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Triana Martínez declara ante el juez - EFE

Juicio del caso Isabel Carrasco«Vete para el coche; ¡Estoy viendo a Carrasco! Voy a terminar con esto, ya verás»

La policía local Raquel Gago dice que no tiene vida después de que Triana le metiera el arma en su coche pero no tiene una explicación lógica: «Mi cabeza no podía creer que ella y su madre» hubieran matado a la presidenta de la Diputación

León Actualizado: Guardar
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Triana Martínez y Raquel Gago, las otras dos acusadas del plan criminal que acabó con el asesinato de Isabel Carrasco el 12 de mayo de 2014, han prestado declaración a lo largo de toda la mañana en la Audiencia de Toledo. Ambas negaron la existencia de ese acuerdo, pero lo cierto es que las explicaciones de la primera han sido más convincentes que las de la segunda, que no ha sabido dar una explicación lógica a su comportamiento.

Gago, que es policía local, solo se emocionó al afirmar que «no tengo vida después de que Triana me dejase el bolso en mi coche» y no ha sabido explicar que la razón del comportamiento de la hija de la autora material del crimen: «No sé por qué tomó esa opción, solo puedo dar explicaciones de mis actos».

«No tengo vida después de que Triana me dejase el bolso en mi coche»

Las acusaciones se han centrado, sobre todo, en poner de manifiesto la incoherencia de la actuación de la agente, que hasta 30 horas después no entregó el arma a la Policía ni dijo que había estado dos veces con Triana, y una con su madre, el día del asesinato. «Cuando mi compañero me contó lo sucedido a las seis menos cuarto de la tarde no le dije nada. No me lo podía creer, para mi era imposible que eso era verdad. No comentar nada a nadie fue mi reacción». Ha precisado que no sabe de dónde ha salido que estaba bloqueada: «Para mí era algo personal, era una amiga mía la que estaba detenida por el asesinato de una persona es muy extremo».

Además, ha tratado de justificar por qué no encontró antes el bolso con el arma homicida en la parte trasera derecha de su coche, pero simplemente se ha refugiado en que «allí había muchas cosas, no me fijé», y ha intentado hacer creer que era posible que no se viera a simple vista el bolso, a pesar de que esa parte del automóvil es reducida y además en ese lugar montó una amiga suya, que no encontró nada.

«Para mí era algo personal, era una amiga mía la que estaba detenida por el asesinato de una persona es muy extremo

El punto fuerte de su declaración no obstante, ha sido su respuesta al informe pericial de la Policía en el que las acusaciones basan su acusación de que también hizo seguimientos a Isabel Carrasco. Así, ha detallado fallos clamorosos que pueden hacer dudar al jurado de la calidad de ese estudio, hecho a partir de las llamadas y posicionamientos de las cuatro implicadas en el caso: las tres acusadas, y la propia víctima.

La primera en declarar había sido Triana Martínez. «Triana, ¿dónde estás? Vete para el coche. ¡Estoy viendo a Carrasco! Voy a acabar con esto, ya verás». Este es el contenido de la llamada que Montserrat González, la autora material del asesinato de la presidenta de la Diputación de León, hizo a su hija a las 17 horas 16 minutos y 30 segundos, instantes antes o después -en esto discrepan acusaciones y defensa, de que la madre apretara cuatro veces el gatillo de su revólver para acabar con la vida de la víctima.

«Triana, ¿dónde estás? Vete para el coche. ¡Estoy viendo a Carrasco! Voy a acabar con esto, ya verás»

Así lo ha relatado este miércoles Triana Martínez, durante su largo interrogatorio en el que, a diferencia de su madre, ha respondido a las preguntas del fiscal, de la defensa de la policía local Raquel Gago y por supuesto de su defensa.

Lo cierto es que Triana ha sorprendido por su entereza, lo que le ha permitido superar la presión del fiscal jefe de León, Emilio Fernández, sin demasiados problemas. En tono monocorde, sin alterar la voz, ha asegurado que no hubo ningún plan criminal; que le había dicho a su madre que se olvidara de matar a Isabel Carrasco; que dejó el bolso con el arma en el coche de su amiga Raquel Gago «por casualidad», y que Isabel Carrasco la comenzó a hacer la vida imposible pasadas las Navidades de 2010, cuando la víctima «me besó en la boca en un sofá del salón de su casa» y ella se marchó de allí a pesar de las advertencias de la presidenta de la Diputación en el sentido de que «si me iba tenía mucho que perder, porque ya se ha convocado tu plaza».

