Romy Schneider, la emperatriz del cine cuyo corazón se rompió dos veces

La actriz alcanzó la cima interpretando a Isabel de Baviera «Sissi» y jamás se respuso de la muerte de su hijo adolescente

La actriz Romy Schneider

E. Bárcena

Corría el año 1865 cuando, paleta y pincel en mano, Franz Wintherhalter retrataba a Isabel de Baviera . Se esmeró al máximo en captar la belleza de la joven, pero poco importaba: en 1955, una joven vienesa llamada Romy Schneider daría vida a la emperatriz y el imaginario colectivo no volvería a separar su dulce rostro del de Sissi .

Rosemarie Magdalena Albach-Retty vino al mundo en un tiempo convulso, tanto como sería su vida. Nació en 1938, fruto del matrimonio de Magda Schneider y Wolf Albach-Retty, actores muy conocidos en Austria y con buenas conexiones con los nazis. Tras la anexión de Austria por parte de Alemania, se instalaron en Baviera y continuaron codeándose con Adolf Hitler y el alto mando nazi. De hecho, se llegó a rumorear que Magda tuvo un romance con el dictador germano, así como con su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels .

La infancia de Romy quedó marcada por la II Guerra Mundial, la postguerra y el abandono de su padre, quien llegó a decirle a su hija «tienes cara de rata, pero eres fotogénica» . Tras la caída del régimen de Hitler, Magda perdió su buen nombre como actriz, un reconocimiento que no recuperaría hasta 1953, cuando compartió pantalla con su hija en la película «Lilas blancas».

Alcanzó la fama internacional interpretando a Sissi

El largometraje relanzó la carrera de la actriz, pero Magda se dio cuenta que el público prefería a su hija. Así, junto a su segundo marido, comenzó su obsesión por controlar la vida y la carrera de Romy. En 1955, ambas protagonizaban «Sissi», una película inspirada en la juventud de la princesa. Tras ella llegarían « Sissi emperatriz » y « El destino de Sissi », todas rodadas en tres años. En 1958, Romy Schneider dijo basta y tomó las riendas de su carrera. Una decisión que no solo la catapultaría al olimpo del cine europeo, sino que también pondría en su camino a su gran amor, el francés Alain Delon .

La tragedia de Romy

Su belleza le había valido a Romy Schneider una buena colección de admiradores. Pero nadie tan bien posicionado como Horst Buchholz, un galán sesentero al que la joven dejó plantado para escaparse con Delon , dejando a su madre y a sus compatriotas con sensación de haber sido traicionados.

Alain Delon y Romy Schneider se conocieron en el aeropuerto de Orly. El galo acudió a recoger a su compañera de rodaje con un ramo de rosas y sin saber ni una palabra de inglés o alemán. Tampoco Romy sabía francés. De ese primer encuentro hay dos versiones: que se enamoraron al instante y que no se soportaron. Sea como sea, surgió un amor que brilló con fuerza durante cinco años, hasta que Delon la abandonó con una carta y otro ramo de rosas.

Tras superar su primer desengaño amoroso, Romy conoció al actor Harry Meyen , con quien contraería matrimonio y tendría su primer hijo, David. Su matrimonio terminó con el suicidio de su marido, y Schneider curaría las heridas junto a su secretario personal, Daniel Biasini , de cuya relación nacería Sarah. Tras seis años de matrimonio, la actriz le pidió el divorcio.

Pero a la intérprete todavía le faltaba por vivir el mayor golpe a su corazón. En julio de 1981, su hijo mayor, de catorce años, falleció mientras pasaba el fin de semana en la casa de verano de los padres de Biasini. El portón de la entrada estaba cerrado y el joven decidió escalar por la verja, con tan mala fortuna que resbaló y se cayó sobre las puntas metálicas. Con la arteria femoral perforada, falleció horas más tarde en el hospital.

La caída de la emperatriz

«Soy una mujer rota y tan solo tengo 43 años», «no soy nada en la vida pero todo en la pantalla»... Tras el fallecimiento de su hijo, Romy Schneider cayó en una profunda depresión, avivada por su papel de Nadine Chevalier en «Lo importante es amar» y por las malas prácticas de los periodistas, que llegaron a disfrazarse de enfermeros para fotografiar a su hijo muerto . «¿Dónde está la moral, dónde está el tacto?», se lamentaba la intérprete.

La actriz no pudo vivir ni un año sin su hijo. El 29 de mayo de 1982, Laurent Pétin, su última pareja, la encontró muerta en su casa de París. Romy tenía 43 años y dejó una carta inacabada disculpándose por anular una sesión de fotos. A su alrededor, botellas de alcohol y frascos de medicamentos . No hizo falta ni la autopsia. Causa oficial de la muerte: paro cardiaco. Causa oficiosa: suicidio.

En 1957, rodeada de seguidores y fotógrafos

Su funeral lo organizó Alain Delon, quien hace unos años confesó que Schneider fue «mi gran amor» . Pagó todos los gastos, pero no acudió a la ceremonia. En su lugar, publicó una carta en la revista «Paris Match» en la que llamaba a la actriz «puppelé» («muñequita»).

Romy Schneider fue enterrada en Boissy-sans-Avoir junto a su hijo. Su tumba fue profanada en dos ocasiones y su diario, en el que apuntó cada acierto y cada desgracia de su vida, está desaparecido desde su muerte.

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