poster Vídeo
Federer, con lágrimas en los ojos, se abraza al capitán de suiza, Severin Luthi, al ganar la Davis - AFP
Copa Davis

La reinvención de Federer

Después de un 2013 decepcionante, Federer cambió muchos aspectos y este año lo termina con cinco títulos y la ansiada Copa Davis

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Roger Federer asumió que la situación no era la apropiada, consciente de que necesitaba un cambio de rumbo. Terminó 2013 lejísimos de la cima y con unas cifras impropias de su leyenda, sexto en la lista de la ATP y con un balance de 45 victorias y 17 derrotas. Sólo ganó un título menor (Halle) y protagonizó patinazos sonrojantes, justificado el murmullo. Pero no es un tenista de rendirse por mucho que vaya sumando años y a los 33 vuelve a exhibir un nivel altísimo, más feliz que nadie con su Copa Davis. Por fin la tiene.

Cuando se adentró en la oscuridad, el genio suizo decidió cambiar a la desesperada. Modificó su calendario y le dio el valor que merece a la pretemporada, descartadas las exhibiciones del pasado que al final acabaron por castigar a su cuerpo.

Con problemas en la espalda, que volvieron justo antes de la final de la Copa de Maestros y le impidieron participar, se cuidó un poco más si cabe y los resultados están a la vista.

Además, Federer cambió de raqueta y se entregó a Stefan Edberg, una mezcla de la que sólo se podía esperar algo bueno. El suizo mejoró aún más en la red y encontró más recursos en un tenis ya de por sí fantástico. Lo más importante es que volvió a competir como antes, aunque no haya sumado ningún grande. Eso sí, rozó otra vez Wimbledon y se le escurrió de las manos en el quinto set ante Novak Djokovic.

Como objetivo prioritario, Federer se marcó la Copa Davis y más al ver que Serbia y España perdían poder con las ausencias de Djokovic y Nadal. Era el único gran trofeo que faltaba en su palmarés y llegó después de una notable final ante Francia, impulsado el conjunto suizo en buena parte por Stanislas Wawrinka.

Federer se sobrepuso a un viernes muy malo, sin tiempo de adaptación a la tierra batida de Lille y con la amenaza de la espalda. Fue claramente superado por Gael Monfils, pero quiso resarcirse el sábado y disputó el punto de dobles junto a Wawrinka. Los helvéticos brillaron ante el tándem Benneteau-Gasquet y llegaron al domingo con un 2-1 casi definitivo. Federer no perdonó.

En el triunfo más emotivo, regaló una exhibición que puso en pie incluso al público francés, sensacional de principio a fin. Acabó de rodillas, con la cara empapada en lágrimas, regalando abrazos a todo su equipo. Tenía la foto que le faltaba, el premio a un veterano que vive con la ilusión del primer día. De ahí que haya sumado cinco títulos (además de la Ensaladera), sea el actual dos del mundo y el tenista con más partidos de 2014 (87).

Ver los comentarios