Montecarlo anima a Nadal

El Country Club de Montecarlo despierta la ilusión de Rafael Nadal, feliz porque regresa a la tierra. Hay pocos escenarios que le reconforten tanto como este y desde hoy busca su noveno mordisco en esta arcilla, puede que el año en el que menos favorito se siente. Le atosigan los nervios generados por una discreta gira americana por el cemento y por una temporada irregular en la únicamente cuenta con el título en un torneo menor (Buenos Aires).

Lucas Pouille, un francés sin pedigrí de 21 años (108 del mundo), será hoy el primer rival del balear (sobre las 12 horas, C+Deportes), quinto del mundo y con opciones de seguir bajando. Más que el resultado, al zurdo le preocupa encontrarse en este camino espinoso del que no logra salir.

«Yo no soy el favorito de nada. He estado jugando peor que el resto de mis rivales. La presión no es para mí, llego aquí con la motivación de jugar mejor que lo que estoy haciendo», sostiene.

Cabe pensar en una mejoría del campeón de 14 grandes porque esa superficie, por norma, le ha dado la gloria. Ahora él es su principal enemigo a la espera de que lleguen los pesos pesados del circuito, que llegarán más pronto de lo habitual por su situación en el ranking.

«Lo más importante para mí es sentirme bien en la cancha de nuevo, tener confianza, y siento que estoy mejorando. Estaba mejorando cada semana antes de Miami y allí jugué mal ... Si soy capaz de ganar confianza, y encontrar mi tenis aquí en tierra batida, entonces todo será menos difícil», admite.

Lo primero que debe hacer es liberarse de la ansiedad que le agarrota el brazo. Su bola ya no hace daño y eso tiene que ver con los nervios, un problema más de sensaciones que de tenis. «Me siento bien. Siempre estoy bien en Montecarlo. Me encanta estar aquí. Es bueno estar de vuelta en tierra batida, es mi parte favorita de la temporada y este es de mis torneos favoritos». Los números le dan la razón.