VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL ASCENSO EN CARTAGENA

Pepe Escalante: «No fue el ascenso de un club, fue el ascenso de una ciudad»

El entonces entrenador del Córdoba recuerda los pasajes de la gesta blanquiverde

Escalante, en la plaza de Las Tendillas Valerio Merino

A. D. Jiménez

Escalante quedó en el recuerdo del cordobesismo como uno de los héroes de Cartagena. Era el entrenador de un equipo que se sobrepuso a multitud de obstáculos para llegar dependiendo de sí mismo al partido decisivo, a la última batalla de Cartagonova. Pasado el tiempo, recuerda con emoción aquella noche en la que abrió las puertas de la gloria.

¿20 años son muchos tras aquel ascenso de Cartagena?

Parece ser que no son muchos, porque se siguen acordando los que lo vivieron e incluso los que no. Ahora lo están viviendo por lo que les están contando. Es bonito que lo vivido entonces fuera tan fuerte como para que se recuerde.

Seguimos con el tiempo: 16 años de espera para regresar.

Mucho tiempo y esos 16 años conllevan muchas vicisitudes. Pasaron cerca de 40 entrenadores antes de que se consiguiera. Había mucha gente que no conocía lo que era la Segunda División. Por ello, espero que ahora sólo tardemos un año en regresar.

¿Un recuerdo de aquella noche?

Lo que más me impresionó y lo he comentado en bastantes sitios fue el silencio. Cuando terminó el partido, los seguidores de Cartagena pasaron de animar de manera bestial a los suyos al silencio. Sólo se escuchaban nuestras voces. Inolvidable.

¿Ese partido lo ganó el Córdoba ese miércoles o en el anterior de casa?

Lo tuvimos todos en cuenta. Porque nuestra mentalidad en el partido de El Arcángel era de ir a por todas. Ellos sólo necesitaban un empate en dos partidos y tenían la ventaja de cerrar en su casa, un sitio en el que no habían perdido en cuatro años. Nosotros nos lo teníamos que creer, ganarles y decirles en el campo que también le podíamos ganar en su casa. Hicimos, además, cuatro palos.

Se dice que Escalante tiene algunas manías. ¿No le desmotivaron tantos palos?

Eso fue un poquito de verdad, porque nuestra idea se fue fraguando. De hecho, el recibimiento que tuvimos allí fue de miedo. Hasta gente de la directiva nos estaba esperando a nuestra llegada y nos llovió de todo. Incluso, recordamos que cuando llegamos nos pusieron el «We are the champions» y eso me sirvió para motivar al equipo.

El equipo empieza perdiendo, empara y se pone por delante. ¿Fue la media hora más larga de su vida?

El gol de Ramos vino precedido de una roja a Garrido, uno de sus centrales. Esa jugada para ellos fue fatal. Nosotros hicimos un cambio final de tres centrales y sólo nos llegaron una vez y Leiva sacó una gran mano. Juanito, por ejemplo, me dijo que cuando hice esa variación ya sabía que ganábamos.

Y Córdoba entregada a ustedes.

Fue muy emotivo desde que acabó el partido y todo lo que nos encontramos. Hay que recordar cómo fue la segunda vuelta. Nosotros veníamos huyendo del descenso a Tercera y terminamos ascendiendo. Además, fue un año en el que también tuvimos un encierro, aunque no llegamos a encerrarnos. Pero eso da para pensar que el ascenso no es de un equipo o de un club, el ascenso fue de una ciudad. Nos sentimos arropados por todos y hasta nos ayudó que fuera un año de elecciones municipales.

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