santa Catalina.

Expectación en Poniente

Además, resultó un Jueves de Fe y Esperanza . «Con Fe y amor llegarás al cielo». La leyenda de la cruz de guía de la hermandad sacramental de la Sagrada Cena se plantó en las calles de Poniente como siempre.

Firme, en medio de un barrio joven y paso largo para el extenso camino por delante como declaración de intenciones. Este año la Virgen de la Esperanza del Valle hizo más honor a su nombre que nunca. Llevó esta virtud a quienes en medio del valle de lágrimas padecieron la enfermedad, el desasosiego, la dificultad económica.

También sufrieron los cofrades de esta hermandad, que vieron posponer el truncado Jueves Santo de 2019 a tres años después. Por primera vez la sagrada imagen desfiló en procesión bajo su personalísimo palio manierista por las calles de este barrio en estación de penitencia hacia el templo mayor.

Niñas de esclavina acompañanando a la Virgen Valerio Merino

Lo hizo precedida de sus inconfundibles capirotes de terciopelo verde en contraste con los cubrerrostros granates del cortejo del Señor. Fue una instantánea muy llamativa habitual de otras décadas pasadas, si bien en la actualidad es la única de la Semana de Pasión que combina en su cortejo cubrerrostros de color distinto en sus dos tramos. Muy llamativas en su candelería algunas velas rizadas con forma de lazo, con diseño de Álvaro Doctor.

El alegre movimiento de las bambalinas (las cuatro bordadas completamente) hizo pensar en el tiempo no tan lejano en que el techo de palio ya diseñado por Julio Ferreira sea una palpable realidad. Las lágrimas destilaban a chorros por los centenares de rostros congregados en una bulla para el recuerdo. El sol estaba en todo lo alto del cielo.

Tubamirum

Tubamirum, con marchas clásicas y de los nuevos autores, no sonaba nada fúnebre, más bien al contrario: muy triunfal . La dolorosa de Miguel Ángel González Jurado, linda rosa blanca como las que lució ayer, encandiló a niños y mayores con todo el verdor de su palio y manto. A la altura de la parroquia de Santa Teresa se vivió una intensa lluvia de pétalos.

El Señor de la Fe, el que mantiene fuertes a sus devotos todo el año, volvió a sostener el cáliz más amargo , volvió a revivir la traición de Judas. El exorno floral, en tonos granates, se compuso de rosas, calas y verdes.

La Agrupación Musical Sagrada Cena interpretó marchas de corte eucarístico , como no podía ser de otro modo en el preciso instante en que Jesucristo instaura este sacramento. Esta formación vio que cobraban sentido cada una de sus notas, elevadas durante tanto tiempo. «Cantemos al Amor de los amores» llegaba hasta el cielo.

La belleza

Fue Jueves de Angustias . La delicada belleza de la Virgen, pese a su inmenso dolor y su rostro con lágrimas, portando a su hijo muerto hizo tocar el cielo con los ojos. La Virgen iba ataviada con el manto negro del siglo XIX.

La piedad, sobre un monte de claveles rojos y en las jarras también esta tonalidad en las flores, rezumó belleza mientras el alma se detenía en el brazo caído del Cristo. Atemporal resultaba la espina que la Virgen lleva en la mano derecha porque la acaba de quitar de una de las cejas del Señor.

El sonido de una banda de música volvió a acompañar de nuevo el paso de la magistral piedad de Juan de Mesa. La formación sevillana de El Saucejo, con la que se firmó en 2020, deleitó con sus marchas.

El cortejo estrenó en todos los cubrerrostros de los nazarenos nuevos escudos , con lo que quedan unificados. Y también recuperó el tradicional regreso a su templo de San Agustín por la calle Juan Rufo.

Primer plano del Cristo de Gracia Ángel Rodríguez

Cómo no, siempre Jueves de Gracia. El Santísimo Cristo de Gracia y María Santísima de los Dolores y Misericordia, en su paso, realizaron la ansiada estación de penitencia. Flores variadas en blanco y tonos malvas, y los característicos espárragos, se convirtieron en ofrenda de todo el pueblo.

El Jueves su multitud de devotos le hizo llegar más alto que nunca sus oraciones. Los poderosos brazos abiertos en la cruz sobrecogieron y abrazaron a Córdoba otra vez.

La agrupación musical tocaba con toda su alma tras el crucificado. Por la Ronda de Andújar interpretó ‘Pange Lingua’, ‘Cristo de la Salud y buen Viaje’ y ‘Virgen de la Hiniesta’. Sabor a penitencia mientras se escucha ‘Oh, pecador’.

Cuando Jesús Nazareno y la Caridad ya se recogían en sus sedes, paladeando cada minuto de su estación de penitencia, el tramo restante del Jueves Santo discurría hacia las horas más íntimas y plenas, el mercurio daba una tregua .

La Madrugada

Comenzaba a abrirse camino la noche y la Madrugada, de la mano del Cristo de la Buena Muerte, sobre un monte de claveles rojos.

La plaza de San Hipólito asistía expectante. Nuestra Señora Reina de los Mártires lució sobre sus sienes la corona de salida restaurada y una decoración floral con claveles blancos. La profundidad e intimismo en absoluto y riguroro silencio de sus nazarenos eran la bisagra ideal para transitar hacia el Viernes Santo.

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