Decalle

Senderismo en Cádiz, caminos de la Sierra de Grazalema

Visitamos algunas de las mejores localizaciones y senderos para profundizar en un entorno de gran valor

Sendero de la antigua calzada romana cerca del río Ubrique ABC

Luis Ybarra Ramírez

Un mapa viejo entre las manos. Arrugado, en desuso. Un sinfín de alternativas, cientos de veredas gaditanas con amables vistas a la sierra y tan solo unos trazos ajados de papel para decidir el siguiente destino. El campo en la provincia de Cádiz parece inabarcable. Por su flora, por su fauna, por lo desconocido de algunas áreas y lo sublime de otras. Por eso, de entre todas las localizaciones posibles, seleccionamos las más recurrentes , como si tratásemos de dar de forma casi azarosa con el racimo de lentisco más bello del lugar. Existe, pero hay que salir a buscarlo.

El parque Natural de la Sierra de Grazalema se ubica en el extremo más occidental de la Cordillera Subbética, ocupando una superficie de más de 50.000 hectáreas . La riqueza paisajística de este macizo se debe a diversos motivos, pero uno de los más evidentes es de las abundantes precipitaciones , lo que hace que todo se tiña, suene y sea diferente. Unas particularidades climáticas y orográficas que hacen de él un entorno rural de enorme interés turístico.

Los mil senderos

El dedo roza dudoso la superficie del mapa, y lo primero que presiona es un destacado en negrita: Grazalema. Desde aquí, podemos echar los trastos al bolsillo y comenzar a caminar. ¿Hacia dónde? Pues hacia el camino de los Charcone s , que arranca más allá del campo de fútbol de la localidad, el Puerto de las Presillas o el peñón Grande , que se eleva pedregoso con brusquedad. Al superar este, al otro lado, se extienden los Llanos del Endrinal , un descenso con curiosas formaciones creadas por la disolución de la roca caliza donde deberíamos fijar como objetivo la cueva de las Dos Puertas . Una ventana de tonos grises y verdes en la que cualquiera desearía despertar cada mañana.

El hombre ha llegado a la luna, pero se ha dejado lugares de la Tierra sin tocar. Lo mejor de este, probablemente, es que entre la mencionada Grazalema y Benamahoma no hay posibilidad de confundirse, ya que todos los trayectos ofrecen algo parecido: naturaleza inmaculada. Eso sí, antes de aventurarnos, es aconsejable consultar la información precisa para evitar el susto de la pérdida o las dificultades de ciertos terrenos.

Los árboles se abrazan robustos unos con otros en el sendero del pinsapal, un poco más al Norte de la sinuosa red comentada anteriormente. Y, si ponemos rumbo Este por la carretera A-732, nos toparemos con el Parking del sendero del Torreón , atalaya de rapaces, buitres leonados, cuya colonia en la cercana Garganta Verde es una de las más numerosas de Europa, y cabras montesas que juegan al equilibrismo en las paredes más verticales. El pico está a 1.654 metros de altura y los días claros se descubre al fondo el Estrecho de Gibraltar, que ayuda a situarnos. O todo lo contrario. Dónde estamos.

Avanzamos a Benamahoma con los arroyos susurrando en los oídos. Los Llanos del Campo , el sendero del Tesorillo y el del Descansadero , en el que una hermosa fuente húmeda de tiempo y de agua nos recuerda aquello de la gran pluviosidad, casi se asoman al pie de nuestro itinerario. El sendero del río Majaceite tiene como punto de partida al propio pueblo, motivo por el que se ha convertido en uno de los más transitados.

Llanos del Republicano ABC

Villaluenga del Rosario, Ubrique y Benaocaz también conservan un entramado agreste muy atractivo. La antigua calzada romana al pie del río Ubrique, desde la que se aprecia la cima del salto de la Mora, donde están los restos arqueológicos de la antigua ciudad de Ocuri, del siglo II a.C. nos plantea una escapada en la que entra en juego la historia. El calmado embalse de los Hurones, el Puerto de las Viñas con ecos de queso payoyo y los Llanos del Republicano , con el vasto Navazo Alto, vuelven a sugerirnos largas caminatas. Mochilas a la espalda, la vegetación columpiándose a su antojo bajo los orificios nasales y una secuencia de estampas salvajes superponiéndose ante la mirada de los visitantes. En cada municipio, cuentan con distintas posibilidades al alcance de la mayoría de usuarios; no es necesario un equipo profesional ni entrenamiento previo. Tan solo, repetimos, información previa.

En el extremo superior del parque, antes de que los surcos esmeralda tiendan a lo clorofila, Zahara de la Sierra se reserva otro puñado esparragado de vías que recorrer. Los Llanos de Rabel y el mirador del Puerto de los Acebuches , el sendero del arroyo de Bocaleones , con paradas clave como la cueva de la Ermita, idónea para practicar el barranquismo, y el Monte Coros, de nuevo próximo a Grazalema, como le ocurre a la ruta de los Molinos Harineros , merece su inclusión en este listado que tomaremos como referencia para después construir nuestro propio itinerario.

Los corrientes rápidas de agua serpentean y crean valles con el transcurso de los milenios. Muchos milenios. Las lluvias golpean con fuerza y se cuelan por las grietas del suelo, derramándose por las cuestas más angostas hasta salpicar en la llegada a la meta. Cada recodo de sierra, si hablara, podría contarnos más historias que aquel que vivió de forma intensa . Cada encina, aunque sean tan numerosas en esta zona, resulta única en sus diferencias e incluso quien la ha frecuentado durante años jamás llegará a conocerla del todo. Cada capa de la corteza y quejigo nacido entre la maleza. Cada flor que amarillea y pinta cuadros con la técnica del puntillismo, cada ojo de azor y pluma de alimoche nos azota al paso de todos estos caminos con un grito que debe asemejarse mucho a la libertad. Inmenso campo el de Cádiz.

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