Óscar Vales, en su tienda de La Coruña
Óscar Vales, en su tienda de La Coruña - Miguel Muñiz
LAS MIL GALICIAS | LA TIERRA QUE EMPRENDE (Y IV)

El gallego que cumplió el sueño americano

Óscar Vales es la cara que se esconde detrás de la firma de ropa Vazva. Con apenas treinta años vio lo peor de la crisis y aprendió de sus errores para sacar adelante una marca que rezuma surf y que factura al cabo del año un millón de euros

Santiago Actualizado: Guardar
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La historia de Óscar Vales, el fundador de la marca de ropa Vazva, arranca hace más de una década en las playas de California. Con apenas 22 años y la carrera de Administración y Dirección de Empresas recién acabada, este coruñés se colgó la mochila al hombro y se fue a vivir a la Costa Oeste. En las playas de Santa Bárbara Óscar se contagió del espíritu americano y en su cabeza empezó a bullir una idea que conectaba sus dos pasiones: el surf y la moda. Lo que empezó siendo un sueño cobró forma a su regreso a España, aupado por el buen momento económico que atravesaba el país a principios del 2005. «Vi claro que aquí había un nicho de mercado y monté mi primera tienda en el Orzán.

En ese momento el pastel era muy grande y facturaba mucho», recuerda este empresario, que empujado por el éxito del negocio no tardó en abrir nuevas tiendas. En 2010 estrenó una nueva sucursal en La Coruña, al año siguiente en Vigo y después en Santiago. Vazva tenía en ese momento una plantilla con treinta empleados, a los que la crisis golpeó de lleno.

El revés de la crisis

«Las cosas empezaron a ir mal y tuvimos que cerrar una tienda, y luego otra... Lo pasamos fatal, pero aprendes que los crecimientos tienen que ser sostenibles», revela este joven coruñés, que no tiene problemas en hacer balance de sus errores. «Fue culpa de la crisis y también de mi gestión, le vi las orejas al loboo y menos mal que entró la inversión dee una financiera», explica seguro de quee aprender a levantarse es básico en estee negocio. En su caso, Óscar Vales optóó por reinventarse y modificó su idea em- presarial para salir a flote. Descubrió ó que el secreto estaba en sacar al merca- do colecciones mensuales, en renovarr continuamente su oferta al igual quee hacen las grandes cadenas textiles.

Ahora Vazva diseña y vende —no fabrica, aunque la mayoría de sus prendas tienen factura española o portuguesa— y ofrece al público productos streetwear a precios asequibles. Su ropa rezuma surf, skate y música, un cóctel que parece funcionar. En la actualidad, Vazva tiene una docena de empleados, además de una cadena de agentes y diseñadores freelance. La marca posee dos tiendas propias y otras cuatro en las que el 95 por ciento de la mercancía que se vende es Vazva. Están situadas en Pontevedra, Málaga, Tenerife y el Algarve y pronto serán más, porque la firma espera nuevas aperturas de cara a este año.

La clave, la autocrítica

Analizando el presente de su empresa, Vales considera que la situación económica sigue siendo complicada y que Vazva sale adelante porque «estamos dando algo que no da nadie». Pero detrás de este éxito hay muchas horas diarias de trabajo y una sensación continua de vértigo, «con la que me levanto todos los días». «Trabajo como un animal, pero ahora lo hago de una manera más organizada y también he aprendido a disfrutar más de lo que voy consiguiendo», afirma. Alejado de la imagen prototípica de emprendedor de éxito, Óscar se sacude los clichés y aclara que una empresa es sinónimo de problema y que «los cañonazos del banco» son una constante. Como fórmula para neutralizar los envites del día a día apuesta por «leer mucho, formarse y ser crítico con uno mismo».

Sus tempranos aprendizajes en el mundo de los negocios le han permitido a este coruñés dar charlas en universidades dirigidas a jóvenes que estén pensando en emprender. Él reconoce que quien da el paso ahora «lo hace por necesidad» y que tirarse a la piscina requiere «un punto de osadía». Entre reunión y reunión, este treintañero ha aprendido a frenar y mirar alrededor para decidir cuál es el camino a seguir. Después de superar un bache del que reconoce haber aprendido mucho, Vales tiene ahora entre manos una empresa que factura alrededor de un millón de euros al año, con una cartera de un centenar de clientes mayoristas que se trasladan habitualmente al showroom de La Coruña para ver sus colecciones. Ha triunfado, consciente de que el sueño americano empieza por creer en uno mismo.

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