Cultura

El realismo madrileño del escultor Francisco López también se muda a Almería

El museo de la Fundación Ibáñez Cosentino en Olula del Río muestra un centenar de obras del artista, amigo íntimo de Antonio López

Imagen del estudio del escultor Francisco López en Madrid, de donde proceden las piezas ABC

Fernando del Valle

Andalucía es de las comunidades en cuyas calles menos se puede degustar su arte público. Y sin embargo, una parte fundamental de su obra, la más íntima, va a descansar en Andalucía. Y ello gracias al empeño de Almería. El escultor Francisco López , junto a su amigo Antonio López destacado miembro de la escuela realista de Madrid , llena toda una sala a punto de abrirse del museo de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino , la singular iniciativa artística que ha convertido en epicentro cultural al pueblo de Olula , en la comarca del mármol almeriense . Una zona que ha sido tomada como segundo cuartel general de Antonio López y donde ha realizado buena parte de su última obra y da clases magistrales.

Francisco López, fallecido en Madrid en 2017 a los 84 años de edad, es uno de los grandes escultores españoles del siglo XX , miembro de una estirpe que comenzó con su progenitor, prestigioso orfebre, siguió con su hermano Julio, escultor como él, proyectó con su esposa, la pintora Isabel Quintanilla , y continúa gracias a su descendencia.

Formado en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid y en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando , prosiguió aprendiendo en Roma, donde estuvo becado y consiguió después una plaza en la Academia de España. Museos primordiales de todo el mundo cuentan con piezas de su obra. Desde el Reina Sofía de Madrid al Británico de Londres o la Fundación Juan March.

Pero es en los sitios públicos , las calles o los edificios, donde su trabajo cobra mayor relevancia. Recibió encargos de las principales instituciones españolas pero también de arquitectos como Rafael Moneo o Elías Torres .

Francisco López

Es el autor de la estatua de Diego de Velázquez en plena calle madrileña del mismo nombre, o del agente comercial que vemos al descender del tren en Atocha. También es suyo el monumento a Josemaría Escrivá de Balaguer , en el edificio central de la Universidad de Navarra , o el Pablo Picasso sentado en un banco de la plaza de la Merced junto al que tantos malagueños y turistas se han retratado.

«Es el escultor realista español más importante del siglo XX», argumenta Andrés García Ibáñez , presidente de la Fundación, quien recuerda que ha sido el «gran referente» del propio Antonio López en lo que a escultura se refiere. Y que si su fama no ha sido mayor es porque la de su amigo más íntimo terminó por solaparlo.

Ahora, en cuanto las restricciones por el Covid permitan la movilidad y se pueda reabrir el museo por las tardes, la Fundación Ibáñez Cosentino va a exponer un centenar de obras del escultor madrileño . Una parte fundamental de los fondos que seguía atesorando su familia y aún llenaban el estudio de Francisco López . El estudio familiar en cuya planta de abajo trabajaban él y su hijo mientras que su mujer pintaba en la de arriba.

« Ha sido un desgarro terrible desmontarlo », cuenta a ABC el hijo del escultor, también Francisco López . Bustos, relieves y escayolas realizadas como pruebas para obras posteriores y bustos centran la colección a exponer. También la pieza con la que ganó la beca con la que acabó formándose en Roma en 1962.

«El estudio era como un lago quieto en el que aparecen múltiples fósiles en el fondo» recuerda López hijo, con sentimientos encontrados por la pena por desprenderse de todo ese legado y la tremenda alegría de que sea expuesto.

Museo del Realismo español en Almería

Por el momento, todas esas obras estarán presentes en el museo de Olula. Pero será de forma temporal. García Ibáñez adelanta que en Olula permanecerá una parte. Será en una galería acristalada de la ampliación que se está construyendo del museo.

El resto no se irá demasiado lejos. Formará parte de la colección permanente del gran Museo del Realismo , el primero sobre este movimiento en España, que la Diputación de Almería tiene ya en pleno desarrollo en la capital y que se espera pueda inaugurarse en un plazo no superior a dos años.

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