Alberto Varela - CRÓNICAS ATLÁNTICAS

Alcaldes en bicicleta

¿De verdad los socialistas coruñeses quieren subirse al barco de Xulio Ferreiro? Una cosa de locos

Alberto Varela
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Reconocía esta semana el alcalde de La Coruña que «se pasó de frenada» eliminando asesores y vehículos oficiales en María Pita. Dijo Xulio Ferreiro en una conversación informal lo que no se atreve a manifestar en público, porque sería como reconocer que el discurso con el que consiguió acceder al cargo era puro marketing político. Nos hemos cansado de ver a diputados y concejales que decían marcar un antes y un después llegando en bicicleta o transporte público al Congreso, parlamento autonómico o ayuntamiento. Buscaban la foto y sonreían a las cámaras, pero pasado el día se apuntaron sin rubor al coche oficial y a los asientos de primera clase en los aviones.

Ojo, porque utilizar los medios que están a su disposición no tiene nada de malo, pero lo que sí significa es que por fin reconocen que lo de tener chófer no es una cuestión de elitismo sino de necesidad para llegar a tiempo a los múltiples compromisos que tienen en su agenda.

Con los asesores pasa exactamente lo mismo. Denunciaban despilfarro por parte de lo que llamaban vieja política, y ellos lo que han hecho es rodearse de amiguetes, que para tomar cañas deben de ser fabulosos pero que por ejemplo a la hora de gestionar los fondos europeos están dejando mucho que desear.

Los humanos somos rehenes de nuestras palabras y de nuestros actos, y es evidente que los alcaldes de las Mareas están pagando su actitud altiva durante la campaña electoral. Ahora no pueden negar que son como cualquier mortal, y que necesitan medios y personal que les ayude a sacar el trabajo adelante. Eso no es nada malo, lo que sí lo es es haber creado con sus planteamientos un clima de animadversión hacia toda la clase política que acabó afectando a la credibilidad del sistema democrático. Vendieron humo y ahora pagan las consecuencias. Lo más sorprendente, de todos modos, no es la actitud que están teniendo —que era de esperar— sino que una parte del PSdG siga empeñada en imitarlos. ¿De verdad los socialistas coruñeses quieren subirse al barco de Ferreiro? De locos.

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