El Liceu presenta el «Tristan» de La Fura dels Baus

La obra maestra de Wagner se estrena el martes en el Gran Teatre

El montaje está coronado por una gigantesca parabçolica de 5 toneladas ABC

PABLO MELÉNDEZ-HADDAD

Pocos repertorios se avienen tanto al lenguaje «furero» como el wagneriano. «Desde los primeros espectáculos que hicimos con La Fura dels Baus buscábamos la obra de arte total, y eso es lo que tenemos en común con Wagner », afirmaba en rueda de Prensa Àlex Ollé, responsable de la producción de «Tristan und Isolde» que podrá verse en el Liceu desde el próximo martes y hasta el 15 de diciembre. Serán siete funciones a cargo de un reparto de estrellas encabezado por Iréne Theorin y Stefan Vinke como la trágica pareja protagonista y bajo la dirección de Josep Pons.

La propuesta de Ollé, estrenada en 2011 en la Opéra de Lyon (Francia), es espectacular, moderna y respetuosa con esta obra maestra de la historia de la ópera. «Se trata de una obra fundamental», explica Christina Scheppelmann, directora artística del Gran Teatre. «Su influencia fue absoluta en la música que vendría más tarde y las óperas del siglo XX no serían lo mismo sin “Tristan”, aparte de ser un reto para los cantantes y sus directores musicales y de escena». La escenografía de Alfons Flores de la producción de Ollé ubica en medio del escenario una parabólica de 5,2 toneladas de peso. Este elemento va girando lentamente creando los espacios necesarios para narrar el drama. Àlex Ollé subraya que este fue su primer Wagner. «Musicalmente es fascinante, una obra de emociones, un viaje al interior, místico y espiritual, con poca acción. Por lo mismo el trabajo va dirigido a esta transición constante de emociones. Yo definiría esta ópera como la de dos antagonistas que acaban siendo protagonistas de una gran historia de amor».

Al trabajo de Flores se unen los vídeos de Fran Aleu . «Tuvimos solo nueve meses para preparar el espectáculo –continúa Ollé– y quisimos huir de lo descriptivo para meternos en el ámbito simbólico generando un espacio que cediera el protagonismo a los cantantes transmitiendo al público este viaje interior y de éxtasis».

Según el maestro Pons –que acaba de renovar como responsable musical del Liceu hasta la temporada 2021-22–, se trata «básicamente de una obra de reflexión, desde el solo de Isolde del primer acto hasta los delirios de Tristan en el último. Wagner explica aquí la historia de amor que le hubiese gustado vivir y es fascinante ver cómo la dibuja, con toda la inestabilidad que brinda el “acorde de Tristan” –con el que comienza la ópera– y su cromatismo. Es el germen que corromperá la tonalidad influenciando a toda la música que vendrá más tarde. Es muy difícil de cantar por el magma orquestal que los solistas deben superar, pero a la vez no hay una obra más camerística que esta. Wagner además se anticipa a todos; es un puente hasta Schoenberg y Mahler».

Iréne Theorin debutó en el Liceu precisamente como Isolde en la visita del Festival de Bayreuth en 2012, personaje que ha defendido en infinidad de ocasiones desde que lo cantara por vez primera en 2006. «En esta ópera es muy importante la palabra y su diálogo con la música», apuntó. Stefan Vinke, que triunfó en el Liceu como Siegfried en la reciente «Tetralogía» wagneriana, es consciente de que los cantantes han de luchar «con la pared que la orquesta crea entre nosotros y el público, y a eso ayuda el balance orquestal. Yo necesito ensayar mucho y conocer la producción hasta sentirme cómodo».

Completan el reparto Sarah Connolly (Brangäne), Albert Dohmen (Rey Marke), Greer Grimsley (Kurwenal) y Francisco Vas (Melot).

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