SEMANA SANTA 2025
Jerez vive su Miércoles Santo, uno de los días más grandes
Las cinco cofradías decidieron realizar estación de penitencia, a pesar de una probabilidad de agua bien entrada la noche

Desde el extrarradio, la Hermandad del Soberano Poder fue la primera en echarse a las calles. Su barrio, la Granja, anhelaba su presencia confortadora. Era el día grande. Al salir el Señor en su imponente misterio, el sol iluminaba su rostro. Entremedio, alguna nube que no debía hacer peligrar, al menos, durante la tarde. Tras recrearse en las calles de su barrio, la cofradía instauró el «modo avenida» hasta la calle Santo Domingo. El canasto lloraba un excelente exorno floral, burdeos como la túnica del Señor, por la injusticia de Caifás.
También de extramuros, desde las Viñas, comenzaron su estación de penitencia los cofrades del Consuelo del Pelirón. El Señor del Amparo lucía sobre un paso de misterio que cada avance luce mejor. Tras Él, la Virgen del Amparo se echó a las calles rodeada de una candelería con flores rizadas de cera muy características que dotan a ese palio de un sello muy personal. Especialmente, destacaba el cirio con el lema «Consolatrix infirmorum», que significa «consuelo de los enfermos en latín. Este punto de luz está dedicado a la Asociación Española contra el Cáncer, para que aquellos y aquellas que luchan contra esta enfermedad tengan muy cerca el Consuelo de su Madre.
Desde el centro, a la hora torera de las 17:00 h., la cruz de guía de las Tres Caídas irrumpió en la plaza San Lucas. El Señor de la Salud es una de las grandes devociones de Jerez, y tras su estela se postra Jerez. Hubo un problema con la salida del Cristo, segundo de los tres pasos de la cofradía, que hizo que se retrasase varios minutos. Un retraso que se mantuvo durante gran parte de la jornada. La plaza estuvo expectante en la complicadísima salida de la Virgen de los Dolores. La bellísima dolorosa cautivaba a todos aquellos que ante Ella se postran.
La Amargura vivió uno de sus momentos grandes en la calle Naranjas, donde se produjo hace más de 70 años un milagro salvador para un niño de la calle. Desde entonces, la cofradía encuentra en este enclave uno de sus momentos cumbres, con un río de saetas que desembocó en una espectacular petalá. Lucía espectacular el paso de misterio del Señor de la Flagelación. Su altar andante es una de las grandes joyas de la Semana Santa jerezana que está culminando la restauración. Si el tiempo lo permite, pues había probabilidad de lluvia para la noche, en las Angustias se vivirá otro de los grandes instantes no solo de la cofradía, sino de toda la Semana Mayor: la Amargura revirando con Amarguras, sublime.
El Prendimiento, buque insignia de Santiago, fue la quinta en salir a las calles. Uno de los barrios más castizos y flamencos de Jerez estaba de fiesta. El éxtasis alcanzó su culmen cuando se vislumbró el característico olivo. El Señor Reo, de mirada cautivadora, se mecía por las calles de su barrio acompañado por todo el pueblo. Gitanos y payos sucumbían ante la fuerza del Prendimiento y también ante la dulzura de su Madre del Desamparo. Los llantos de penas de la dolorosa se convertían en preciosos corales al tocar su rostrillo. Y su joyero, maravillosa obra de Esperanza Elena Caro, la lucía por todo Jerez.
Al cierre de la edición en papel de este periódico, Jerez se reencontraba con su Miércoles Santo, algo frío y con la incertidumbre de las amenazas de agua de la noche.