Conmoción y estupor por el choque de dos trenes en Alemania

«Espeluznantes» fue el adjetivo con el que describió este martes el ministro de Transporte alemán, Alexander Dobrindt, los restos del choque frontal de dos trenes de cercanías a la altura de la localidad de Bad Aibling, en Baviera. A las 6:48 de la mañana, en un trayecto de una sola vía y en plena curva, los dos maquinistas no pudieron ver hasta el último segundo lo que se les venía encima y apenas tuvieron oportunidad de frenar en un tramo en el que la velocidad permitida es de 100 kilómetros por hora. «Las dos locomotoras han quedado empotradas la una en la otra», explicó el responsable de la Policía, Stefan Sonntag, que a última hora de este martes contaba diez víctimas mortales, una persona desaparecida y unos cincuenta heridos de gravedad repartidos por varios hospitales de Múnich.

El ministro Dobrindt, que visitó el lugar del accidente, habló de una «imagen aterradora» y reconoció que «nos cuesta creer que una accidente como este haya tenido lugar en nuestro país».

Ese mismo estupor expresaban los expertos de la Oficina Federal de Ferrocarriles sobre el terreno. El sistema de frenado automático instalado en todos los trenes alemanes desde el accidente de Magdeburgo en 2011 y que entra en funcionamiento cuando un tren rebasa la velocidad máxima o circula sin permiso, no se activó. Medios locales informaban que un cambio de última hora en el plan de trayectos de la jornada, un cambio de horario de uno de los trenes, podría haber sido el origen de alguna confusión y los técnicos comenzarán a trabajar hoy en el contenido de las tres cajas negras. Ante la falta de una causa evidente del siniestro, la policía criminal de Rosenheim se hizo a media mañana con la dirección de la investigación.

Los dos trenes Meridian pertenecían a la compañía privada de ferrocarriles Bayerische Oberlandbahn, habitualmente subcontratada en el estado federado de Baviera. Ayer, martes de Carnaval, llevaban muchos menos pasajeros que en jornadas laborales. El grupo francés Transdev, casa matriz de la compañía Meridian, prometió «transparencia sobre las causas de esta tragedia».

«Los responsables y colaboradores de Transdev están terriblemente conmocionados» por este accidente «de excepcional gravedad», anunció en un comunicado, «todos sus pensamientos están con las víctimas y sus familias, sus colegas y sus amigos». Transdev es a su vez filial de Veolia y Caisse des Dépôts. Jean-Marc Janaillac, presidente-director general del grupo con sede en Issy-Les-Moulineaux, al suroeste de París, viajó inmediatamente al lugar de los hechos.

Varias hipótesis

A falta de las correspondientes comprobaciones, o bien un fallo técnico puso en verde un semáforo que debía lucir en rojo o uno de los dos maquinistas se saltó la señalización. Medios locales informaban anoche sobre la posibilidad de que un jefe de servicio no hubiera comprobado convenientemente la vía supuestamente libre a la que estaba asignando un tren, tras un cambio de horarios, pero el Ministerio de Transporte pidió no especular con las causas hasta que la investigación saque sus conclusiones.

Vecinos de la zona llegaron al lugar del accidente apenas tres minutos después del choque y comenzaron a sacar heridos. Todavía no había amanecido y se ayudaban solamente con la luz de los teléfonos móviles. Las primeras ambulancias tardaron unos veinte minutos debido a que se trata de una zona arbolada de difícil acceso. Dos horas después 15 helicópteros y varios cientos de efectivos de bomberos policías y ONG’s se afanaban en el rescate, al que se unieron efectivos de la vecina Austria. El amasijo de hierro y plástico dificultó sumamente la recuperación de los cuerpos, especialmente en los primeros vagones de los dos trenes.