Valentino Rossi, en el podio de Qatar
Valentino Rossi, en el podio de Qatar - efe
MotoGP

Valentino Rossi no tiene fin

A sus 36 años, el italiano advertía que iba a luchar por su décima corona, con el de Qatar está a uno de los 200 podios

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Cuando alguien ya lo ha ganado todo, o casi todo, lo que le mueve para continuar es la pasión. Es lo que circula por las venas de Valentino Rossi, esa pasión que lo llevó a subirse a una moto por primera vez y la misma que lo impulsó ayer a remontar para coronarse en el Gran Premio de Qatar. Un campeón eterno.

Dice su carné de identidad que tiene 36 años y dicen sus compañeros de parrilla que cada vez está más viejo. Marc Márquez, doble campeón mundial, tiene 22. Pero se empeña Rossi en callar las bocas de quienes lo daban como un invitad de lujo a las nuevas hornadas de campeones. Bajo el oscuro firmamento de Qatar, el italiano se impuso a todos: al circuito, a la edad, a las Honda, a las Ducati y a su compañero de equipo, Jorge Lorenzo.

Y también a las estadísticas.

Los números le decían que no había sido líder del Mundial desde este mismo Gran Premio en 2010. Desde aquella temporada, los datos le repetían que no pasaba por su mejor momento, que igual debía retirarse antes de verse arrastrado por la masa de jóvenes con ganas de imitarlo, y destronarlo. En 2011, solo un tercer puesto, en Le Mans; en 2012, dos segundos, en Le Mans y en su casa, San Marino.

Pero 2013, con la irrupción de Márquez en el plantel de MotoGP, el maestro se volvió pupilo y renovó la energía: cuatro terceros puestos (Alemania, Estados Unidos, Aragón y Australia), un segundo (Qatar) y una victoria (Países Bajos). Seguiría sumando triunfos a su extenso palmarés en un 2014 fantástico: cinco terceras plazas (Italia, Indianápolis, República Checa, Gran Bretaña y Japón), seis segundos (Qatar, España, Francia, Cataluña, Malasia y Valencia), y dos triunfos (San Marino y Australia). Y con el reinado Márquez.

En este 2015, vuelve a hacer real el dicho que repite una y otra vez: «hacer buen caldo de gallina vieja». Y en Qatar, cuando todos los focos los centraba Marc Márquez por ser el defensor del título, Jorge Lorenzo, por su recuperación física, y las Ducati, por su desarrollo y ventajas en el reglamento, Rossi se dedicó a ir a lo suyo. Se divirtió, aguantó, bailó con las más feas y se puso al frente de la carrera a falta de dos vueltas. Volvió el piloto más atrevido, el más fino y el más completo.

Y con la sonrisa más grande pasó por debajo de la bandera a cuadros. En su decimosexta temporada en MotoGP, se subía al podio número 161 (199 en total) y conseguía la victoria 83 (de un total de 109). Vuelve al liderato del Mundial cinco años después y no parece que las ganas por seguir ganando se le pasen con esta primera alegría. «Me sentía muy fuerte en algunas zonas, y sin Márquez me he sentido obligado a ir para adelante. Es fantástico». es Valentino Rossi.

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