El fuego amigo

Se acercan días duros para el PSdeG y no por las inclemencias del otoño, sino porque los grupos a su izquierda ya han comenzado a reprocharles la abstención en la investidura de Rajoy. Han evitado que tengamos que volver a votar en diciembre y permitido que dejemos atrás el cansino bloqueo político, pero En Marea y BNG no van a atender a razones y su argumentario va a ser claro y machacón: que si están con la derecha, que si han traicionado a sus electores o que si van a ser co-responsables de los recortes a los que nos va a obligar Europa.

De todos modos, y más allá de esas críticas lógicas de los que quieren ocupar su espacio político, el mayor problema lo van a tener dentro.

Hay socialistas que no acaban de entender que su sitio está en el centro-izquierda, en la socialdemocracia que introdujo correctivos al sistema liberal para mejorarlo, y no en el populismo greco-venezolano que afortunadamente, y para alivio del sentido común, empieza a pasar de moda. Ese sector del socialismo gallego va a asumir los postulados que marque el comité federal del PSOE, pero nunca nadie llegó demasiado lejos haciendo las cosas de mala gana. A algunos se les nota a leguas que les falta ilusión porque no creen en el rumbo que está tomando su partido y van a intentar cambiarlo a la mínima oportunidad.

Con el paso del tiempo, si el Partido Socialista sabe mantener un rumbo razonable en la nave, volverá a ser alternativa a los gobiernos del PP y la extrema izquierda regresará al espacio que le corresponde en un país como España o a una autonomía como Galicia, pero hasta entonces el camino va a ser difícil. No hay nada menos estimulante que un político que no cree en lo que dice y estos días estamos viendo como los gestos y la mirada de algunos en el PSdeG desmienten lo que dicen con la boca.

Que se preparen para tempestades, huracanes y tifones. Cuidado con el fuego amigo, que es siempre el más peligroso, pero eso deberían saberlo ya.