Los Trump devuelven la Navidad a la Casa Blanca

El presidente quiere acabar con la tendencia de los últimos años de arrinconar las costumbres navideñas para no ofender a quienes profesan otras creencias

La primera dama de EE.UU. en uno de los abigarrados salones de la residencia presidencial EFE
Javier Ansorena

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Muchos pensarán que Donald Trump tiene más de «Ebenezer Scrooge», el amargo personaje navideño del cuento de Dickens, que de un afable Papá Noel. Pero desde sus días de candidato, el presidente de EE.UU. se ha envuelto en el abrigo rojo y blanco y solo le ha faltado decir «ho ho ho». Trump se ha convertido en el estilete de la cruzada contra la «guerra a la Navidad» , una reacción del EE.UU. conservador contra lo políticamente correcto. En las últimas décadas, la sociedad estadounidense, heterogénea como pocas en los religioso y cultural, ha arrinconado costumbres navideñas cristianas para no dejar de lado a quienes no profesan la fe. La gente ya no dedica un «feliz Navidad» a sus interlocutores ante la posibilidad de que el receptor sea budista, judío, musulmán, animista o ateo. Se ha impuesto el «felices fiestas» o fórmulas similares que no incomoden a nadie.

Con los Obama en la Casa Blanca, los «Christmas» ya no lo fueron, porque sus tarjetas navideñas solo hablaban de felicitaciones para la «estación» o las «fiestas». Trump ha acabado con esta práctica. Su olfato populista percibió desde el principio que la Navidad era una forma de congraciarse con el amplio electorado cristiano conservador. «Vamos a volver a decir “feliz Navidad”», repitió en muchos mítines, como también hizo el pasado octubre.

En la vanguardia de esa cruzada ha colocado a Melania Trump , que acaba de presentar al mundo su decoración navideña para la Casa Blanca. El tema elegido por la primera dama es el de «viejas tradiciones», con el que ha sepultado la residencia presidencial con árboles navideños, guirnaldas, nieve artificial, vasijas repletas de caramelos, luces y lazos, todo dominado por colores emblemáticos de las fiestas: rojo, verde y dorado. En la presentación de la decoración, Melania apareció en la Casa Blanca entre bailarinas del «Cascanueces» y recorrió estancias repletas de adornos que han recibido opiniones dispares. Para algunos, es un diseño acertado para una celebración fastuosa pero elegante de la Navidad. Otros se mofaban de algunas de sus decisiones, como un pasillo oscuro y largo jalonado por árboles blancos que parecía diseñado para que lo recorrieran las gemelas de «El resplandor». «Las tradiciones de las fiestas son muy importantes para nosotros. Queremos que nuestros visitantes se sientan como en casa», aseguró Melania en un comunicado, en referencia a las miles de personas que próximamente visitarán la Casa Blanca.

Las tarjetas de felicitación elegidas por Melania incluyen un «Feliz Navidad» algo que hará las delicias de su esposo y de buena parte de sus votantes. Quizá no la reciba con tanto gozo la favorita del presidente, Ivanka Trump, que tendrá que compaginar la celebración de la Navidad con la de Hanukkah, una festividad judía. La hija mayor del presidente se convirtió al judaísmo para casarse con Jared Kushner.

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