Estudiantes saliendo de una escuela de Pekín tras el primer día del «Gaokao», la Selectividad china
Estudiantes saliendo de una escuela de Pekín tras el primer día del «Gaokao», la Selectividad china - afp

Drones contra mafias en la Selectividad china

Acceder a la universidad es tan importante que los alumnos recurren a chuletas electrónicas y a dobles mientras las escuelas redoblan la vigilancia

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Si la Selectividad trae de cabeza a los estudiantes en España, donde la lucha por una plaza universitaria es cada vez más fiera, ¿qué no ocurrirá en un país superpoblado y con tanta competencia como China? Durante estos últimos días, casi nueve millones y medio de alumnos chinos se han presentado a los exámenes de acceso a la Universidad. Conocida como la temida prueba del «gaokao» («examen superior»), de sus notas depende que los estudiantes puedan ingresar en una facultad u otra, pero dos millones de alumnos no podrán entrar en ninguna universidad por falta de plazas.

Debido a la importancia de la formación universitaria para lograr un buen trabajo en esta sociedad tan masificada y competitiva, la presión que sufren los alumnos es tal que las familias dedican buena parte de sus ingresos para pagarles cursos adicionales y profesores de apoyo.

Pero, cuando falla el talento para hincar los codos, surge la inventiva más picaresca.

Gracias a la aparición de todo tipo de aparatos electrónicos, en los últimos años han proliferado las chuletas más sofisticadas en diminutos dispositivos móviles. A tono con esta revolución tecnológica, las escuelas obligan a los estudiantes a pasar bajo arcos detectores de metal para comprobar que no llevan más que sus lápices y los conocimientos de su memoria.

Pero en algunos lugares, como en la provincia central de Henan, los alumnos solo han podido entrar en las aulas de los exámenes con sus carnés de identidad, ya que los profesores han repartido bolígrafos para evitar que los suyos tengan inscritas chuletas miniaturizadas. En Cantón (Guangdong), al sur del país, las escuelas han prohibido los relojes electrónicos que pueden almacenar información útil para contestar las preguntas.

Espionaje en las aulas

El colmo de este futurismo ha tenido lugar en Luoyang, en Henan, donde los estudiantes han sido vigilados con un dron para impedir que se copien. Manejado por control remoto y dotado con una cámara, un pequeño avión con seis motores ha sobrevolado los colegios con un escáner capaz de detectar aparatos de radiofrecuencia, ya que a veces los alumnos llevan micrófonos y auriculares escondidos para que les «soplen» las respuestas desde fuera.

Según informa el periódico oficial «China Daily», dicho dron podía elevarse 500 metros durante media hora y buscar en un ángulo de 360 grados los aparatos eléctricos de conexión sin hilos con los que los estudiantes se habrían comunicado con el exterior para conocer las respuestas a las cuestiones de las pruebas.

A pesar de todas estas medidas de seguridad, el «gaokao» es tan importante que han proliferado mafias que, por sumas que llegan al millón de yuanes (143.751 euros), suplantan a los alumnos en los exámenes con estudiantes universitarios de brillante expediente para que respondan las preguntas por ellos. Así lo ha revelado un periodista que se ha infiltrado como estudiante en la provincia de Jiagnxi, pese a que hasta se controlan las huellas dactilares de los alumnos.

Este año, más de una veintena de personas, entre padres, estudiantes, profesores y falsos alumnos, han sido detenidos por pertenecer a estas tríadas del «copieteo». Mientras los estudiantes son vetados de los exámenes entre uno y tres años, los adultos pueden enfrentarse a un delito penal. En China, todo vale con tal de aprobar el «gaokao».

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