Los forenses estudian el daño moral que causó la asesina confesa de Gabriel Cruz a sus padres

Los expertos analizan un comportamiento que estaba orientado, presuntamente, «a hacer más grave el sufrimiento de los padres del menor»

Los padres de Gabriel Cruz ABC

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Los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería han entrevistado hoy a Patricia Ramírez y Ángel Cruz , los padres del niño Gabriel Cruz , para valorar la gravedad de las secuelas psicológicas causadas por Ana Julia Quezada , expareja del padre y autora confesa de la muerte del menor.

Los profesionales del IML deberán acreditar hasta qué punto afectó a los progenitores del niño la actitud de la investigada durante los 13 días que duró la búsqueda del niño tras su desaparición en Las Hortichuelas, Níjar (Almería), hasta que su cadáver fue encontrado en su coche cuando intentaba deshacerse del cuerpo, han indicado a Efe fuentes judiciales.

Esta exploración se produce a petición del Ministerio Público y fue acordada por el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, Rafael Soriano .

Soriano subrayó precisamente en un auto previo la «conducta de desprecio» hacia los padres del niño Gabriel Cruz que mantuvo durante la búsqueda del menor la autora confesa de su muerte, recalcando que contribuyó activamente en hacer creer a éstos que estaba vivo.

En su argumentación sobre los delitos contra la integridad presuntamente cometidos contra Ángel Cruz y Patricia Ramírez , Soriano señala que de forma «indiciaria» y ante el «revuelo mediático que se produjo y las labores incesantes de búsqueda» de Gabriel, en vez de «adoptar una posición pasiva o de espera», dio esperanzas activamente a los progenitores.

Según el juez, infundió a ambos «continuos ánimos, manifestándoles que con seguridad podría haber sido secuestrado y que pedirían un rescate por su liberación, colaborando de manera activa en la búsqueda del menor y exhibiendo de forma pública y notoria un comportamiento compungido y afligido que en modo alguno podía ser real».

Un comportamiento que estaba orientado «presuntamente, a hacer más grave el sufrimiento de los padres del menor».

Soriano ejemplifica dicha conducta con el supuesto hallazgo el 3 de marzo de 2018 de una camiseta del niño , encontrada por Quezada durante una batida en Rodalquilar, Níjar (Almería), después de que esta lograse que el padre del niño se alejara de ella .

Destaca que en ese momento habría sacado de entre sus ropas la prenda que le había quitado al pequeño tras matarlo y tras ponerla en unas matas habría llamado a «gritos al padre del menor» para comunicarle el hallazgo y decirle que «sin duda» pertenecía a Gabriel porque «olía» al niño que «días antes había matado con sus propias manos».

Indica que ante el revuelo creado por este supuesto descubrimiento, al llegar al centro de operaciones de la búsqueda , «sobreactuó fingiendo desmayos y una lesión en un tobillo».

«Como colofón de su conducta de desprecio hacia los padres», cuando el 11 de marzo de este año desenterró el cadáver del menor del cortijo de Rodalquilar en el que se encontraba, realizó una serie de manifestaciones contra el niño y preguntándose a dónde podía llevarlo «hablando consigo misma y entre susurros» .

Sobre los delitos de lesiones psíquicas, Soriano señala que como consecuencia del fallecimiento de Gabriel y por este comportamiento, Ángel y Patricia han «sufrido un estado de conmoción emocional que podría haberles supuesto lesiones psíquicas todavía por determinar».

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