Ilustración de portada del libro «Ganar o morir. Lecciones políticas en Juego de Tronos» (Akal)
Ilustración de portada del libro «Ganar o morir. Lecciones políticas en Juego de Tronos» (Akal) - ABC

Las lecciones políticas de «Juego de Tronos», según Pablo Iglesias

El secretario general de Podemos afirma que no es posible neutralizar el poder: «Tan solo cabe apropiarse de él y neutralizar al resto de fuerzas y poderes»

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El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, regaló ayer miércoles al Rey las cuatro primeras temporadas de la serie «Juego de Tronos» porque en esa adaptación de los libros de George R. R. Martin «se aprende mucho de la política española».

Según el eurodiputado de Podemos, «el escenario de destrucción el orden civil y político que presenta la serie conecta directamente con cierto pesimismo generalizado y cierta conciencia oscura» del fin de la civilización occidental tal y como la conocemos. Lo explica en el libro «Ganar o morir. Lecciones políticas en Juego de Tronos», publicado por Akal, y del que Pablo Iglesias es coordinador.

En el volumen, lanzado el año pasado, colaboran destacados miembros de Podemos como Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero.

También Tania Sánchez, excandidata de IU a la Comunidad de Madrid. Pablo Iglesias firma dos artículos y la presentación. En ella interpreta la política española a través de la serie de la HBO.

El líder de Podemos asegura que los gobernantes, «atrincherados en sus despachos y edificios oficiales», «se comportan de un modo semejante a como Joffrey piensa que le basta estar sentado en el trono de Hierro para ser reconocido por todos como el legítimo representante del poder». Sin embargo, continúa Iglesias, «esa legitimidad está hoy puesta en cuestión: el clamor ciudadano a favor de una regeneración de la vida pública es algo que ya no puede ser acallado».

El eurodiputado mantiene que la falta de respuesta ante las reivindicaciones sobre la vivienda o contra la corrupción erosionan la legitimidad de los dirigentes políticos. «Una de las principales lecciones que nos enseña Juego de tronos es que, en el terreno de la política, no hay nunca espacio para la legitimidad meramente en abstracto, para una legitimidad que no está dispuesta a convertirse en poder político alternativo», dice.

«Ni el linaje, ni los derechos dinásticos de sucesión, ni la estirpe, la sangre o la herencia pueden siquiera llegar a convertirse en una opción legítima si no está dispuesta a convertirse en una opción real. Este es el caso, por ejemplo, de la Khaleesi», explica Pablo Iglesias. Este personaje sabe que tiene que contar con el mayor ejército, las mejores armas y mandarlos «sin que le tiemble el pulso».

Khaleesi, según Iglesias, consigue que su proyecto político sea «creíble, plausible, y real», por sus acciones «ejemplares». «Para un proyecto emancipador de ruptura, sin legitimidad moral no hay poder», añade el secretario general de Podemos, antes de asegurar que los débiles necesitan el poder del trono más que los fuertes, «pues estos ya tienen su propio poder privado y con él oprimen a los débiles y se defienden de otros fuertes». «Para cualquier proyecto político (no meramente moral), sin poder no hay legitimidad», indica.

Pablo Iglesias continúa afirmando que «no es posible acabar con la violencia y el poder en sí mismos; tan solo cabe apropiarse de ellos y, neutralizando al resto de fuerzas y poderes, ponerlos al servicio de un determinado principio de legitimidad». Esto es, que «no existe una legítima legitimidad sin poder, aunque sí puede existir durante siglos un poder poderoso sin legitimidad».

«Los déspotas, los tiranos, los opresores, pueden conducirse a través del mero poder, porque pueden imponer el terror, gobernar a través del miedo y proyectar principios de legitimidad adecuados a su causa que apuntalen el ejercicio de su poder despótico», dice Pablo Iglesias.

«Como en Juego de Tronos —y aquí compara la serie con la política española—, nosotros mismos enfrentamos una situación de una complejidad política incomparable, y especialmente sentimos la imperiosa urgencia de tener que hacer algo para cambiar este desastre y empezar a hacerlo ya». «Democratizar es sencillamente devolver a las personas la capacidad para decidir sobre sus propias vidas, una capacidad que nos ha sido robada y que debe ser restituida», finaliza.

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