Isabel II se ausenta, por vez primera, del oficio navideño de Sandringham

Cada 25 de diciembre, desde que en el año 1988 se decidiera cambiar el castillo de Windsor por Sandringham Hall para las vacaciones navideñas, el ritual de la Familia Real británica ha permanecido prácticamente invariable: un recorrido a pie, entre las brumas matinales, desde la residencia campestre del condado de Norfolk hasta la iglesia de Santa María Magdalena, donde se sumaban el servicio religioso antes de regresar a la mansión para degustar un almuerzo, con el pavo como plato estrella, y sumarse al brindis oficiado por la Reina.

A lo largo de 28 años, a esta bucólica estampa se sumaron nuevos actores –nietos y algunos biznietos de la monarca, así como nuevos cónyuges– y otros desaparecieron, pero Isabel II

jamás se había movido de la foto... hasta ayer. Tras una semana de especulaciones sobre su estado de salud, la nonagenaria monarca se ausentó debido a un «fuerte catarro, del que está recuperándose», tal y como confirmó un portavoz de la Familia Real. « Su Majestad participará en el resto de las celebraciones familiares de Navidad», añadió. No obstante, el día anterior se emitió por televisión el mensaje anual de la Reina –había sido grabado antes de caer enferma–, donde no se refirió directamente al Brexit, aunque animó a Gran Bretaña a «respirar hondo» para hacer frente a «los grandes problemas del mundo» tras un año políticamente agitado.

Quien sí tuvo salud y fuerzas para el paseo matutino fue Felipe de Edimburgo, esposo de Isabel II, quien también estuvo convaleciente esta semana. Tanto el duque como la Reina habían retrasado un día su traslado desde Buckingham Palace hasta Sandringham Hall y, en lugar de hacer el tradicional recorrido en tren, la pareja viajó en helicóptero. A Felipe de Edimburgo, abrigado con un magnífico abrigo color camel, ayer se le vio en buena forma junto a su nieto Enrique de Inglaterra y Sofía de Wessex, esposa del Príncipe Eduardo.

El otro punto de interés de la Familia Real se localizó en la localidad de Bucklebury (Berkshire), a más de 270 kilómetros de distancia de Sandringham. Casi a la misma hora, los Duques de Cambridge y sus hijos, el Príncipe Jorge y la Princesa Carlota, asistieron al servicio religioso navideño en la iglesia de San Marcos junto a Michael y Carol Middleton, padres de la Duquesa, así como sus hermanos James y Pippa. Es la segunda ocasión que Guillermo y Catalina se ausentan de Sandringham. La primera, en 2012, coincidió con el primer y complicado embarazo de Catalina, quien tuvo que guardar reposo durante semanas.