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Sandhurst: la academia militar de la realeza
Los Príncipes Hussein de Jordania y Sebastián de Luxemburgo han sido los últimos en intruirse en el prestigioso centro
Ingresan con las preocupaciones fútiles propias de un adolescente y salen 44 semanas después , irreconocibles, con una actitud ante la vida completamente diferente. Desde su fundación en 1802 , diversas generaciones de la realeza mundial se han instruido en la Real Academia militar de Sandhurst, ubicada entre los condados de Berkshire y Surrey , sesenta kilómetros al sur de Londres. La pompa y ceremoniosidad que envuelven el centro recuerda al famoso internado de Hogwarts de Harry Potter, pero en lugar de escobas y pócimas mágicas manejan fusiles y metralletas.
El programa educativo de Sandhurst contempla un exigente curso que aúna el entrenamiento físico y táctico , además de tener que aprender a desenvolverse en menesteres cotidianos como hacer la colada, planchar o lustrar los zapatos, tareas que desempeñan todos los cadetes, independientemente de su pertenencia o no a la nobleza.
Los últimos royals en graduarse en la prestigiosa academia, donde se forman los oficiales del ejército británico, han sido el Príncipe Hussein de Jordania , de 23 años, y el Príncipe Sebastián de Luxemburgo , de 25. La semana pasada, la Reina Rania , enfundada en un elegante abrigo rojo, y su marido, el Rey Abdalá , no podían ocultar su orgullo al ver a su primogénito y heredero al trono, completamente erguido y con la mirada al frente, desfilando en el «Comissioning Parade» , que se celebra anualmente para despedir a cada promoción.
El monarca jordano ocupó el lugar de la Reina Isabel II para pasar revista a los chicos que terminan su formación de cadetes -99 británicos y 33 extranjeros-. El tradicional desfile también contó con la presencia de la Familia Real de Luxemburgo , los Grandes Duques Enrique y María Teresa, que quisieron arropar al pequeño de sus cinco hijos, Sebastián.
Entre las nutridas nóminas de alumnos ilustres que han pasado por las aulas de Sandhurst se encuentran el primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial Winston Churchill , el Rey Alfonso XII , el ReyHussein de Jordania , el sultán de Brunei o más recientemente, los nietos de la Reina Isabel, los Príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra . Del estilo de las prestigiosas academias de West Point en Estados Unidos o de Saint-Cyr en Francia, Sandhurst presume de una justificada reputación de rigor debido a la severa disciplina que aplica a los cadetes. Las cinco primeras semanas, en las que no pueden abandonar el centro, se presentan como las más duras .
A las cinco de la mañana deben estar listos para una inspección rutinaria de su habitación, con su equipamiento militar meticulosamente ordenado. La puntualidad es un máxima en su día a día. Si un cadete se retrasa dos minutos para realizar unas maniobras, tanto él como el resto del grupo tiene que hacer flexiones hasta que le tiemblen los brazos. La mayoría de castigos que imponen se extiende al resto para incrementar la presión .
Competitividad
«Al principio me sentía desorientada y tuve que acostumbrarme a no llevar maquillaje y verme vestida como un árbol , pero poco a poco te conviertes en otra persona», declaró la cadete Elizabeth Eldridge , tras terminar su formación en 2011, al diario «Daily Mail». En su promoción se graduaron 289 reclutas, 26 de ellas mujeres . Eldridge recalca sobre todo la disciplina y la competitividad que se respiran en el ambiente. «El Ejército no aprecia nunca a los perdedores. Nadie te dice: “Muchas gracias: aquí tiene una medalla por intentarlo”. Sólo obtienes reconocimiento cuando realmente lo bordas y destacas sobre el resto. El éxito compensa todo el esfuerzo ».
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