Isabel Preysler y Ana Boyer en el tanatorio San Isidro de Madrid
Isabel Preysler y Ana Boyer en el tanatorio San Isidro de Madrid - efe
En su punto

Verdasco y Julio José, los apoyos de Preysler y Ana Boyer

El tenista ha cogido un avión directo desde China para poder apoyar a su novia en este duro trance

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Nada más terminar en derrota el partido que disputaba en el Open de Pekin Fernando Verdasco reservó un vuelo rumbo a Madrid. Su máxima preocupación en ese momento era apoyar a su novia Ana Boyer, que está atravesando el momento más duro de su vida con la muerte de su padre Miguel Boyer el pasado lunes por la mañana.

Según amigos de la familia, el exministro se encontró regular el sábado pasado y de ahí que acudieran al médico y les aseguraran que estaba todo en orden. El domingo fue un día tranquilo pero el lunes por la mañana la alerta saltó en cuanto comprobaron que tenía problemas para respirar. El resto del desenlace ya se conoce.

Verdasco quería estar con Ana.

A medida que su relación se fue consolidando el tenista fue entrando en la casa de su novia de manera cada vez más habitual. Al principio era una cena para conocerse y una visita en Navidad. En la actualidad había un trato normal y fluido. Los que tampoco pudieron acudir ayer, por motivos de distancia geográfica, fueron los hijos de Isabel que se encontraban fuera de España.

Enrique y Chabeli en los Estados Unidos y Julio José en una capital europea preparando el disco que va a lanzar en noviembre. Aunque tenía que regresar a España a finales de esta semana, ayer por la tarde ya pudo abrazar a su madre nada más aterrizar en Madrid. Sin duda tener a Julio José en casa también es un apoyo para Isabel. También lo son sus hijas Ana y Tamara (quien estuvo rezando buena parte del tiempo) que siempre estuvieron cerca. Rodeada de sus buenas amigas como Amalia de Amusátegui, Maribel Yébenes, Cari Lapique y Nuria González que además es vecina de Puerta de Hierro, Isabel estuvo serena en todo momento.

Ahora tiene que superar esta pérdida y cuidar a su hija Ana, quien me dicen está totalmente destrozada ya que sentía auténtica adoración por su padre y era quien le aconsejaba en todo. Les queda el consuelo de saber que todo fue tan rápido que no hubo sufrimiento. Pero su sorpresa es porque siempre habían temido que Boyer pudiera sufrir otro derrame pero no que se fuera a morir de otra dolencia que no era la que le había dejado con una parte de su cuerpo paralizada y problemas a la hora de hablar. Retirado de todo tras su enfermedad este verano el matrimonio Boyer había pasado unos días en la casa de unos amigos en Marbella pero s iempre dentro de la máxima discreción. Como a Boyer le gustaba.

Ver los comentarios