Jon Kortajarena
Jon Kortajarena - EFE

Jon Kortajarena: «“Pieles” me ha permitido rebelarme contra ciertas frivolidades de la moda»

El top model vasco se mete en la piel de un joven desfigurado y lleno de complejos para el primer largometraje de Eduardo Casanova

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando «Pieles» fue seleccionada para el Festival de Berlín, Eduardo Casanova confesó a ABC que escogió a Jon Kortajarena para el papel de Guille, «porque se dedica a vender su impresionante cuerpo y porque la figura deformada de una de las personas más guapas del mundo saca a relucir el hecho de que lo más importante no es precisamente la apariencia física». Una idea crítica que el joven director ha querido desarrollar en su primer largometraje, a través de esta historia de tintes surrealistas y producida por Álex de la Iglesia sobre gente malformada o desfigurada que tiene problemas para encajar en la sociedad.

En ella, Kortajarena se posiciona en el lado opuesto de todo lo que representa su otra profesión, la que le dio la fama mundial hasta convertirle en uno de los modelos mejor pagados del mundo.

Y lo hace metiéndose en la piel de un hombre que, tras un incendio durante su infancia, vive con el cuerpo y el rostro absolutamente destrozados por las llamas, lleno de complejos e infeliz. «Si no hubiera entendido el mensaje crítico de la película, no habría podido interpretar a Guille. Me parecía muy interesante la idea de que todo el mundo tiene derecho a ser quien quiera, independientemente de que la sociedad le considere anormal», reconoce el top model vasco, que en los dos últimos años se ha centrado en su faceta como actor, «dejando de la lado, incluso, contratos que ya tenía apalabrados con importantes firmas de moda». Este viernes ha aterrizado de nuevo en la gran pantalla con esta cinta coral protagonizada junto a figuras como Carmen Machi, Candela Peña, Macarena Gómez, Ana Polvorosa y Secun de la Rosa.

Personaje de la película «Pieles» representado por Jon Kortajarena
Personaje de la película «Pieles» representado por Jon Kortajarena - ABC

Viendo su aspecto en «Pieles», ¿nunca tuvo dudas sobre su participación?

Cuando leí el guion, dudé porque no sabía si había dejado volar mucho mi imaginación o si había entendido bien la idea de Eduardo. Nunca había visto una película española que contara esto desde ese punto de vista tan surrealista y profundo. Tras hablar con él, ya me convencí de que era una maravilla poder salir de quién soy habitualmente y conocer todas esas inseguridades de Guille.

¿Por qué cree que la apariencia física nos condiciona tanto?

Porque así es el mundo en el que vivimos y, con las redes sociales, la tendencia ha ido aún más en esa dirección. El físico es extremadamente importante para una gran parte de la sociedad y yo, después de trabajar tanto como modelo, con esta película he podido cuestionarme algunos aspectos de mi vida en los que antes no pensaba.

¿Cuáles?

Recuerdo la primera vez que me convirtieron en Guille, tras seis horas de maquillaje, con todas esas cicatrices. Me pregunté: ¿ahora quién soy?, ¿qué parte de mí es la bella realmente? Y sentí que seguía siendo yo, aunque el 80% de lo que suelan ver de mí sea el físico. Si en mi profesión de modelo el 80% del negocio depende de lo que aparentas, aquí me preguntaba cómo sería vivir con un 80% de ti que niegas.

De alguna manera, «Pieles» se sitúa contra lo que representa la moda…

Exacto, por eso me atrajo tanto. Esa parte de la moda ya la conozco mucho, por eso trabajar desde el lado contrario me parecía una oportunidad única.

Habla como si hubiera cierta rebeldía al participar en esta película.

Puede que sí, de una manera inconsciente. Después de tantos años como modelo, una profesión a la que me siento muy agradecido, hay aspectos con los que uno no está conforme.

¿Ha descubierto algunos de ellos con este trabajo?

Siempre he sido muy consciente de lo que había en la moda profesional, social e individualmente, si no, no habría podido dedicarme a ella durante 13 años. Pero sí es verdad que he podido rebelarme contra ciertas cosas que vende, como el canon de belleza que hay que tener para pertenecer a ella y otras frivolidades que se dan por hechas.

¿Hubiera accedido a hacer alguno de los desnudos que se ven en «Pieles»?

Si está justificado, no tengo ningún problema, pero Guille está tan acomplejado que, incluso, tiene que estar vestido para tener una relación sexual satisfactoria. La historia iba por otro sitio.

¿Aceptarse físicamente no es un mensaje utópico en una sociedad como la actual?

La gente intenta aparentar esa satisfacción más allá de su físico, pero está claro que es irreal. Si no, no seríamos el tercer país del mundo con más cirugías estéticas. En España mucha gente se opera siendo bonita, solo por intentar pertenecer a un canon de belleza concreto.

En una entrevista antigua dijo usted que no le encantaba la idea de que se conozcan alguno de sus «miles de defectos». ¿Esa actitud no es contraria a la moraleja de «Pieles»?

No recuerdo, pero igual me refería a que no quiero perder mi intimidad. Ante la gente que me importa no puedo esconder mis defectos si quiero tener una relación real y honesta. Otra cosa es que, públicamente, no me interese que la gente los juzgue, porque no me conoce. Aunque sea una forma de protegerme.

¿Ha cambiado mucho como actor desde que debutó con Tom Ford en «A single man» (2009)?

Sí, porque aquella película la hice prácticamente sin ninguna formación, a través de la intuición. Después estudié interpretación en Madrid y Nueva York y me he dado cuenta de las cosas que he ido mejorando y de que, cuanto aprendo, más me queda por aprender. Con la moda muchas veces me siento limitado a la apariencia física, mientras que la interpretación me permite profundizar en los personajes, contar historias y mandar mensajes.

¿Nunca ha descuidado su formación como actor?

Después de «Un hombre soltero» me salieron proyectos muy interesantes, pero dije que no. Las directoras de «casting» incluso se enfadaron. No podían entender cómo podía rechazar proyectos así. Se pensaban que estaba yendo de algo, pero en realidad era que tenía tanto respeto por esta profesión, que no quería exponerme más sin prepararme antes. Quería personajes más complejos y vulnerables y, gracias a ello, me salieron algunos en los que, además, no me pedían que hiciera de chico guapo.

Habla de la moda en pasado, como si ya la hubiera abandonado...

No, qué va, estoy trabajando como modelo un montón, pero haciendo solo los trabajos fuertes que me apetece. Antes combinaba estos con otros menos interesantes porque era mi profesión, pero he dejado muchos para poder hacer series como «La verdad» y «Quantico». Ahora, tengo la sensación de que, en el día a día, trabajo más como actor.

¿Es cierto que su abuelo era el único que confiaba en su futuro como actor?

Exacto. Es un tipo antiguo y cerrado de emociones, pero ante mi trabajo como actor se vuelve vulnerable. Aunque no me lo diga, sé que se siente orgulloso de cómo lo estoy haciendo. Puede sonar un poco cursi, pero recuerdo cuando me dijo, después de negarse a que fuera modelo y me fuera a viajar por ahí con 17 años: «Me alegro de que no me hicieras caso». Y no por el hecho de que me haya ido muy bien, sino porque todas esas cosas del ego, las drogas y el descontrol no hayan formado parte de mi vida aún estando en un mundo en el que eso era lo más fácil.

Ver los comentarios