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La madre de Diana pedirá recuperar la custodia de su hija menor - MUÑIZ
GALICIA

Diana Quer sí regresó a su casa la noche de la desaparición para cambiarse

La madre confirma, tras negarlo, que la joven se puso un vaquero y dejó el pantalón corto rosa

A Pobra do Caramiñal (La Coruña) Actualizado: Guardar
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Diecisiete días después de la desaparición de la joven Diana Quer, y en contra de lo que hasta el momento se pensaba, los investigadores dan por confirmado que la madrileña sí regresó a su casa para cambiarse de ropa y volver a salir. Después de haberlo negado en numerosas ocasiones argumentando que dormían en habitaciones contiguas, la madre de la desaparecida también corroboró esta versión a través de su abogado. En unas declaraciones a Telemadrid, el letrado Pedro Víctor de Bernardo reveló que Diana regresó a la casa de veraneo de la familia de madrugada y que se cambió de ropa. Según el abogado, Diana habría salido con «unos vaqueros largos» y no con los pantalones cortos rosas que figuran en el cartel de su desaparición.

Este hecho abre el camino a que Diana se hubiera citado después con alguien y a que, incluso, hubiera llegado a montarse en un vehículo. En este sentido, informa Cruz Morcillo, los movimientos del teléfono de la muchacha hacen pensar que Diana se movió en coche la madrugada de su extraña marcha. Así lo creen los investigadores por la velocidad que el GPS del dispositivo reveló antes de que éste se desconectase, al filo de las 4 de la madrugada. A partir de ese momento, todo son incógnitas. El análisis de las cámaras de los locales de la zona no arrojó ninguna imagen de Diana, pero las pesquisas se mantienen con las grabaciones de las cámaras de seguridad de las dos carreteras que dan acceso a A Pobra do Caramiñal, una nacional y una autovía. La prioridad, admiten fuentes próximas, es atar todos los pasos que la joven dio aquella madrugada para arrojar algo de luz sobre un caso que se complica con el paso de los días.

50 llamadas al día

El interés generado por la desaparición de la joven madrileña no es ajeno a los investigadores adscritos al caso. Cada día, los agentes del Instituto Armado reciben una media de cincuenta llamadas de presuntos testigos que dicen saber algo de Diana. Algunos manifiestan haber visto a la joven en diferentes puntos de la geografía española y otros creen recordar que se cruzaron con ella el día de su desaparición, antes, durante o después de la fiesta. Los pocos testimonios a los que los agentes confieren tintes de veracidad son analizados hasta su confirmación o descarte pero, según explican a ABC fuentes próximas, este trabajo se ha complicado en los últimos días debido a la inesperada expectación mediática.

De recibir una media de diez llamadas diarias, aclaran, se ha llegado al medio centenar. A esta labor de selección se suman las nuevas rondas de interrogatorios que todavía ocupan a los investigadores, afanados en encontrar alguna línea de investigación segura que los dirija hasta Diana. A estas alturas, la hipótesis de una «desaparición forzada» cobra fuerza.

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