Herzog
Herzog - maya balanya
café con... andrés herzog

«Cuando bajen las burbujas, UPyD recuperará su puesto en la regeneración de España»

Dejó una prometedora carrera de yupi para cumplir sus ideales, que son los de Rosa Díez. Azote de Bankia, veterano del partido, sostiene que eso de que el votante siempre tiene la razón es puro «paternalismo». Y el ejemplo ha sido Andalucía

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Objetivo prioritario con Andrés Herzog es comprobar si, aunque sea entre café y café, alguna vez sonríe. Ha tenido que hacer falta que dos de los nombres más potentes de UPyD, Irene Lozano y Toni Cantó hayan salido de foco -ay..., quién os manda retar a Rosa Díez- para que este joven vasco salte como portavoz adjunto a la primera línea mediática, que no del partido, donde lleva ya mucho tiempo. No es ningún recién llegado: Herzog es desde 2011 secretario general del Grupo magenta en el Congreso y responsable nacional del área de Justicia, o lo que es lo mismo, el más impenitente azote de Bankia y autor de buena parte de las iniciativas judiciales que han acabado con la tri-imputación de Rodrigo Rato.

De ahí que convenga no hacer lecturas oportunistas y creer que su súbita proyección responde a la moda Pablo Iglesias/Alberto Garzón/Pedro Sánchez y al «ponga un rostro joven y bello» en cartel. «La política se ha convertido en un producto de consumo. Se frivoliza y se banaliza cuando lo único importante son las caras nuevas. Cuenta la pura novedad: Podemos ya parece un partido viejo y el nuevo ahora es Albert Rivera», reniega Andrés Herzog. En su nombre, y también pensando en Rosa Díez, una líder con una «carrera política», a quien --dice-- «ha perjudicado» la ola de rostros frescos como recién planchados.

Andrés Herzog es el yerno ideal que toda suegra querría tener. Formal como un niño de comunión, preparado -Universidad de Navarra, licenciatura en Derecho y Master en Asesoría Jurídica por el Instituto de Empresa de Madrid-, con un trabajo importante, el que dejó para entregarse a UPyD, (diez años en el despacho Garrigues previas prácticas en el Norton Rose LLP de Londres) y además bien parecido. Nada de esto le digo. Sí, cuando va por la mitad de su café con leche y yo no he empezado el mío, que no ayuda nada verle tan estirado y tan serio cada vez que habla en público. «Es lo que me dice la jefa de prensa», excusa antes de dar explicaciones. A saber: que es de San Sebastián (1974), o sea, vasco, o sea, tímido. «Reservado», se define después. Y sí que se ríe, vaya si se ríe, también cuando le pregunto si entre que ha salido de su oficina y ha recorrido los doscientos metros que le separan del bar donde hemos quedado le consta que se alguna otra agrupación de UPyD se haya fugado a Ciudadanos o Rosa haya suspendido de militancia a otro eurodiputado. Lo de Fernando Maura y Enrique Calvet en Viernes Santo, anunciado vía whatsapp a la hora de la procesión, es de antología

“No, ja ja... hoy no expulsamos a nadie”, bromea. El humor salva. Incluso del desaliento que acarrea hundirse en picado en las encuestas frente a la eclosión de Ciudadanos y entre criticas despiadadas al «autoritarismo» de Díaz. Andrés Herzog la defiende combativo, no en vano fue preolímpico de judo. Es más rosista que la propia Rosa. Un purista. Aunque se haya postulado para relevarla en el congreso extraordinario previsto para verano. Pero de eso se niega a hablar. «Cada día aprendo cosas de ella», afirma. También que las expulsiones en estos tiempos revueltos se han reducido «a menos de diez», --quienes no cumplen lo que se aprueba o «trabaja para otro partido»-- y que el resto son salidas voluntarias que usan como pretexto el «personalismo» de la líder, cuando integró en su dirección a más críticos que nadie (de ahí las disidencias...) y UPyD «es el partido más democrático que existe». Todo un clásico del argumentario magenta, aunque Herzog lo razona recordando, por ejemplo, que para presentarse a las primarias a nadie se le exige ni un solo aval.

¿Cómo un tipo con un futuro de yupi se va a la política a que le llamen de todo y a cobrar la mitad?. En su casa, confiesa medio de guasa, le tacharon de «loco». Pero su explicación desarma. «Lo hice por ideales --cuenta-- me considero un privilegiado por los estudios que he podido tener y quiero devolver una parte a la sociedad, como un servicio público. Siendo vasco, además me forjé una sensibilidad, una rebeldía, ante la injusticia: allí, si no eras nacionalista, eras un bicho raro. En ese ambiente crecí, sintiéndome abandonado por los (grandes) partidos nacionales. Yo he votado al PP y al PSOE y siempre me han decepcionado. En UPyD encontré los principios por encima del pragmatismo que son los míos, no podría militar en otro partido».

Mal negocio, en todo caso, en vista del declive de UPyD. Un bajó del que Herzog ha llegado a responsabilizar, igual que su jefa, no solo a los medios --«no soy conspiranoico, pero los medios tienen dueños, que tienen intereses, y nosotros somos un partido muy incómodo», remacha-- sino a los propios electores. Díaz abroncó a los andaluces por haber apostado otra vez en marzo por el PSOE, impermeables a la corrupción que rezuma de su Administración autonómica. «No culpo al votante, pero tampoco hay que caer en el paternalismo, que consiste en decir que el ciudadano siempre tiene la razón. Son mayores de edad y como tales, se equivocan o aciertan. La responsabilidad consiste en eso. Y el resultado en Andalucía demuestra una tolerancia hacia la corrupción», zanja.

UPyD es una organización incomprendida. «Somos un partido nuevo con ideas revolucionarias para España», dice el portavoz adjunto, idea que repica aquello tan polémico de Rosa Díez de que su fuerza política está más diseñada para la avanzada y sofisticada Dinamarca que para este país. Lo de la incomprensión incluye para Herzog que UPyD se haya confundido con Ciudadanos y viceversa. Aquí no hay sonrisas. «Ni somos lo mismo ni nos parecemos», reclama sin sutilezas, «cada día es más patente». Y pronostica: «cuando bajen las burbujas, UPyD recuperará su puesto en la regeneración española. Hay que saber aguantar y confiar en que tienes razón».

Ver los comentarios