El líder de Ciudadanos, Albert Rivera
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera - reuters

Políticos: a más color, más de derechas

Como en otros trabajos, el arte de gobernar la ropa también sirve para distinguir la ideología

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Es imposible que el Partido Popular pretenda convencer ni a uno de sus votantes o a cualquier ciudadano que ve la televisión que Ciudadanos es un partido de izquierdas, muy próximo al PSOE. No hay más que mirar a su líder, Albert Rivera, con su blazer, su pantalón gris, sus zapatones negros de cordones para llegar rápidamente a la conclusión de que la imagen que uno tiene por delante es la de del joven que toda señora del PP quisiera tener como novio de su hija. Como en tantos otros sectores sociales, en política la ropa sirve para diferenciar de lejos la ideología de cada uno. A veces porque así lo diseñan sus estilistas; otras muchas, porque sus protagonistas se ponen para ir a trabajar o dar un mitin lo mismo que llevarían encima si se dedicaran a otros menesteres.

El ejemplo de este segundo tipo de político es Mariano Rajoy, que viste como lo que es, un registrador de la Propiedad de provincias que ha triunfado como alto ejecutivo en Madrid: trajes oscuros hasta en verano, camisa blanca, corbata discreta de rayas en tonos azules o rojos y zapato mocasín. Su estilista es su mujer, que le encarga trajes y camisas en una conocida sastrería madrileña. Su máxima concesión a la modernidad, las chaquetas sport con las que da mítines los fines de semana y con las que prescinde de la corbata. En verano pasea por los montes gallegos con bermudas y polos de colores discretos. Jamás le veremos con una chupa de cuero. Ese no es su estilo.

De compras en Alcampo

En el polo opuesto del arco ideológico están los de Podemos, aburridísimos también en lo que se refiere al color, aunque no llegan hasta el extremo de la izquierda nacionalista catalana cuyos cuadros van siempre de gris, como curas con clergyman a los que les falta el alzacuellos. Pablo Iglesias y los suyos frecuentan mucho una tienda de Madrid especializada en ropa «progre» a precios caros, aunque el líder de esa formación presume mucho cuando le entrevistan de que se compra muchas cosas en Alcampo. Las camisas de colores apagados que se pone le quedan anchas, pero no importa porque nunca se abrocha los botones de arriba y en sus pantalones piratas con volumen cabe dos veces, aunque qué más da.

De sus colaboradores, ellos o ellas, siempre queda la impresión que por muchas horas que uno aguante viéndoles en tertulias de televisión nunca se acuerda después de cómo iban vestidos. De eso se trata, por lo visto, de que solo nos fijemos en sus peroratas. Pero lo que sí es destacable es que no suelen llevar pantalones vaqueros. Para ellos lo moderno es el look militar de los hippies de los años 60, que es a lo que se parecen tanto por fuera como por dentro.

Jóvenes frente a veteranos

Los vaqueros y la chaqueta con camisa, pero sin corbata, son símbolos del PSOE actual. Y la camisa blanca sin nada encima, la marca de su líder. Algún estilista recomendó a Pedro Sánchez que vistiera de camisa blanca cuando quiso conquistar la secretaría general de su partido y, será porque aquello le dio resultado, ahí sigue. Para acudir al Parlamento y otras ocasiones formales usa mucho la chaqueta azul marino con pantalón gris y corbata estrecha, que queda juvenil. En su grupo parlamentario la vestimenta va por edades: los veteranos que sobreviven de la época de Felipe González van con impecables trajes a medida; los de ahora, de sport y sin corbata. Y las mujeres, mucho más atrevidas: pantalones pitillos, blusas llamativas, algún toque étnico y mucha henna en el pelo. Todas las pelirrojas políticas son socialistas. Rosa Díaz también, de vez en cuando. La líder de UPyD cambia tanto de color de pelo como de todo lo demás.

La chaqueta, bien cortada, de color liso, en contraste con la blusa, es la marca de las actuales ministras. Pero no todas las políticas del PP siguen esta pauta. Las blusas y los vestidos de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes siempre llaman la atención por su colorido. Mucho Zara y Mango. Y el pelo, fiel al dicho de «rubia y con mechas, de derechas». Para los ministros, mucho color también… en las corbatas. García Margallo, Jorge Fernández, el presidente de las Cortes Jesús Posada se las ponen verdes, rosas, celestes, lilas. Montoro a veces las combina con la montura de las gafas, rojas o verdes también. Un arco iris que solo está reflejado, normalmente, en la parte del arco parlamentario de los populares.

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