El compositor y músico Carlos Patiño
El compositor y músico Carlos Patiño - Biblioteca Nacional

Carlos Patiño: un manchego en la Corte de Felipe IV

El músico y compositor, nacido en Santa María del Campo Rus (Cuenca) en 1600, fue maestro de la Real Capilla durante el reinado de Felipe IV y la regencia de su segunda esposa, Mariana de Austria

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El músico y compositor Carlos Patiño, nacido en Santa María del Campo Rus (Cuenca) en 1600, fue maestro de la Real Capilla durante el reinado de Felipe IV y la regencia de su segunda esposa, Mariana de Austria.

No solo Felipe IV apreciaba «la ciencia» del maestro -hasta el punto de no dejarle que se jubilara cuando lo solicitó, enfermo y viendo como su sueldo mermaba al ritmo de las arcas del Reino-, sino que también estaba muy interesado en él Juan IV de Portugal, con quien el artista mantuvo trato e intercambio de cartas.

Carlos Patiño fue bautizado el 9 de octubre de 1600 en la parroquia de su pueblo natal, villa que poco antes pasó del señorío de Don Antonio del Castillo Portocarrero a tierra de realengo.

Era hijo de Pedro Gallego Patiño e Ynes de Chaves, descendientes de familias que habían emigrado desde Galicia a las tierras de la Orden Militar de Santiago y del antiguo Marquesado de Villena. Muchos miembros de estas familias ocupaban puestos, aunque modestos, en la Administración y la Iglesia. Entre sus parientes estaban los Galindo, vinculados a la Orden de la Trinidad.

De hecho, Fray Galindo, nacido en el mismo lugar, fue uno de los confesores de Mariana de Austria, motivo por el cual la reina le regaló un «Ecce Homo» que, a día de hoy, procesiona por Santa María del Campo Rus todos los años en Jueves Santo, en una Semana Santa de las más bonitas de la provincia. Patiño inició sus pasos en la música en el Convento de los Trinitarios de su pueblo, ingresando a los doce años como mozo de coro en la catedral de Sevilla. En esta ciudad ganó las oposiciones de maestro de canto de órgano del Sagrario de la catedral.

De la capital hispalense se trasladó a Madrid, donde antes de ser nombrado maestro de la Real Capilla, fue maestro de capilla en el Real Convento de la Encarnación.

Una parte de su obra

Hasta nuestros días ha llegado solo parte de la obra que compuso, formada por piezas tanto sacras como seculares, puesto que el resto desapareció en dos catástrofes: el incendio del Alcázar de Madrid de 1734 y en el terremoto de Lisboa de 1755.

Sus partituras se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en Zaragoza o la Hispanic Society en Nueva York. Curiosamente, en la catedral de Cuenca (Ecuador) se han encontrado algunas copias de la obra que se perdió en el incendio del Alcázar.

Aguantó el embate de ver morir a su esposa y a sus dos hijos. A pesar de haber tenido una estrecha relación en vida con su numerosa familia, manteniendo incluso a algunos de ellos, murió solo en Madrid el 5 de septiembre de 1675. Está comprobado que aquellas sociedades que reivindican y celebran a sus personajes más extraordinarios, que muestran su orgullo por lo que son y lo que fueron, desarrollan una aptitud especial para crecer en el futuro. Un ejemplo de éxito es siempre un incentivo para mejorar.

Esta tierra tiene un buen ejemplo en Carlos Patiño y también una deuda con él. Algo más tendrá que hacerse para restaurar un reconocimiento hasta ahora manifiestamente insuficiente. A administraciones públicas y a todos interpelo, pues es una responsabilidad compartida. Pongámonos manos a la obra.

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