Ramón Velázquez: «Pensaba en la retirada pero los cargadores me dan vida; somos una familia»

Ramón Velázquez vivía un nuevo Lunes Santo con la misma emoción que como si fuera el primero. Pero ya son muchos años. Ramón es la experiencia, la veteranía, capataz de capataces. Asumía la decisión de la junta de gobierno de no realizar estación de penitencia pero se mostraba sereno y calmado y animaba a los suyos. Entraba con su cuadrilla en la iglesia de la Palma y elevaba el paso y ya posteriormente se retiraba con su gente al colegio de la Salle donde se preparan. Ramón Velázquez comentaba entonces que «es triste tras un año de trabajo no poder salir pero bueno es lo que hay. Tenemos que asumirlo».

El capataz se despedía de sus cargadores. Cada uno de ellos salía y le daba besos, abrazos. Se hacían fotos con él... Para Velázquez es impresionante la unión que hay entre los suyos. «Los has visto, somos como una gran familia. Estamos pendiente de todo lo que pasa, nos llamamos... y bueno eso es lo más importante. Ellos son los que mantienen la ilusión y hay muchísima gente joven. No sé quién dice que no hay cargadores por ahí, porque los que llegan están cada vez más preparados. Ellos son los que me animan a mi a seguir. Hasta uno me decía que habrá que llevar a la Virgen al Ayuntamiento para que le den la medalla de la ciudad».

En cuanto a su continuidad como capataz, Ramón Velázquez ha negado que vaya a dejar el martillo de la Virgen de las Penas. «Muchos años no creo que sean» los que siga al frente del palio, ha apuntado, «pero algunos más, sí» porque «no tengo pilas alcalinas y estaba rondando la despedida ya pero los cargadores me dan vida, con sus ideas y sus follones».