Gibraltar se aferra a sus vínculos británicos ante lo que está por llegar con el Brexit

Los condes de Wessex abandonan el Peñón tras un baño de masas pese a la protesta del Gobierno de España, que se ha quejado ante Reino Unido al considerar inoportuna esta visita

Los condes de Wessex, durante el desfile militar celebrado en Gibraltar Sergio Rodríguez

Soraya Fernández

«God save the Queen» -en castellano Dios salve a la Reina-. Es el himno británico que han entonado estos tres últimos días hasta la saciedad los gibraltareños durante la visita de los condes de Wessex –el príncipe Eduardo y su esposa, Sofía-, para conmemorar el 70 aniversario del reinado de Isabel II.

Esta visita, por la que España ha protestado ante Reino Unido, supone para el pueblo de Gibraltar una muestra de apoyo del Reino Unido en unos momentos sumamente complicados ya que Bruselas y Londres continúan negociando un tratado sobre el futuro encaje de la colonia británica tras el Brexit.

Todo está aún por decidir en este asunto pero los gibraltareños, pese a que votaron de manera abrumadora continuar en la Unión Europea (UE), han acatado con resignación la decisión de Reino Unido y ahora la duda es cómo será su vida en un minúsculo rincón de la Península Ibérica que tiene poco más de 30.000 habitantes pero la tercera renta per cápita del mundo.

La visita de los condes de Wessex ha supuesto por tanto para ellos reforzar sus vínculos con Reino Unido y por eso se han echado a la calle para recibirlos.

Tras un accidentado viaje –el avión de la British Airways donde viajaban tuvo que darse la vuelta por un fallo técnico- los condes llegaron horas más tarde de lo previsto el martes y tuvieron que modificar su agenda.

El miércoles se dieron un baño de masas en un paseo por la calle principal de Gibraltar inundado de banderas británicas. Se mostraron muy cercanos, rompiendo el protocolo, saludando a diestro y siniestro, e incluso se prestaron a los «selfies».

Sophie Rhys-Jones conversa con varios niños gibraltareños Sergio Rodríguez

Sophie Rhys-Jones se mostró tremendamente cercana. Hizo carantoñas a bebés y a niños, se acercó a personas con movilidad reducida y demostró su amor por los perros.

De la agenda completa del príncipe Eduardo y su esposa los medios españoles sólo pudieron acceder a una parte. El resto estaba reservada para los medios británicos y gibraltareños.

A través de los mismos supimos, por ejemplo, que Sophie Rhys-Jones practicó paddle surf en la playa de Sandy Bay, o que el príncipe visitó la base naval de Gibraltar y se reunió con el comandante de las Fuerzas Armadas , Steve Dainton. También subió a bordo del «HMS Cutlass» y del «RFA Argus», navíos de la Armada británica con los que Reino Unido muestra su dominio sobre el Peñón.

Desfile militar para la despedida

Gibraltar ha celebrado este jueves un desfile militar presidido por los condes al que asistió lo más granado de la sociedad gibraltareña así como representantes de las Fuerzas Armadas británicas, el gobernador del Reino Unido en Gibraltar, David Steel, y el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo.

El príncipe, con uniforme de la Marina Real Británica, pasó revista al Regimiento Real de Gibraltar. Entre los temas interpretados por la banda militar no faltó «God save the Queen» y hubo 21 salvas de cañón por la reina Isabel II.

El ministro principal de Gibraltar, durante el almuerzo ofrecido a los condes de Wessex antes de su marcha, aseguró que Gibraltar «es el territorio más leal a la reina y los gibraltareños, los más devotos súbditos y ardientes admiradores de la corona. Ante los recientes desafíos sin precedentes hemos demostrado nuestra fuerza invulnerable para hacer frente a cada reto con la ayuda y el apoyo del Reino Unido. Bien sea por el Covid, la seguridad o la gestión del Brexit, los Gobiernos en Londres y Gibraltar nunca han colaborado tan estrechamente como ahora. Gibraltar nunca decaerá en su devoción a Gran Bretaña , a nuestra reina y a la corona», dijo.

Tras este almuerzo, los condes de Wessex, que ya visitaron el Peñón hace diez años, partieron con destino a Reino Unido, también en un vuelo de British Airways.

Terminó así una visita de tres días muy incómoda para España , que trasladó una queja formal al Reino Unido al considerar que no es el momento más oportuno dadas las negociaciones que se mantienen sobre Gibraltar.

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