Jerez de la Frontera

Cálido «regalo» de la Real Escuela a su fundador Álvaro Domecq por toda una vida dedicada al caballo

Volvió a formar parte del espectáculo celebrado tras dar su nombre al Picadero de la REAAE

El rejoneador jerezano descubriendo el azulejo con el que se da nombre al Picadero de la Real Escuela Paco Martín

Elena Carmona

Con un público entregado, y una Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre adaptada a estos tiempos de pandemia, el jerezano Álvaro Domecq recibía un cálido homenaje al habérsele dedicado el Picadero de la reconocida institución ecuestre. Fueron 400 invitados los que quisieron felicitarle por este peculiar 80 cumpleaños, atrasado por el Covid-19.

Contó con la presencia del vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín , que iba acompañado por la delegada del Gobierno andaluz, Ana Mestre, y la alcaldesa de Jerez Mamen Sánchez . Entre sus amigos, el maestro sevillano, conocido como el «faraón de Camas», Curro Romero, y su mujer Carmen Tello , además de Rafael Ruiz y Antonio Romero Monge, componentes de Los del Río , el rejoneador Fermín Bohórquez o el guitarrista jerezano Paco Cepero . Dentro del plantel de invitados también se encontraban los ex ministros del PP, Miguel Arias Cañete y Jaime Mayor Oreja .

«El caballo es mi afición y la Real Escuela mi vida». Así resumía el ilustre jerezano unas palabras con las que se dirigió al final del espectáculo ecuestre al público asistente. Se refirió a sus diez hijos y 20 nietos, así como a su mujer, Maribel Domecq Ybarra, que «es la que me ha guiado durante tantos años». También habló de sus padres que le empujaron a esta afición del caballo y a la multitud de amigos y conocidos con los que ha ido vagando por su vida. Nombres como Antonio Moreno, Luis Ramos Paúl o Antonio Diosdado, «jinetes fundadores de esta institución», o los artífices de la construcción del Picadero, el arquitecto José Luis Picardo y el constructor Manuel Suárez, así como al que fuera ministro Pío Cabanillas. También mostró su agradecimiento a la Familia Real, que hace 48 le entregaba el Caballo de Oro , «que fue la primera piedra» de la Escuela de Arte Ecuestre.

En su discurso, que emitieron por la megafonía de las instalaciones, dejó constancia del trabajo que se ha realizado con el caballo español y cómo se le ha llevado por todo el mundo, así como las medallas olímpicas conseguidas por Ignacio Rambla y Rafael Soto . Álvaro Domecq participó en el espectáculo ecuestre «Cómo bailan los caballos andaluces» con «Trabajos en la Mano» y «Son y Ritmo», donde encabezaba la cabalgata de jinetes, a lomos de «Valioso». Con unos caballos de raza española, confiados y seguros al mando, que ejecutaban el paso mostrando auténticas joyas de arte.

El rejoneador jerezano aseguró estar «muy contento» con este homenaje donde se le venían a la cabeza todos sus recuerdos y vivencias . Emocionado daba las gracias a la prensa por la ayuda dada estos años, mientras posaba en todas las fotos de familia que ilustrarán este mágico día en la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Juan Marín aseguró que el jinete de Jerez gracias a haber sido «muy ambicioso y tener un sueño, consiguió hacerlo realidad: enseñar a cientos de jóvenes lo bello que es este animal y la nobleza que tiene. Eres muy grande y hasta este picadero se te queda pequeño».

El director de la REAAE, Jorge Ramos , tras descubrir el azulejo con el que se da nombre al Picadero, y que se dedica al fundador Álvaro Domecq, tuvo unas sentidas palabras para el rejoneador y empresario jerezano. Consejos de Álvaro Domecq y Díez como «si haces algo mal, páralo y comienza de nuevo», que le han dejado una profunda huella al fundador de esta institución. Un padre que «te enseñó a ser un caballero, ser una buena persona». Álvaro Domecq predica con el ejemplo con sentencias tan suyas como «yo me encargo». Jorge Ramos también se refirió a Maribel Domecq Ybarra, que «siempre está entre bambalinas, pero que es quien se encarga del vestuario, de la coordinación del espectáculo...».

Y nada mejor para terminar estas dedicatorias orales que unos versos del padre del homenajeado: « Despacio , como planean las águilas seguras de sus presas. Despacio, virtud suprema del toreo. Despacio, como se apartan los toros en el campo. Despacio, como se doma un caballo. Despacio, como se besa y se quiere, como se canta y se bebe, como se reza y se ama. Despacio».

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