Cotillard retratada por Peter Lindbergh
Cotillard retratada por Peter Lindbergh - Dior

Marion Cotillard, convertida en heroína de ciencia-ficción para la casa Dior

La actriz francesa vuelve a poner su rostro y magnetismo en la nueva campaña publicitaria del bolso emblema de la maison

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Marion Cotillard se disfraza de heroína de ciencia-ficción para vender la nueva «Lady Dior». Y lo hace a través del objetivo del fotógrafo Peter Lindbergh, quien abandona los corredores de la muerte de las prisiones norteamericanas para iluminar una pesadilla chic. Un par de años atrás, Dior recurrió a la misma Cotillard, retratada en un París nocturno por Craigh McDean. El bolso «Lady Dior» deambulaba entonces por una noche iluminada con luces de colores chillones y fluorescentes. Aquello terminó como el rosario de una aurora espectral. Desde entonces, Marion Cotillard arrastra su Lady Dior de pesadilla glamour.

La heroína viste las nuevas creaciones de Raf Simons. Trajes rojos, botas negras, el pelo recogido con pulcritud ascética, lentejuelas irisadas en áridos paisajes de un mundo por venir: desiertos donde lucen baterías de paneles solares, posando ante difuntas cabinas telefónicas, donde se conectan relojes inteligentes y ordenatas humanoides.

La heroína salva esos y otros descarríos aferrándose a su bolso «Lady Dior», que algo tiene de talismán plateado.

Célebre por sus retratos en blanco y negro de Christy Turlington, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Cindy Crawford, Stephanie Seymour, Isabella Rossellini, Nastassja Kinski y Tatjana Patitz, entre otras, Peter Lindbergh ha coloreado su nueva campaña para la maison en toros irisados: blancos y azules purísimos, propios del mundo onírico del alba de un relato fantástico, donde las heroínas salen de un lago para adentrarse indemnes por la selva oscura donde moran los mortales.

Pesadilla urbana

Antes de celebrar la gracia del bolso «Lady Dior», la última serie fotográfica de Peter Lendbergh ha estado consagrada a los condenados que esperan su hora final en los corredores de la muerte de las prisiones norteamericanas. Esos retratos descubren la lívida humanidad de oscuros personajes de pesadilla urbana, iluminados en un blanco y negro espectral. Esos rostros de muertos en vida están tocados con un aura misteriosa que también viene de los relatos fantásticos del romanticismo anglosajón y alemán. Para fotografiar el nuevo bolso, Lindbergh maquilla esas pesadillas con límpida pureza. Pertrechada de su Dior, Marion Cotillard consigue salvar todas las amenazas que sobrevuelan ese universo de ciencia ficción esotérica, gracias al brillo plateado de los talismanes de las historias maravillosas.

Talismanes únicos, cómo no. Un bolso «Lady Dior» es unicolor, gris metalizado. Su geometría clásica se percibe de súbito como un objeto maravilloso, que la luz de Peter Lindbergh ilumina con el rayo que toca las espadas mágicas y los talismanes en los relatos iniciáticos. La heroína está en peligro, quizá. Pero su bolso-talismán la salvará y dará una vida inmortal.

Otro bolso «Lady Dior» está tocado con lentejuelas azules y anaranjadas, sobre el tono negro azabache propio de los gabinetes de brujería chic, donde se guardan los maravillosos elixires del amor insaciable y las noches que terminan entre inmortales sábanas de albo fulgor.

El lujo comienza en el coco de señoras y señorines que pueden pagarse pesadillas que se curan con talismanes de ese tipo. Grandes creadores, como Peter Lindbergh, por el contrario, son capaces de crear universos de ilusión que permiten vestir los bolsos de lujo «Lady Dior» con irisados pigmentos azulosos y nieblas blanquecinas propias de los cuentos de hadas. Ese lujo inmaterial está en la mirada del fotógrafo capaz de crear tales horizontes de misterio e ilusión, Peter Lindbergh, en este caso, que consiguió escapar al infierno histórico de su Polonia natal fotografiando misteriosos paraísos carnales, nada imaginarios.

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