Nadal observa la pista central de Montecarlo durante su entrevista con ABC
Nadal observa la pista central de Montecarlo durante su entrevista con ABC - Ignacio Gil
Entrevista exclusiva

Nadal, un campeón fuera de la burbuja

El balear habla de España, de sus esfuerzos y de sus preocupaciones como cualquier otro ciudadano

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Entre la entrevista y la foto de portada, que se realiza con vistas al mar y a la central del Country Club en una carpa desde el punto más alto de este coqueto recinto, Rafael Nadal acude al encuentro con los otros medios. Son mesas redondas y la suya está repleta, intrigado el personal por el descenso del balear. Responde en inglés -cada día con más soltura- y luego pasa por las teles mientras dos críos buscan acercarse al campeón de 14 grandes, que responde con una carantoña.

Nadal no oculta que le encantan los niños y ahí están en su plan de vida, pero no ahora. El sábado se casó Andy Murray, Novak Djokovic ya se ha estrenado en la paternidad y Roger Federer tiene cuatro.

¿Para cuándo, Rafael? «No tengo planeado eso ahora mismo. Claro que pienso en tener hijos, me gustaría tener una familia. Estoy educado así, me gusta mucho y siempre he tenido un vínculo muy especial con los niños y me gustaría tener varios. Cada uno encuentra sus tiempos y yo estoy jugando a tenis y, a mi modo de entenderlo, no es bueno en estos momentos tener hijos. Digo eso ahora sin saber qué pasará en dos años. Tampoco para los niños sería bueno estar viajando por el mundo todo el año a una edad que es para estar más tranquilos, creo».

El esfuerzo del país

El Nadal persona se expresa desde la humildad, enamorado de España y orgulloso cuando le toca hablar en plural. De hecho, es el mejor embajador posible y analiza con optimismo el presente. «Yo de España siempre digo que es un país donde se vive bien», introduce. «En general, tenemos una calidad de vida buena. La mayoría de gente vive bien. Hay gente que lo pasa mal, pero que es mucho menos mal que en otros lugares del mundo. Los que lo pasan mal en España quizás serían privilegiados en otros países. Hay que valorar las cosas buenas que tenemos, aceptar las que no lo son tanto e intentar mejorar. Las cosas van mejor y hay que darle continuidad a esa tendencia positiva».

Su discurso casi parece político, pero en sus gestos y en sus explicaciones se le ve convencido. «En España estamos haciendo un esfuerzo importante a nivel de impuestos, de esfuerzos de mucha gente. Y vamos a recoger los frutos de todo eso y hay que tener paciencia. Vamos a esforzarnos y dentro de un tiempo habrá recompensa. La sociedad española ha hecho muchos sacrificios y las cosas son más positivas».

Cualquiera le podría reprochar que habla desde su privilegiada situación, pero más allá del tenista hay un ciudadano que lleva una vida normal y que todavía vive en casa de sus padres. «Yo no vivo en una burbuja, vivo en Manacor. Cuando vuelvo de los torneos, vuelvo al mundo real. Me preocupo por cómo van las cosas, pregunto por cómo se mueve la economía, por las empresas que lo pasan mal en Mallorca... Y tengo la sensación de que las cosas van a mejor. Y que España vaya bien me da felicidad porque si uno vive en una sociedad triste, por muy bien que te vayan a ti las cosas, te pones triste. Cuanto más y mejor vivamos en España, más feliz voy a ser yo». Y a la inversa: cuando él gana, el país lo celebra.

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