Lágrimas, insultos y reproches mutuos en la jornada más tensa del PSOE

Pérez Tapias abandonó el Comité Federal antes de tiempo. «Estamos hechos trizas», dijo un asistente al cónclave

Madrid Actualizado: Guardar
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«El partido está roto». Con estas palabras, exdirigente de Izquierda Socialista, José Antonio Pérez Tapias, ilustró el ambiente vivido ayeren el interior de la sede del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz. Pérez Tapias, que en los últimos días se ha mostrado partidario de las tesis de Pedro Sánchez, decidió abandonar el Comité Federal antes de que terminara, harto de una situación «tan distorsionada».

Fuera quedaban aún decenas de manifestantes, que, pese a estar custodiados por agentes de la Policía, increparon -e incluso zarandearon- a los críticos con Sánchez, pero la tensión hacía tiempo que se había trasladado a las dependencias del PSOE. Gritos de «sinvergüenza», miembros del Comité Federal llorando, reproches mutuos e intentos de quitarse la palabra unos a otros ayudan a entender la jornada más penosa que se recuerda en el PSOE.

«Estamos hechos trizas», reconoció uno de los asistentes al cónclave.

Hasta la constitución de la Mesa del Comité Federal, que no se acordó hasta las 13.00 horas, los asistentes no hicieron otra cosa que discutir. Cuatro horas en las que «pedristas» y «susanistas» se enrocaron en sus posturas. Los leales a Sánchez querían seguir adelante con el calendario que preveía primarias el 23 de octubre y Congreso Extraordionario a mediados de noviembre; los partidarios de la presidenta de la Junta de Andalucía, que se negaban a reconocer la Ejecutiva «en funciones» del ya ex secretario general, reclamaban votar la creación de una gestora o convocar de inmediato a la Comisión de Garantías. Esto fue lo que enfrentó a Verónica Pérez con Rodolfo Ares, dos de los tres miembros de la Mesa del Comité Federal.

«No eres el secretario general»

Cuando Pérez propuso someter a votación el informe redactado por los miembros disidentes de la Comisión de Garantías, Ares interrumpió a quien desde el jueves se venía identificando como la «única autoridad» del PSOE. En ese momento, Pedro Sánchez se levantó para hacer su propuesta. Dijo que la situación era muy grave y planteó aplazar el Comité Federal y el regreso a la Ejecutiva de los miembros que dimitieron. «Ya no eres el secretario general», le respondió Javier Lambán, presidente de Aragón. La ruptura era total.

El enfrentamiento entre «pedristas» y «susanistas» saltó también a las redes sociales. Eva Matarín, del PSOE madrileño, acusó a la «dirección ilegítima» de secuestrar a la mayoría socialista. «Jamás pensé que un ex secretario general pudiera poner en riesgo al partido por sus intereses personales», escribió en su perfil de Twitter. «Gente con mucho recorrido y trabajo por el socialismo llorando al ver cómo el autoritarismo intenta destrozar un partido necesario para España», añadió. Odón Elorza, exalcalde de San Sebastián, no tardó en responder a Matarín: «Estimada compañera: ¿pero cómo es posible que entre todos los dirigentes llevéis al PSOE a esta situación? ¿No medís los efectos?».

«Sinvergüenzas»

Este cruce de reproches llegó en el momento de máxima tensión, cuando la Ejecutiva de Sánchez decidió votar por un Congreso Extraordinario. Los críticos, que se negaron a votar, estallaron y comenzaron a gritar «pucherazo» y «sinvergüenzas». Algunos miembros del Comité Federal, entre ellos Susana Díaz, no pudieron reprimir las lágrimas. De nada sirvieron los numerosos llamamientos a la calma.

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