«Carrasco me besó en la boca en un sofá del salón de su casa»

Lo cierto es que el relato de hechos es profundamente incriminatorio para Triana Martínez, pero ella ha tratado de demostrar al jurado que en realidad se trató de meras casualidades y que sus primeras declaraciones fueron hechas al dictado de los dos famosos policías llegados desde Burgos, cuya actuación presenta no pocas incógnitas. De ahí que su testimonio vaya a ser clave en el resultado de este proceso.

En síntesis, Triana ha explicado que aparcaron el coche en la Gran Vía, junto al edificio de los sindicatos, porque quería «ver unos escaparates para buscar el regalo de cumpleaños de mamá»; que ésta, como hacía siempre, «se marchó a dar un paso y luego pensábamos ir a Carrizo, a casa de la abuela, a recoger un vestido»; que recibió la llamada y fue en busca de su madre, con la que «me crucé y vi tirar el bolso pequeñoo que llevaba en un garaje»; que «recogí el bolso porque pensé que dentro estaba el arma reglamentaria de mi padre -entonces jefe de la Comisaría de Astorga- y podía tener problemas»; que llamó a Raquel con su teléfono prepago, no el habitual, «para preguntarla si había visto a mi madre, pero no pude hablar con ella»; que«por casualidad, mientras estaba con la llamada vi a Raquel (su amiga local) hablando con una persona, muy enfrascada»; «que la »di los buenos días, pero no me contestó, metí el bolso con el arma en la parte trasera derecha y le dije que iba a comprar fruta y que luego volvería«, lo que no pudo hacer al ser detenida...

«Recogí el bolso porque pensé que dentro estaba el arma reglamentaria de mi padre y podía tener problemas»

Demasiadas casualidades, quizá, pero lo cierto es que ha mantenido su versión con coherencia y sin caer en demasiadas contradicciones, salvo que no ha explicado por qué un día de mayo con buen tiempo su madre llevaba una cazadora blanca, por encima una parka verde, gorra, pañuelo grande ocultando el rostro, guantes y gorra con visera... Asegura que no le llamó la atención porque amenazaba tormenta y hacía mucho viento.

Fue en respuesta a las preguntas del fiscal cuando Triana Martínez se ha mostrado arrepentida por haber implicado a Raquel Gago en los hechos. Asegura que cuando dejó el bolso con el arma en su coche lo hizo sólo porque le «pesaba mucho» y con la intención de volver a recogerlo «al momento». Con lo que ella no contaba, dijo, fue con que iba a ser detenida poco más tarde. «Lo siento», ha subrayado mientras Gago permanecía impasible y sin ni siquiera mirarla. La acusada ha sostenido que también desconocía el contenido del bolso que su madre tiró al suelo porque en ningún momento llegó a mirar dentro, pero que, sospechando que Montserrat había podido matar a Isabel Carrasco, y creyendo que el arma utilizada para ello podría ser la reglamentaria de su padre (entonces comisario jefe de Astorga) lo recogió sin pensarlo.

El encuentro con Raquel Gago fue totalmente casual, según su testimonio, tras recoger el bolso quiso ir tras su madre, pero la perdió de vista y fue entonces cuando vio a su amiga en la calle Lucas de Tuy. Conversaba con un operario de la ORA y decidió llamarla para preguntarle si había visto a su madre. Estaba «muy nerviosa» y cuenta que no fue capaz de activar su teléfono móvil, por lo que decidió coger otro de prepago para haber con ella. La llamada duró 17 segundos, pero Triana insiste en que no consiguió comunicarse con ella.

El encuentro con Raquel Gago fue totalmente casual, según su testimonio

Por este motivo se acercó y saludó, pero Raquel y el operario estaban tan «enfrascados» en su conversación que cree que ni la vieron, le preguntó si tenía el coche abierto y le dijo que se iba a la frutería. Contradiciendo sus primeras declaraciones en Comisaría y en el Juzgado, la acusada ha manifestado que no llegó a decirle que dejaba nada en su coche e introdujo el bolso con el arma «en el asiento trasero, tras el del copilo y un poco metidín porque me imaginaba lo que podía tener». Por este motivo incide en que su amiga no llegó a ver el bolso. «Fíjate, ya siento haber dejado eso ahí», ha añadido.

Mañana continúa el juicio con la declaración del policia jubilado que hizo el seguimiento de Montserrat Martínez, lo que permitió su detención a los pocos minutos.

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