El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el candidato Leiceaga, ayer durante el acto celebrado en Oroso
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el candidato Leiceaga, ayer durante el acto celebrado en Oroso - EFE

El PSdeG celebra su fiesta marcado por la división internaUna romería de siempre y militantes anónimos

Los autobuses transportaron a los asistentes de distintos puntos de la geografía gallega. Todo parecía que iba a salir bien, pero faltaba gente

Oroso (La Coruña) Actualizado: Guardar
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Sonaban las gaitas. Parecía otro tiempo y otro lugar, pero era la pretendida fiesta de unifcación de los socialitas gallegos. El cuarteto recibía a unos miles de militantes que disciplinadamente recorrían el camino que conducía a la carballeira. Muchos intentaban ser reconocidos por los dirigentes locales y algunos como el concejal de Betanzos, Andrés Hermida, salían a su encuentro. También la candidata Noela Blanco, encantada de ser etiquetada como «la roja», se reía con la mitad menguada de Orense e incluso el último en llegar, el vigués Abel Losada, buscaba complicidades. Vestía una camisa blanca, su abuelo militante socialista encarcelado, le contó desde niño que «el día primero de mayo hay que llevar una camisa blanca, como los patrones, y pagar la cuota al sindicato.

Desde entonces, cumple la norma y acude a los actos del partido con la etiqueta reglada y con el recuerdo del compromiso de los militantes de siempre.

El contrapunto lo puso Valentín González Formoso, sin bucear tanto en la historia del partido saluda sin cesar a los reconocidos. No muy lejos estaba sentado el exministro José Blanco y el exalcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo. En la nómina también licenciados en Ciencias Políticas que, con el manual en la mano, pretenden hacer más creíble la propuesta socialista.

En el PSOE «todo cambia», menos el símbolo. La federación gallega, por su cuenta y riesgo, decidió seguir con la antigua imagen corporativa y dejar de lado el «silueteado» que llegó con Sánchez.

Y el fenómeno «fan boy» lo puso el coordinador provincial de Xuventudes de Orense, Adrián Borrajo, que acercaba a sus acólitos a Sánchez. Leiceaga también pudo robar alguna foto y parecía satisfecho.

En la fiestas siempre ocupan un lugar destacado los jóvenes. Esta vez, el líder de Xuventudes, optó por un papel «activo, prudente y más discreto», dicen sus compañeros. Y en medio del jaleo sonaba el nombre del alcalde Abel y el candidato pontevedrés, Abel Losada, se daba la vuelta. Tampoco se habló de Méndez Romeu, de Caamaño, de López Orozco... Al final en lo que todos se ponen de acuerdo es con el verso de Neruda: ¡Es tan corto el amor y tan largo el olvido!

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